Una nueva historia — Capítulo 7

Vera Ricerca
El juego del paquete
4 min readAug 18, 2021

Hace días que vengo cuestionándome por qué me resulta mucho más fácil escribir sobre mis experiencias negativas que sobre las positivas.

Tristeza, decepción, desengaño, incertidumbre, contrariedad, desazón … son decenas las palabras que se me vienen a la cabeza cuando recuerdo cada historia trunca, cada ghosteo, cada “no sos vos soy yo”.

Y la felicidad? La felicidad es eso, felicidad.

No es que no haya otras palabras para describirla pero me parece que cuando somos felices, o estamos siendo felices, es un sentimiento que invade todo y no nos importa tanto describir cada nueva sensación porque no necesitamos darles una explicación.

Cuando nos pasa algo malo necesitamos encontrarle motivos a cada paso maltrecho, recorrer cada herida abierta, desglosar cada enojo.

Estoy siendo feliz con Agustín.

Siento que todo va rápido, liviano, simple. “Cómo debería ser” me dicen mucho últimamente y seguramente sea así pero como nunca me pasó, miro de reojo esta situación inusual que me está pasando y me genera cosas que serán usuales para otros pero no para mí:

— Siento que Agustín quiere estar conmigo y conocerme más.

— Nada de nuestra relación me genera preocupaciones.

— Lo quiero y me siento querida.

Parecerán obviedades pero, viniendo de tantos altibajos, esto con él es un oasis.

Con Agustín nos vemos mucho y también respectamos nuestros espacios y tiempos de soledad. Los momentos compartidos son intensos, hablamos intensamente, nos besamos y abrazamos intensamente y, sobre todo, nos reímos intensamente.

Hace más de un mes que estamos juntos y le comenté a mis papás que estoy conociendo a alguien. La primera reacción fue la no reacción, apenas una media sonrisa y no mucho más. Les dije que ya nos veíamos hace un mes y abrieron los ojos:

— Va en serio entonces?

— Y… va!! Nos vemos seguido, la pasamos bien, un montón! No sé qué pasará pero se los quería contar.

Los ojitos les empiezan a brillar y les noto el autocontrol por no desbordarse de preguntas. Les cuento de qué trabaja y algunos datos básicos más y cambio de tema.

Es miércoles y Agus viene a dormir a casa, me pregunta qué planes tengo para el finde y le digo que el viernes tengo asado en lo de mis papás, con tíos y primos.

Hace silencio. Hago silencio.

— Me vas a invitar?

— No sé, querés venir??, -lo miro con más asombro que ilusión.

— Es que me pareció que no sabías cómo decirme si quería ir.

— Jajjaja yo no sabía como invitarte o vos te estás autoinvitando y no lo querés asumir?

Mientras tenemos esta pseudo sátira de pelea pienso si de verdad hay posibilidades de que vaya a mi asado familiar.

— No sé, querés que vaya o no?

— Bueno, si vos te animás…

— Ok, a qué hora es?

Evidentemente esto está sucediendo y Agus va a ir a un asado donde va a estar toda mi familia.

Le aviso a mis papás el día antes por teléfono y mi mamá empieza a gritarle a mi papá:

— Va a venir con el novio!!!!!

— No es mi novio mamá, es Agustín y punto.

Faltan algunas horas y ya me estoy poniendo nerviosa. Le pedí a mis papás que no le cuenten a mis tíos que va Agus porque sino todos van a llegar con un nivel de excitación incontrolable.

Mientras esperamos que llegue mi prima les aviso que falta llegar alguien más.

— Invitaste una amiga? Pregunta mi tía lógicamente.

— No…… a un chico con el que estoy saliendo.

Veo como la cara de mi tía se expande y abre grandes todos los espacios de su cara, pasan unos segundos, se toca el pecho y grita:

— Ay, pero no me puse corpiño!

Todos estallamos de la risa por lo bizarro del comentario y lo absurda que puede ser la mente en momentos de emoción.

Mientras llega mi prima, Agus me avisa que ya está en camino y mi mamá dice que nos vayamos sentando a la mesa mientras lo esperamos.

Me hago la relajada pero soy un manojo de nervios.

Suena el timbre y todos pegan un gritito.

— Yo voy, ustedes charlen así no es tan incómoda la entrada jajaj

Le abro la puerta, nos reímos y le digo:

— Estás preparado?

— Obvio

Está hermoso, se puso una camisa coqueta que le queda re linda y su sonrisa hermosa de siempre.

Entramos al comedor y todos están charlando en voz alta y haciéndose los que ni de casualidad están pendientes de nosotros.

— Él es Agustín!

Algunos saludan con la mano y otros, como mis papás, saltan de sus sillas para saludarlo con un beso.

Nos sentamos y en seguida mi papá apura la salida de los choripanes.

Agus me hace una caricia en la espalda y dice fuerte:

— Y? Qué se siente traer alguien a lo de tus papás después de tanto tiempo?

Todos se ríen y yo me doy cuenta que la cara se me pone morada como si fuese una nena vergonzosa.

La comida y las charlas fluyen y de golpe pareciera que estamos en una escena cotidiana.

A esto le llamaba yo estar con alguien que sea compañero, pienso mientras ahora yo le acaricio a él la espalda y él mira enamorado a su segundo choripan.

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Vera Ricerca
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Soy feliz a pesar de saber que en el mundo hay reptiles, medias sucias y mermelada cítrica. Escribo en el blog El Juego del Paquete. elblogdevera@gmail.com