Perspectiva macro

Un antídoto contra juicios internos circunstanciales

Piero Fiorio
Karaku: Cápsulas Filosóficas
6 min readAug 21, 2020

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Introducción

Si sos una persona que constantemente lucha contra sus saboteadores internos; o cuya actividad cerebral está a full, sin parar (por cualquier motivo); o que tiende a ser exigente consigo misma… creo que este texto te puede resultar especialmente interesante. En principio, lo escribí para mí, pero luego me di cuenta de que podría resultar útil a alguien más; entonces, le hice algunas modificaciones para compartirlo de la mejor forma posible.

Antes de continuar, quiero contarte que lo que trato de hacer es visibilizar algunas cuestiones de fondo y más generales a través de la descripción detallada (y a la vez simplificada y sintética) de un proceso concreto y cotidiano. Así, espero este caso resulte extrapolable y sirva como muestra y hasta evidencia de que lo que expresaré a continuación se traduce en otras circunstancias y se aplica igualmente en otros contextos.

Saboteadores internos

Yo soy un enfermo de la productividad. De forma natural (es decir, no intencional), estoy constantemente empeñado en quitar el máximo provecho (en el buen sentido de la palabra) de cada situación. Me encuentro continuamente calculando cuánto tiempo transcurrió y cuánto queda aún por transcurrir; cuánto tiempo invertí o ‘me demoré’ en hacer algo en específico. Similarmente, antes de cada acción me pregunto: ¿Vale la pena hacer esto? ¿Cuál es el sentido detrás de invertir mi tiempo en esto? ¿Es necesario? Entre otras interrogantes. Asimismo, después de haber emprendido la acción reflexiono sobre el aprendizaje adyacente.

Si bien estas y otras prácticas pueden ser muy positivas y representan una característica importante de mi persona, contienen matices muy agotadoras; no me resulta para nada fácil lidiar conmigo mismo… y aprendí a hacerlo a la fuerza (esto pertenece a otra historia más larga).

De esta manera, luego de un significativo caminar y de mucho esfuerzo intencional, conquisté un progreso en estos aspectos. Hoy puedo ver los frutos de todo el trabajo interior que vengo haciendo y cada día los frutos son más, porque la cosecha vuelve a ser utilizada para seguir sembrando y recogiendo.

Este reconocimiento es posible a través de un análisis de mi vida desde una perspectiva macro, integrando mi pasado hasta este instante y condicionando intencionalmente cuáles serán y dónde serán puestas las siguientes piezas del gran rompecabezas.

Sin embargo, a pesar de ser mucho más misericordioso y flexible conmigo mismo que antes, hoy es un típico día en donde lucho para no juzgarme por haber ‘empezado con el pie izquierdo’ la jornada (y por otras cuestiones más).

Análisis

¿Para qué juzgarme por una jornada menos productiva? Estos juicios son muy peligrosos, los conozco muy bien; pueden ganar mucha fuerza y llevarme a una espiral negativa que me paraliza y de la cual es difícil salir. A su vez, cada juicio puede dar lugar a otros nuevos. Así, me resulta evidente que cuando ya arrancó esta dinámica, pongo todavía más atención a todo lo que hago… pero hablamos de una atención no sana, de carácter controlador. Por lo tanto, cualquier actividad ‘no-productiva’, ‘mala’, ‘no necesaria’, o que represente una ‘pérdida de tiempo’, se llevará mayor protagonismo que lo usual.

Dado este contexto, me involucro de forma temprana en la lucha mencionada anteriormente para, en última instancia, no auto-limitarme, pues esto es lo que pueden ocasionar este tipo de juicios innecesarios. Aún nada está determinado sobre el curso que la jornada pueda tomar… dado que al fin y al cabo ¡soy yo el que le doy y le seguirá dando su dirección a estas maravillosas horas de vida!

Ser consciente de los elementos que están interactuando en mi interior, así como de sus influencias, me permite cambiar las lentes con las que interpreto la realidad y tener la posibilidad de tomar las riendas sobre el asunto.

Continuando, a estos juicios los combato, en primer lugar, reconociendo que me condicionan a tener una aproximación negativa sobre todas las cosas, una óptica muy incompleta. Luego, me impulsa mirar mi vida desde una perspectiva más macro. ¿A qué me refiero?

Por ejemplo, el simple hecho de considerar el día de hoy e igualmente el día de ayer me resulta reconfortante, ya que: si ayer hice 20 cosas significativas (y todas bien) y hoy solo 5, el promedio resultante es de 12.5 actividades significativas bien hechas.

