Seni Zuzuárregui (rebeldía, pasión y un torrente de sensibilidad)

Seni Zuzuárregui

Extinta Editor
EXTINTA
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3 min readMay 6, 2018

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| Drama | Romántico | Crítica Social |

Seni Zuzuarregui se dedica a luchar por sus ideales, por ese mundo que necesita ayuda urgentemente y personas valientes como ella.

Su sonrisa hermosa, sus ojos brillantes y su conversación incansable la convierten en una persona de la que no quieres separarte. Además, al ser una narradora que siente como suyas todas las historias, le otorga el título de mujer “inolvidable”.

Optimista, generosa y vital contagia sus ganas de crear y creer. Crear personajes inmortales y creer que nuestras manos son capaces de lograrlo.

Fragmento del relato “Tocar”

Tengo 26 años y hace dos, sufrí un accidente. Lesión cerebral. Ceguera irreversible. Yo sobreviví, pero mis ojos murieron.

Ahora empiezo a sentir que vuelvo a ponerme en marcha. Dos años de terapia, mi familia, mis amigos incansables y la burbuja de falsa tranquilidad en la que me he escondido han hecho posible que no acabara hundida en la mierda.

Al principio, rechacé todo lo hermoso que había a mi alrededor porque no podía verlo. Hasta que aprendí a tocar, a concentrarme en los mil ojos que tiene mi piel. Aprendí a envolverme de tacto.

Ya no necesito adivinar la forma o el color de lo que tengo delante, sólo tengo que sentirlo. Un buen amigo me dijo una vez que debía llenar la oscuridad con mis propios colores. Y eso hice.

Fragmento del relato “Los ojos azules están sobrevalorados”

Los ojos azules están sobrevalorados. Si dices de alguien que tiene los ojos azules, automáticamente se les otorga la cualidad de bellos. Nada más lejos de la realidad. Unos ojos bonitos lo son por la suma de varios elementos. El color es uno de esos factores, pero nunca determinante. El ejemplo está en el personaje que he conocido hoy.

Dos grandes globos oculares protegidos por sendos párpados de rana, que para más inri, carecían prácticamente de pestañas. El azul del iris era un color vacío, apagado, sin matices y sin gracia. Un tono de cielo azul nublado.

Lo verdaderamente decisivo a la hora de percibir unos ojos como bonitos, es la forma con la que observan lo que sucede a su alrededor. A veces unos ojos formalmente vulgares tienen una forma de mirar que los convierte en excepcionales. Y cuando recuerdas a esa persona, su mirada es la primera imagen mental que recuperas.

Una vez más me sirve de ejemplo el hombre rana. Mirada del carroñero que se cree predador.

Quiere cazarte, y te observa sin descanso, te espía… Pero lo hace con una evidencia obscena, vulgar, patética. Sus ojos te sonríen sin pudor, mientras babean y se relamen dejando que sepas que te esperan, que hagas lo que hagas su deseo no cambiará, que eres tú el centro de todo en ese momento. Incluso exageran, se complacen al mostrarse hambrientos, porque creen, y eso es lo peor de todo, que acabarás rindiéndote; por agotamiento, por vanidad o simplemente porque piensan que es tu destino de presa.

Desde que recuerda, sus historias le acompañan. Las leídas, las vistas, las de sus juegos infantiles, las que escribe, las que dibuja, las que sueña, las que vive… y las que cuenta. Se declara una devoradora de historias.

Siempre está imaginando personajes, encuentros, diálogos, paisajes, situaciones, discusiones, amores, desamores, amigos y enemigos, que se mezclan todos formando el andamiaje de su cerebro.

Soy lo que soy, lo que inventé y lo que conté.

Bienvenida a Extinta, Seni. Aquí serás, además, todo aquello que escribas.

Seni Zuzuarregui en Medium.

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Más allá de la tinta están las manos de un escritor.