Lo que aprendí en 5 años de un programa de apoyo a medios periodísticos en la frontera entre México y Estados Unidos

Sebastián Auyanet
Fe De Erratas
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10 min read6 days ago

El programa SembraMex fue una iniciativa dedicada a fortalecer la sostenibilidad de medios digitales independientes ubicados en los estados fronterizos entre México y Estados Unidos, con un enfoque en organizaciones basadas en México. Este programa, dirigido por SembraMedia en colaboración con el Border Center for Journalism, ICFJ y el patrocinio de USAID, tuvo como objetivo impulsar la sostenibilidad de algunos de los nuevos medios que han surgido en esta región en los pasados 5 años. Mientras que el Border Center se enfocaba en los aspectos periodísticos y de seguridad mediante la iniciativa Border Hub de ICFJ, SembraMedia lideró a través de SembraMex la iniciativa destinada a apoyar la sostenibilidad de estos medios, la primera de larga duración dentro de esta organización.

En mi rol como único consultor estratégico a lo largo de todo este programa –el primero para el que se me contrató en mi carrera–, asumí la responsabilidad de trabajar intensivamente durante entre seis y ocho meses con dos medios por año. A través de ensayos, reflexiones y trabajo sobre el error y el feedback, esta experiencia me permitió explorar de manera profunda cómo apoyar a medios digitales independientes en contextos cada vez más desafiantes. Más importante aún, me permitió formarme un concepto más claro sobre qué significa realmente que un medio periodístico de interés público pueda ser sostenible.

Estos son cuatro aprendizajes que ofician a modo de cierre de un proceso verdaderamente transformativo, que me ayudó a aplicar no solo mi experiencia previa en el ecosistema periodístico; también los aprendizajes en procesos de escucha que recibí durante el MA in Engagement Journalism que completé en la Craig Newmark School of Journalism en el año 2017.

Aprendizaje número uno: La sostenibilidad es mucho más que recibir dinero

El ecosistema de medios digitales independientes en México enfrenta desafíos demasiado complejos que reflejan la fragmentación que afecta a los ecosistemas informativos en todo el mundo, pero también el violento contexto actual. No solo los medios tradicionales compiten por la atención del público, sino que también lo hacen influencers, creadores de contenido y algoritmos que favorecen formatos no necesariamente periodísticos, operados por las mismas plataformas en las que estos medios casi siempre deben operar para ser visibles.

Esta dinámica, combinada con las complicaciones económicas inherentes al desarrollo y sostenibilidad de un medio –a veces olvidamos que hacer periodismo es un trabajo– conforman una realidad más que precaria. Sin embargo, en la frontera norte, los problemas económicos no son los únicos ni los más graves; la seguridad de los reporteros es una preocupación constante que afecta directamente su capacidad de trabajo. Trabajar en esos contextos de inseguridad y ansiedad, más aún en el marco de una falta de respeto institucional hacia la actividad periodística por la máxima autoridad política en este país, requiere de ayudar a establecer estructuras y objetivos claros que permitan al medio y a sus integrantes proyectarse sobre lo posible pero también hacerlo en un entorno en el que se priorice una ética de cuidado, acompañamiento, compromiso y cercanía.

Durante mi participación en el programa, tuve la oportunidad de colaborar con medios en Ciudad Juárez, Monterrey, Hermosillo (Sonora), Mexicali, Chihuahua, y Torreón. En cada uno de estos lugares, encontré iniciativas valientes que, además de enfocarse en el periodismo tradicional, también abordaban problemas que podían resolverse con información innovadora, aunque no siempre en el marco del periodismo convencional. Los colegas con los que trabajé no solo fortalecieron sus capacidades de fundraising, sino que también demostraron una notable creatividad en la búsqueda de la resiliencia y sostenibilidad de sus medios repensando sus roles, priorizando procesos e imaginando siempre el siguiente paso a dar. El escape hacia el futuro como única alternativa se transformó casi en un mantra que repetimos una y otra vez.

Pero decía que ‘sostenibilidad’ es más que dinero: pensar el impacto del medio –medible en artículos pero también en alianzas, en premios, en reconocimientos y otros– era el primer paso. Hoy, Verificado.com.mx se posicionó como líder en factchecking, La Verdad de La Verdad de Ciudad Juárez ha presentado reportajes de consencencias sísmicas con aliados como Lighthouse Reports, toda una autoridad y un modelo a seguir en periodismo contemporáneo, Red Es Poder arrojó luz sobre manejos opacos dentro de su estado vinculados al fútbol, Plaza Pública ha obtenido reconocimientos a la tarea de su fundadora y Altavoz LGBT ya recibe oportunidades en forma de capacitaciones en el exterior, por mencionar apenas algunos ejemplos.

El impacto puede aparecer en los primeros reportajes, los segundos o tras meses o años de actividad. Entonces, ¿cómo asegurarnos de que se mantengan en una posición que favorezca continuar su actividad y crecer? Pensar en lo organizacional se volvió esencial. Sin organización hay desentendimiento sobre roles y tareas, hay fricción. Hay burnout. Muchas veces, el grueso de nuestras intervenciones requirieron pensar organigramas, descripciones de rol e incluso irnos a la casilla cero: articular misión, visión y propuesta de valor para tener claro hacia dónde ir antes de pensar el cómo. No hay impacto recurrente sin una lógica organizacional ni tampoco posibilidades de crecer de forma sostenida a nivel económico y financiero sin las dos anteriores. Así como tampoco hay forma de ofrecer un buen servicio a tu comunidad sin una casa en orden, entendiéndose por ‘casa’ una web o espacio similar bien acondicionado tecnológicamente como para operar, recibir avisos y dar una buena experiencia de usuario.

