Mismo nombre, otra historia
El siguiente es un relato enviado por una lectora del Blog El Juego del Paquete. Si querés enviar tu historia de amor o desamor podés hacerlo por mail a elblogdevera@gmail.com
Hace un año escribía a este blog contando mi historia.
Conté de mis seis años de soltería después de separarme de mi marido y de descubrir muchas mentiras. Seis años en los que me redescubrí, aprendí a conocerme y seguro que ahora me quiero mucho más que antes.
Durante esos años mi manera de huir del mundo fue a través de la falta de compromiso en mis relaciones con los hombres.
Pero en ese autodescubrimiento me empecé a abrir, de a poco, a querer y que me quisieran.
En esa nueva etapa conocí a FERNANDO_1.
Fachero, educado, inteligente; todo un galán de novela. Y me enamoré… o algo parecido al amor seguro que fue. Cosquillas en la panza, ganas de verlo, pendiente de si me escribía o no. Y para mejor, era recíproco.
Duró poco… muy poco… el tiempo que le llevó contarme que estaba volviendo con su ex. Que quería intentarlo y no quedarse con esa duda, que los hijos y miles de etc.
Así quedé yo, luego de unas semanas de amor, otra vez en el piso. Otra vez en el mundo de los casados y de sus mentiras.
Y ahí apareció, casi sin buscarlo, solo tratando de conversar un poco en Tinder y distraerme, FERNANDO_2. Mismo nombre… otra historia.
FERNANDO_2 tiene siete años más que yo, mi primer hombre grande, jaja. Siempre salí con chicos / hombres de mi edad. Y tenía un prejuicio sobre los hombres más grandes: que no tenían buen sexo y que ya no tenían tantas mochilas. En este caso me equivoqué en ambas.
FERNANDO_2 es sincero (muy sincero a veces), divertido, compañero y un excelente amante. También es pesimista, quejoso y un poco ermitaño. Pero me gusta con todo eso. Con él nos estamos conociendo, descubriéndonos día a día, con todo lo que eso implica. Estamos por dejarnos casi desde la primera cita, porque tenemos tantos miedos, que ambos vamos y venimos. Pero acá seguimos después de siete meses.
En mi relato anterior escribía que seguro parte de lo lindo de conocer a alguien era compartir esas mochilas que tantos cargamos. Ahora que lo vivo no es tan así, pero estuve cerca en la descripción. Cuando comparto mis mochilas con FERNANDO_2, me las devuelve (como debe ser, mis mochilas son mías y de nadie más), pero me las devuelve más livianas, saco muchas cosas al hablar con él. Cuando él comparte sus mochilas conmigo, se las devuelvo pero más pesadas según él jaja, porque yo soy de preguntar, de cuestionar. Pero igual hacemos ese ejercicio de contarnos cosas, de compartir nuestro pasado. Eso nos ayuda mucho a conocernos y a entendernos.
Hoy después de siete meses seguimos juntos, sin ponerle rótulos a esta relación. La pasamos bien juntos, nos divertimos, y sé que él está ahí y no tengo que esperar como antes a las 3 am vestida y maquillada esperando que me llamen. Es un graaan avance.
No sé cuánto durará mi historia con él, pero disfruto cada día (o eso intento!!). Porque conocer a alguien, ahora queriéndome y respetándome, es muy lindo, es maravilloso!
PD: FERNANDO_1 dejó a su mujer mientras yo conocía a FERNANDO_2. Está ahí… expectante de mi historia actual, lo cual (no voy a mentir) me halaga bastante.
FERNANDO_1 se cuestiona como yo el porqué de las cosas, o el para qué… Y la gran pregunta que nos hacemos es para qué nos conocimos. La conclusión fue que él se cruzó en mi camino para demostrarme que puedo amar, para despertar todo eso que tenía dormido. Y yo estoy en el suyo para que se diera cuenta que él también podía amar, y que lo de su esposa era solo por comodidad.
Los contenidos de este relato son responsabilidad de su autora.
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