Café en Brighton

Vale punto numero uno para que tú, como lector, entiendas como yo, como escritor, me expreso: cuando hablo sobre esencias, me refiero a un pequeño momento de tu vida en la que la felicidad te invade y solo puedes sonreír.

Ok, dicho esto ya podéis seguir leyendo este mi caótico blog.

Os voy a explicar una esencia que viví en Brighton y que si estáis planeando ir podrías intentar probar porque os lo voy a dar todo paso por paso.

Durante mi interrail por el Reino Unido con mis amigos, después de 3 días en Londres, llegamos a Brighton por la tarde. Pasamos por el Sainsbury de Queens Rd, que es la calle que baja desde la estación de tren, a por maquinillas y espuma de afeitar en un todo a 1 pound.

Esa noche estábamos petados de cansancio y yo me encontraba fatal, pero decidí que por la mañana me iba a despertar pronto para ir en busca de un buen café porque soy un poco adicto.

Ese pringado de ahí soy yo medio dormido bajando de la habitación para investigar las cafeterías de Brighton a las 8 de la mañana.

Real que dí cien vueltas a la parte más neurálgica de la ciudad, que queda al lado del Royal Pavilon, un palacio del siglo XIX con un estilo que te recuerda mucho a la India y te haría pensar que de un momento a otro verás a un mono.

Total que mientras daba vueltas fui descartando cafeterías hasta que medio por su encanto medio por mi necesidad de tomar un cafe acabé en el Cafe Coho, una cafetería de esas estilo bohemio y urbano en las que la espuma del latte no tiene nada que envidiarle al néctar de los dioses.

Con mi latte para llevar calentito, la brisa marina fresca inundando las calles y el sol brillando en el horizonte sin calentar demasiado me dirigí al paseo marítimo para ver el Pier de más cerca, aunque a esa hora estaba cerrado. Si vais a ir a Brighton el Pier es un MUST porque básicamente es precioso.

Os juro que caminar con el frescor mañanero de julio, el mar, el Palace Pier y mi cafe en mano fue una experiencia que nunca olvidaré.