¿Por qué no hay más mujeres Agile Coach?
Reflexiones sobre el acoso en la industria del software
Esta pregunta se hizo en el marco del Scrum Day Colombia 2019, pero como yo no asistí quiero contestarla a pesar de que nadie me preguntó. Lo siguiente es la versión escrita de una presentación que hice con este título en el Agile Open Camp Bariloche 2019.
¿Por qué tener más mujeres Agile Coach?
Primero, es una cuestión de humanidad: todes debemos tener los mismos derechos y oportunidades de ejercer las actividades en las que nos sentimos realizados. De ser libres y que se respete y honre la manera en la que decidimos transitar esta vida.
Segundo, está comprobado que la diversidad en los equipos es un elemento clave para que éstos tomen mejores decisiones. No sólo hablamos de multidisciplina de habilidades, sino de formar equipos que reflejen la diversidad de los productos y servicios que queremos entregar. Este estudio de Gartner encontró que un equipo formado solamente por hombres toma en promedio 58% de buenas decisiones, contra un 73% de equipos con diversidad de género y hasta 80% de equipos con diversidad de género y edad.
En las Transformaciones Organizacionales como en las que trabajo, existen equipos de Agile Coaches. La expectativa es que sea un equipo de líderes serviciales. Un estudio de Boston Consulting Group encontró que, aunque los equipos de trabajo sean diversos, si el liderazgo organizacional no lo es esto impacta en la capacidad de innovación de la organización.
En conclusión: el que haya más mujeres Agile Coach en los equipos, enfatizando aquellos equipos que lideran una transformación organizacional, es un elemento crítico para nuestras organizaciones. ¿Qué porcentaje? Lo más cercano al 50%.
Nuestra realidad.
En México, de acuerdo a la encuesta de salarios que desde hace 10 años hace Software Gurú, no logramos rebasar el 16% de participación de mujeres en el sector y su salario se mantiene un 25% menor que el de los hombres. En Chile, el Ministerio de Economía revela que las mujeres en un puesto gerencial en grandes empresas ha crecido, pero llega a menos del 13%.
El índice WBL (Women, Business and the Law) del Banco Mundial mide la desigualdad de género ante la ley. Involucra varios aspectos que considera indispensables para la equidad, como leyes sobre el acoso sexual, pago igualitario y cuidados. Jugando con esta herramienta, obtuve estos hallazgos:
La ley es un marco que refleja nuestra sociedad. Pero también tenemos usos y costumbres que mezcladas con estereotipos de género nos resultan en un continuo de violencia contra las mujeres. En los últimos años las mujeres hemos comenzado a hacer públicas nuestras historias y nos damos cuenta de muchas historias tristemente similares. Muchas gracias a las mujeres, compañeras de Agile Women que me facilitaron las primeras dos, todas son dolorosamente reales.
Me ha pasado dos veces y es la principal razón del porqué me tomé una pausa y me estoy dedicando a la docencia en vez de estudiar para Agile Coach. J (hombre) dijo en el equipo que a las mujeres nos gusta que nos maltraten. Pensando que era una mala broma justificada con el que “tiene una amiga que” (representa a todas las mujeres). Mandé al chat del grupo un link sobre “Por qué las mujeres defienden a sus agresores” con la nota “si quieren la próxima semana hablamos de por qué a los esclavos les gusta trabajar gratis”. Al mes me sacaron del equipo porque “no había feeling con el J”. Hicieron a J el Scrum Master y ahora es Agile Coach.
- A
Yo era la Scrum Master de un equipo y al terminar la retrospectiva pedí feedback para hacerlo mejor la próxima vez. «Deberías hacerla en bikini» comentó uno de ellos y los demás rieron. Desde entonces ya no me sentí segura y mucho menos apreciada.
- M
Tenía una semana como Scrum Master cuando, en una fiesta, un gerente me agarró el trasero. Le dije que no y nos pusimos a discutir. El CEO llegó y lo sacó de la fiesta. Meses después me enteré que se sirvió de mí y mis compañeras como si fuera buffet. Y la reprimenda fue bajarlo de gerente y nunca más ir a las fiestas de la empresa. Pero a mí, a nosotras, nos hicieron convivir con nuestro agresor en el trabajo y en las reuniones que tenía con él siempre había confrontamiento. Dos años después, lo regresaron a gerente.
- Rox
La violencia contra las mujeres limita su potencial económico y social y tiene una incidencia significativa en su salud física y mental, que conduce al absentismo, la pérdida de oportunidades de promoción y la pérdida de puestos de trabajo.
El acoso sexual es la punta visible de un sistema de opresión hacia la mujer donde el dominio, decisión y privilegios pertenecen a los hombres. A eso le llamamos Patriarcado. El machismo son todas esas actitudes y acciones en las que se vive el patriarcado. Actualmente estas actitudes tienen nombre propio y nos ayuda a visibilizar, entender y actuar cuando se presentan. Nosotras las sentimos en la panza, en el pecho. Pero no sabemos cómo actuar ni identificarlos.
