El viaje es el camino

Vera Ricerca
El juego del paquete
6 min readDec 18, 2019
Imagen: PEXELS

¿Qué significa atravesar esta época del año? Se me ocurren tres cosas que son características de diciembre:

1) Engordar sin parar.

2) Obligarse a reflexionar y hacer balances sobre lo sucedido los 365 días previos.

3) Tener la falsa esperanza de que todo puede ser mejor desde el primer día del año que empieza.

A todos en distinta medida nos interpelan esas tres situaciones. En mi caso, los porcentajes serían 1) 75% / 2) 20% / 3) 5%.

Parece que si o si hay que encontrarse a desayunar, almorzar, merendar, cenar, after office y todos los momentos posibles con el fin de brindar y comer como si no hubiera un mañana con familia, amigos e incluso con esa gente con la que no te viste en todo el año y de golpe te escriben ahora porque “No vaya a ser que pase el año y no nos hayamos visto!?!”.

Así que acá estoy, sumando día a día contenido calórico a este cuerpo que, aunque tiene más materia grasa, se siente cada vez más liviano.

Y esa liviandad tiene que ver con los otros puntos: la reflexión, los balances y la esperanza.

No pienso que haya soluciones mágicas para aquello que quiero que cambie y es por eso que dedico tiempo de mi vida cotidiana durante todo el año a pensar y repensarme, a tratar de salir de esos lugares que me incomodan.

Lo mismo me pasa con los vínculos circunstanciales que tengo con los distintos hombres que pasan por mi vida. Siento que durante el último tiempo me corrí del lugar de la que sufre, a la que dejan, la que fracasa. Si algo no funciona es que no es para mí y sirve para seguir aprendiendo sobre mis deseos, mis necesidades y mis límites.

No soy solo de una manera, estoy siendo, me transformo, muto y, quiero creer, voy mejorando. Me doy cuenta de eso porque me siento cada vez más feliz, más cercana al lugar donde quiero estar, incluso sin lograr todo lo que quiero.

A lo mejor es una jugada del destino para sentir que siempre hay algo más por hacer, por buscar y por sentir.

El viernes a la tarde vamos en mi auto Lau, Jose y yo a la quinta que tienen los papás de Elo en Benavídez. Vamos a pasar el fin de semana las cuatro juntas ahí y no se me ocurre mejor plan.

Llevamos alcohol como para un mes y comida como para dos. Armamos una playlist a la que llamamos “Chau 2019” y ya suena en el auto. Contiene mucha cumbia retro, clásicos del pop y algunos hits latinos.

Me encanta manejar y, sobre todo, armar un bolsito pre viaje, no importa si es para ir a Salta o a pocos kilómetros de mi casa. Viajar es la antirutina más linda que existe.

Llegamos a la quinta y ya es la hora de cenar. Preparamos una picada que acompañamos con cervezas y nos instalamos con mesa y sillas en el medio del jardín.

-Chicas, les quiero contar algo desde que nos subimos al auto.

Lau parece ansiosa por lo que tiene para contarnos y nosotras no queremos ni acotar nada para que diga pronto lo que tiene que decir.

— Me voy a vivir a Uruguay con Juan.

Elo y yo quedamos con la boca abierta sin emitir sonido. Jose, que la última vez que usó sus lagrimales fue cuando terminó la primaria, empieza a llorar sin parar y se cuelga del cuello de Lau como si hubiera dicho que se iba hoy.

Una vez que nos recomponemos, Lau nos cuenta que la relación a distancia se había vuelto muy difícil y que como él es médico es mejor que él mantenga su puesto y ella se reacomode laboralmente allá. Está exultante con el nuevo proyecto y, más allá de lo raro que va a ser no tenerla cerca, nos pone muy felices su decisión y ya estamos haciendo planes para ir a visitarla.

La picada baja al ritmo de las novedades y la cerveza fría se propia de nuestra corriente sanguínea. La noche sigue con los pies en el agua de la pileta y la espalda en el pasto.

— Yo tomé una decisión de fin de año.

— No nos asustes, Elo! Qué decidiste?

— Que quiero estar con Lolo como sea.

— Como sea… en qué sentido?

— En el sentido de que tengamos o no tengamos sexo quiero estar con él.

Otra vez se hace silencio pero esta vez nadie llora. O al menos no lo exteriorizamos.

— Waw, no se ni por dónde empezar a preguntar,- confieso.

— Ya se que suena raro pero hasta lo googlée y parece que está lleno de parejas que no tienen sexo y son felices igual. Y yo la verdad es que lo amo y quiero estar con él. Puede ser que esto sea una etapa o sea siempre así, entonces decidí tomarlo como es y vivirlo no como si hubiera algo que falte sino aceptando que somos así y la pasamos bien juntos, a nuestra manera.

— Puedo ser cruel?

— Querrás decir si podés ser vos misma, Jose…

— Jaja, si. Bueno, voy al grano: sonás como que te estás conformando.

— Ya se! Y lo tengo reeee meditado, chicas. Les juro que no me estoy conformando. Todo este tiempo traté de distinguir qué me pasa realmente y lo que resume todo es que no me imagino estar sin él. Y eso nunca me pasó con nadie. Sé que el sexo debería ser importante y lo era para mí hasta hace poco pero hoy la situación es otra y mi amor por él no cambió ni un poquito.

— Waw, -repito ahora con un poco de tono chistoso- La verdad, Elo? Me parece bien. Si es una decisión consciente te apoyo. El cheklist de la relación perfecta es solo para las películas. Si hoy reacomodás tus prioridades y sos feliz con él, adelante!

Nos quedamos un rato largo en silencio acostadas en el pasto, mirando la luna y las estrellas.

Estiro mi brazo para poner mi mano sobre la de Elo para demostrarle mi apoyo pero me doy cuenta que se quedó dormida.

Vuelvo a mirar la inmensidad de la noche, tan oscura como luminosa.

Pienso en los cheklist internos y externos que tanto nos condicionan a la hora de vivir y, sobre todo, de elegir. Creo que ser adulto es replantearse permanentemente cuáles de esas predeterminaciones son positivas y cuáles merecen ser modificadas.

Por suerte es un momento en el que, tanto los que entran en los parámetros habituales como los que por algún motivo estamos fuera de ellos, nos permitimos repensar quiénes somos y, principalmente, cómo queremos ser.

En el medio, ese camino que nos va transformando merece ser vivido con energía, actitud y disfrute y, claro, hacerlo en buena compañía, que es el equipaje más valioso que podemos llevar.

Esta es la última historia del blog de 2019. A partir de enero 2020 publicaré historias de amor y desamor enviadas por lectores que decidieron abrir su corazón y compartir sus relatos.

Agradezco desde el fondo de mi corazón a todas las lectoras y lectores que siguen las historias de mi blog cada semana. Es emocionante sentirse acompañada por tanta gente maravillosa, ojalá mis relatos les devuelvan un poco del amor que ustedes me transmiten con sus mensajes.

Muchísimas felicidades para el año que comienza. Que los deseos se vuelvan acciones y las acciones se vuelvan motivo de celebración.

Los quiero ❤ ❤ ❤

Vera

Leé la historia anterior aquí

Soy Vera y publico esta y otras historias en mi blog El Juego del Paquete. Te invito a leerlas desde el comienzo, aquí.

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Vera Ricerca
El juego del paquete

Soy feliz a pesar de saber que en el mundo hay reptiles, medias sucias y mermelada cítrica. Escribo en el blog El Juego del Paquete. elblogdevera@gmail.com