Él y yo, en cuarto menguante?

Vera Ricerca
El juego del paquete
5 min readDec 5, 2018

No me gusta remar cuando no veo la siguiente orilla. Ya se, debería remar por el solo hecho de moverme y atravesar el agua pero estar en el medio del mar sin destino claro y con la corriente en contra me produce sensación de ahogo. “Amar la trama más que el desenlace” dice Drexler y lo entiendo, lo tengo presente y trato de aplicarlo pero me cuesta. No es fácil internalizar que el verdadero disfrute pasa por el camino y no por el destino.

También sé que no hay un solo destino, que algunos se van creando mientras se avanza, porque al avanzar se descubren nuevos objetivos que generan nuevos destinos y que aferrarse al ideal de un único resultado posible es perderse infinitas posibilidades.

Todo eso lo entiendo racionalmente, y lo puedo aplicar a algunos aspectos de mi vida. Pero cuando se trata de mis relaciones con los hombres y transcurro por un momento de incertidumbre, los miedos se profundizan y me invade la sensación de vacío por no llegar a “El objetivo”.

Estos días no fueron la excepción: el intercambio de mensajes con Federico se basó en pocas palabras y algunos links y fotos. Insinué dos o tres veces sobre cuándo volveríamos a vernos pero sus respuestas fueron emojis con ojos de corazón, que en principio podrían interpretarse como un “sí” pero sin intenciones de definir ni fecha ni lugar.

Cansada de no saber (Bueeee,-PARÁ-Verita!-Te comiste-una-novela-mexicana-y-dos-venezolanas!) decido proponer algo concreto para ver si recibo una respuesta ídem:

— ¿Tenés planes para mañana? Hacemos fogón para cantar canciones y comer algo rico juntos?

— Mañana tengo recital de amigos.

Gracias Fede, sos un sol, tu respuesta me enamora, me llena de deseo y esperanzas. O no.

No poder vernos es una cosa y responder sin un atisbo de buena onda es otra. Mucho emoji y poca emoción = desmotivación. En seguida me pongo en plan Si te he visto no me acuerdo y le escribo a Lau para ver si hacemos algo mañana.

— Si, amiga! Justo te iba a escribir porque tengo dos entradas para el teatro que me gané en un sorteo en la oficina.

Listo, tema solucionado, ya tengo planes copados con una persona copada a la que le copa estar conmigo, bingo!

A la tarde antes del teatro nos juntamos con Lau en su casa para merendar y hacer tiempo. Compró sandwichs de miga y chocolatada, porque tristes sí pero nunca desnutridas.

Cuando estoy por morder uno de aceitunas y queso recibo un mensaje de Fede acompañado de diez fotos. Fue al Museo de Bellas Artes y me muestra lo que más le gustó, incluyendo una selfie en la puerta, claro.

Para hablar en el mismo idioma, le respondo con una selfie de Lau y mía atacando los carbohidratos de la mesa.

Me hago la que no me acuerdo que rechazó mi propuesta de vernos hoy y me vuelve a decir que tiene el recital de los amigos.

-Ok. Pasala lindo!, -le escribo y hago fondo blanco de chocolatada.

Cuando agarro el teléfono para apagarlo antes de la función, veo que Fede me mandó una foto desde el recital.

No le contesto, apago y disfruto de la obra.

A la salida caminamos por Avenida Corrientes hasta el estacionamiento donde dejamos el auto. Enciendo el teléfono y tengo otro mensaje de hace cinco minutos:

Ay! Fede, no me digas que me vas a decir de vernos y qué yo no voy a poder evitar decirte que sí.

Por un camino distinto y, quizás gracias a las tres cervezas, mi objetivo de ver a Federico se está logrando.

Se sube al auto y se muestra feliz de verme, me quiere abrazar y besar y yo tengo 120 autos tocándome bocina atrás para que avance por Av. Santa Fe. Vamos a hacer autoMac para que él cene hamburguesa y papas en casa. Mientras manejo noto que no deja de mirarme, lo miro de reojo y dice:

— Sos tan hermosa… e inteligente!!!! En serio, no lo digo porque tomé mucha cerveza, desde el principio me encantó tu belleza y tu inteligencia.

Me río con ternura y él continúa:

— ¿Te pongo nerviosa?

— Nerviosa? En qué sentido?

— Si cuando me ves te ponés nerviosa…

No termino de entender su pregunta ni a qué apunta.

— No, nerviosa no… me ponés contenta

No se si le conforma mi respuesta pero justo llegamos al AutoMac así que la conversación se corta. Mientras el auto se llena de olor a papas fritas, yo me arrepiento de no haberme pedido comida y se ve que Fede lo nota porque sin decirme nada me da una papa en la boca mientras yo sigo manejando.

Cuando bajamos del auto me abraza y dice:

— Hermosa, tenemos que ver juntos Cuando Harry Conoció a Sally!!

Quizás la reconexión de Fede sea producto del alcohol, pero yo hoy prefiero dejar un poco de lado mi racionalidad y ponerme más en modo Drexler.

Y sin planearlo tú acaso
Como quién sin quererlo va y lo hace
Te vi cambiar tu paso
Hasta ponerlo en fase
En la misma fase que mi propio paso

Ir y venir, seguir y guiar, dar y tener
Entrar y salir de fase
Amar la trama más que al desenlace

Leé la historia anterior aquí

¿Querés saber quién soy y por qué escribo? Leé Yo soy Vera

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Vera Ricerca
El juego del paquete

Soy feliz a pesar de saber que en el mundo hay reptiles, medias sucias y mermelada cítrica. Escribo en el blog El Juego del Paquete. elblogdevera@gmail.com