(Por supuesto, esta visión integral también se refiere a (i) considerar la vida misma y el mundo entero más allá de esta tensión momentánea e insignificante y (ii) tratar de eliminar las barreras entre sujeto-objeto; de esta manera, los juicios pierden relevancia, puedo dejar de tomarme las cosas de forma personal y tanto ampliar como focalizar mejor mi mirada, para ocuparme de cosas más importantes, con la mayor atención y capacidad de conciencia posibles).

No obstante, puesto que todo puede ser analizado desde distintos puntos de vista, el resultante 12.5 no es per se una cifra positiva. Aquí nos encontramos con la clásica analogía del vaso medio lleno o medio vacío. ¿Cómo se relaciona esta analogía con esta situación? El hecho de que ayer haya sido un día mucho más largo y productivo que hoy, podría perfectamente ser un motivo de desaliento y parálisis (en vez de una causa reconfortante); todo depende de cómo interprete la situación.

Haciendo un análisis más profundo:

Los juicios sobre el día de hoy están, de hecho, conectados a mi experiencia del día ayer. De no ser así, ¿por qué entonces me generaría incomodidad el no haber sido tan productivo el día de hoy? El grado de productividad de hoy se define en función de otros puntos dentro de mi ‘productómetro’. Es decir, la existencia del "no haber sido tan productivo hoy" está condicionada por la existencia de otros grados de productividad experimentados días anteriores. Claramente, hoy sé que podría haber hecho más porque en el pasado fui capaz de hacerlo.

De esta manera, esto me da la pauta de que categorizamos las cosas en relación con otras, comparándolas, y quitamos conclusiones de acuerdo a la experiencia.

Encima, también juega un rol relevante que, como revisé en Transitar la transición, siempre queremos tener lo mejor; en este caso, esto se traduce en dar lo mejor de mí, para tener el mejor resultado posible.

Volviendo al punto, la aproximación más amplia y profunda hacia la situación me ayudó esta vez a vencer la batalla. Por otro lado, en sucesos de cierta manera parecidos a los de hoy, me recuerdo siempre:

→ "Soy paciente y confío en el proceso", así como:

"Soy consciente y fluyo" y

"Hago lo que puedo".

[Me parece igualmente relevante compartir que existen procesos en donde los resultados se pueden ver recién luego de mucho tiempo y energía invertidos (e.g. en el plano exterior: una investigación; en la dimensión interior, cualquier cambio significativo). Por lo tanto, en estos casos me resulta especialmente desafiante y útil aplicar una perspectiva macro que me permita disminuir la ansiedad respecto al reconocimiento de un progreso concreto en una iteración y confiar en el proceso completo.]

Hay días 'así' y días 'asá', cada uno con su valor característico y, si los considero en conjunto como un único todo, tengo frente a mí una historia fascinante. Luego, uniendo todas las ideas, el hecho de que esta perspectiva macro me resulte útil en vez de limitante, evidencia mi desarrollo en la capacidad de misericordia y de flexibilidad conmigo mismo, cuyo reconocimiento es, a su vez, posible gracias a una mirada más integral sobre mi vida y sobre las cosas.

Photo by Gabriel Crismariu on Unsplash

Postdata

Registré estas palabras para terminar de afianzar mi veredicto hacia el vaso medio lleno. Como dije al inicio, este es un antídoto contra mis saboteadores internos que buscan autolimitarme…

Así como todos tenemos nuestros saboteadores internos, también contamos con los antídotos adecuados, con nuestros cables a tierra y nuestras fuentes que nos llenan de energía vital. Por lo tanto, hay más que suficientes motivos para aproximarnos al vaso como uno que está medio lleno y a disposición para que interactuemos con él, de infinitas maneras posibles.

Por último, en la primera cápsula compartí sobre nuestro libre e imprevisible potencial, en la segunda sobre la fuerza de la complicidad y en la siguiente sobre cómo los miedos o ansiedades tienen lugar a partir de una proyección hacia el futuro desconocido que nos hace perder la sensación de control. Creo que si combinamos las tres cápsulas precedentes con esta, aumenta nuestro abanico de medios para vivir una vida más intencional, significativa y plena.

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Piero Fiorio
Karaku: Cápsulas Filosóficas

La realidad supera ampliamente a la ficción. Fascinado con la experiencia de vivir.