Feminismo radical
La otra cara del machismo
No es ningún secreto que existen distintos tipos de feminismos. Es con lo que nos han bombardeado constantemente en lo que se refiere a publicidad tanto en televisión, como en radio, internet, partidos políticos, y un largo etc.
Por desgracia, en todo grupo siempre hay un pequeño porcentaje de manzanas podridas que a veces tienen mas presencia que el conjunto completo, y en este caso hablamos del feminismo radical.
Definiendo el feminismo radical
Podríamos decir que es la versión más sucia del feminismo. La que hace que lo que una vez representó este movimiento, se pierda en los anales de la historia en pos de una nueva justicia social que creen es lo único con lo que pueden conseguir su ansiada “igualdad”.
Vayamos por partes. Si nos vamos a la definición explícita de la palabra “radical” encontramos lo siguiente:
1. adj. Perteneciente o relativo a la raíz.
Hasta ahí todo correcto, todos lo sabíamos, pero, si vamos bajando un poco en las definiciones que nos ofrece la RAE, nos encontramos con un par de sorpresas:
4. adj. Partidario de reformas extremas.
5. adj. Extremoso, tajante, intransigente.
Y es aquí, donde encontramos que se posiciona este feminismo. Un feminismo extremo, de ideas radicales, intransigentes, que no dan el brazo a torcer y utilizan todas las artimañas a su disposición para conseguir sus propósitos.
Solo tenemos que irnos un poco a redes sociales como twitter para leer auténticas barbaridades que justifican éste extremismo con frases tan absurdas como estas:
O con joyas tan preciosas como la que sigue:
La guerra no se gana diciendo por favor, gracias, y regalando flores
Vale, la idea está captada, quieren venganza y no dudarán en usar la violencia. Quieren que los “cambios” se hagan ya, y si hace falta hacer daño para ello, por ellas encantadas.
Lo triste de todo esto, es que el feminismo, el verdadero feminismo, aquel que promueve la igualdad de derechos entre hombres y mujeres trabajando en equipo, se calla frente a ésta manada de bestias sedientas de sangre.
Las ideas peligrosas son un buen negocio
El problema que presenta este feminismo radical es que es muy suculento para los medios, porque crean polémica y permiten generar noticias, por lo que los grandes medios de comunicación se engrosan a costa de ello; conclusión, el feminismo radical es un negocio.
¿Es esto la guerra?
En parte, es eso lo que pretenden. Levantar una guerra de sexos utilizando las teorías marxistas para promover una supuesta desigualdad de las mujeres frente a los hombres, porque ya no es solo por la igualdad laboral, es que el feminismo como tal, genera grandes cantidades de dinero del Estado y además mueve la ventana de Overton a nivel político puesto que nadie quiere ser la pobre víctima que sufra el dedo acusador del feminismo y que las llamen “machistas”, “fachas”, “homófobos” y un largo etc.
¿No se suponía que esto era una “lucha” por la igualdad?, ¿entonces por qué personajes como Irantzu Varela o Barbijaputa abogan tanto por hacer uso de la violencia y de minimizar a cualquier víctima que no sea una mujer, que como todos sabemos es un ser de luz perfecto que no se equivoca incluso cuando no tiene razón?
En conclusión, el feminismo radical es una herramienta mediática para conseguir una serie de objetivos políticos y económicos a través del linchamiento popular y las subvenciones del Estado para hacer creer a la gente que lo que hacen es algo bueno, sin darse cuenta de que están llevando el mundo al caos promoviendo más desigualdad. Tendremos que ir con cuidado.