Les llamamos micromachismos porque son tan sutiles y son tan «normales» que pasan desapercibidos. Tengo 21 años trabajando y elegí estos tres que son muy frecuentes:
- Mansplaining: Ocurre cuando los hombres explican cosas a las mujeres de manera paternalista y condescendiente, como si ellas fueran personas que no comprenden o saben del tema. Se han dado casos en los que incluso ella es experta del tema y aún así el varón le explica.
- Manterrupting: Es la constante interrupción del discurso por parte de un hombre hacia una mujer. No permitir que termine de hablar o de expresar su idea ya que él tiene algo más importante y definitivo por decir.
- Bropiating: Ocurre cuando el hombre se apropia de una idea o propuesta hecha por una mujer o en conjunto con ella.
Como comenté anteriormente, el patriarcado es un sistema de opresión y existe más allá de la esfera laboral. Esto incluye a nuestras familias y a nosotras mismas. Así que una vez que salimos del trabajo nos encontramos a suegras que presionan por no «atender» de manera adecuada a su hijo y nietes. A parejas que no apoyan tus decisiones y acciones personales, que sienten vergüenza de que tu brilles y ganes más que ellos. Nos enfrentamos a nuestras propias inseguridades, como el síndrome del impostor. A manoseos en la calle, a cosificación en la publicidad, a la obligación de ser perfectas y agradar, porque calladitas nos vemos más bonitas. A la culpa por no pasar más tiempo en el hogar… y muchas más.
¿Cómo chingados sigo siendo Agile Coach?
La última historia, la del gerente que se sirvió de muchas de la empresa me pasó a mí. Al principio no le di importancia «otro pendejo más que me manosea». Cuando me enteré de que no fui la única me enojé. Cuando quise hablar y no pude me enojé mucho más. Me empecé a sentir culpable, débil y sin salida.
Hay días que siento mucho más que frustración. Más que enojo. Siento rabia, lloro, me tiembla el cuerpo. Y no duermo y me enfermo del estómago. Y más porque como Agile Coach tengo que tener una comunicación no violenta, creer en la gente, crear espacios seguros. Yo debo ser la última que debe ser ruda y desagradable.
Pero sobre todo, lo que más me molesta es asumirme como VÍCTIMA. Y ser víctima significa tener nulo control sobre lo que me pasa y por consiguiente incapaz de modificar mi situación. Me enfurece sentirme menos, atada de manos, con un mundo de pensamientos y represiones que son ciertas, son sistémicas. Y sólo por el hecho de ser mujer. No quiero sentirme paralizada, desmotivada, débil. No quiero que muera la agente de cambio que hay en mí.
Entonces las veo. Dani y Vane están en el mismo sistema y ambiente que yo. Y no están paralizadas: hacen talleres que las llevan a otros países, despiertan equipos que se encuentran enfrascados en lo mismo, se enfrentan y salen victoriosas. Mueven gente y, sin ellas saberlo, me mueven a mí.
Entonces, ¿qué estoy haciendo?
Estoy hablando. Contenida en este AOC, les estoy hablando. Estoy construyendo mi liderazgo. Buscando procesar mi ira y utilizarla para hablar mejor, plantear argumentos creativos, que lleguen y cambien formas de pensar.
Estoy apoyando a más mujeres. Las que se sienten frustradas, minimizadas, desesperadas. Las que van a Agile Woman como un recurso de sentirse vistas, escuchadas, acogidas.
Estoy leyendo sobre feminismo, reflexionando sola y con otres.
¿Qué puedes hacer tú, compañera?
Me gusta la Capitana Marvel porque tomó consciencia de su fuerza y sólo dejó que fluyera. Y creo que todas ya somos así: fuertes, potentes. Lo sé porque nos veo juntas movilizándonos y levantando la voz. Y es una energía muy poderosa. Ya la tienes, sólo hay que dejarla salir.
Así que toma consciencia de tu potencia.
Di: No me interrumpas
Di: No tengo que demostrarte nada
Di: Estás diciendo lo mismo que dije yo.
¿Y qué puedes hacer tú, compañero agente de cambio?
Lee, estudia, discute con otros hombres que como tú también se encuentran confundidos, con miedo o con enojo y que quieren hacer algo al respecto. Entiende qué es el feminismo. Discute con ellos las palabras que te hacen ruido. Pregúntate qué hay detrás del rechazo que sientes hacia acciones y mujeres que tenemos el valor y la fuerza de hablar. Se consciente de tu privilegio. Deconstrúyete.
Las mujeres llevamos más de 100 años hablando de esto y provocando cambios sociales. ¿Cuánto tiempo más te vas a quedar tú disfrutando del privilegio y no haciendo nada?
Resolvamos juntos esta tensión y redefinamos la manera en la que nos tratamos y relacionamos. Destruyamos juntes el patriarcado. Sólo así podremos comenzar a construir un futuro donde garanticemos igualdad de oportunidades para todes. Donde en lugar de violencia, utilicemos conversaciones que nazcan desde nuestra vulnerabilidad y que así tengan un impacto profundo y definitivo.
Gracias a todes los que me escucharon y acogieron en el Agile Open Camp. Que me abrazaron y tuvieron hermosas palabras para mí. Sobre esa experiencia, habrá otro post.