Aprendizaje número dos: Enseñar a un medio a mostrar su valor es mucho más que ‘métricas’

A medida que el proceso de consultoría avanzaba y los años transcurrían, comenzamos a descubrir algo fundamental: no podíamos obligar a estos medios a trabajar para competir con las métricas habituales en un mercado publicitario. Este entendimiento fue crucial porque, como ya sospechaba hace algunos años, muchas de las métricas que estos medios intentaban perseguir no solo no eran relevantes para su modelo de negocio, sino que, en algunos casos, ni siquiera eran reales o posibles de alcanzar. Con el tiempo, nos dimos cuenta de que necesitábamos encontrar otras formas de ayudarles a medir el valor de lo que hacían y a poder articularlo en función del valor que aportan a sus comunidades. Así fue como desarrollamos tipologías de medición de impacto con algunos de estos medios, herramientas que les permitieron comunicar de forma cualitativa su valía frente a potenciales clientes, proveedores de grants, o incluso ante su propia comunidad. Este enfoque les ayudó a demostrar –pero también antes que nada, a darse cuenta– de que su impacto va mucho más allá de lo que pueden capturar las métricas convencionales.

Uno de los ejercicios que más satisfacciones me dio como consultor, junto a estos medios, fue el mapeo de sus audiencias, comunidades y potenciales clientes para sus modelos de negocio. Antes de articular una propuesta de valor o de identificar un público objetivo específico, trabajamos en mapear cuidadosamente las audiencias a las cuales estas organizaciones intentan llegar. Es un trabajo desafiante porque si hay algo que aprendí en mis años de estudio del desarrollo de audiencias, los periodistas en general pensamos que el desarrollo de audiencias es simplemente publicar y esperar a ver si algo funciona, enjuagar y repetir.

Este proceso permitió a algunos de los medios con los que trabajé a darse cuenta de la enorme cantidad de puertas que aún no habían golpeado: ya fuera para escuchar qué tipo de información necesitaban, para presentarse como medios, o para buscar clientes para sus modelos de negocio. Hoy, este tipo de mapeo puede realizarse utilizando recursos como Chat GPT (escribí sobre esto el año pasado), lo que refuerza la idea de que las nuevas tecnologías pueden ser utilizadas para mucho más que la creación de contenido. En realidad, ya son una herramienta poderosa para entender y ampliar el alcance y la relevancia de un medio, reduciendo el tiempo de planificación que esto requiere.

Aprendizaje número tres: Un modelo de negocio puede ser muchas cosas

Muchos de los medios que pasaron por SembraMex lograron desarrollar modelos de negocio verdaderamente innovadores que van más allá de la publicidad. Aquí enumeraré solo algunos:

A pesar de su corta vida y de unas tradiciones que indicarían que o se gana en la cancha de la publicidad o un medio no merece vivir, estas publicaciones intentan sostener económicamente su actividad de formas alternativas y en general, conectadas con su comunidad de lectores en su dimensión más de nicho (también escribí sobre algo de esto hace un tiempo). Son, por ende, medios más contemporáneos. Medios más cercanos a las nuevas y necesarias formas de comunicación comunitaria articuladas a través de la circulación de la información. Más orientados a la cercanía y la pertenencia a un espacio.

Sin embargo, la observación de cómo se han desarrollado estas iniciativas y el alcance que pueden tener me hace pensar que no muchas de estas iniciativas lograrán sostener a estos medios, y que tampoco organizaciones que no superan las 3–4 personas en el mejor de los casos pueden ejecutar múltiples y diversos modelos de negocio. Lo cual me lleva al siguiente punto.

Aprendizaje número cuatro: La sostenibilidad del servicio público que desarrolla el periodismo requiere de un compromiso a largo plazo

Una de las características más destacadas del programa SembraMex y que lo diferencia significativamente de casi todas las iniciativas en las que he trabajado como consultor, es su duración. SembraMex se extendió durante cinco años. Cada intervención duraba entre seis y ocho meses, seguidos de un período dedicado a preparar el siguiente ciclo, lanzar convocatorias y capturar los impactos del año anterior. Habiendo experimentado el trabajo con una estructura que fue creciendo en el acompañamiento, me animaría a decir que los compromisos con los medios seleccionados deben ser incluso a más largo plazo y contar con un acompañamiento económico que permita el ejercicio de la labor periodística si queremos que los ecosistemas se sostengan de verdad.

Si un donante realmente quiere contribuir a la sostenibilidad del ecosistema informativo de una región de forma sustancial, es crucial que el apoyo también sea sostenible y prolongado. Por momentos, creo que el ecosistema destina demasiado dinero a iniciativas experimentales sin apostar a largo plazo a proyectos de largo alcance que permitan trabajar con tranquilidad a todas las partes involucradas.

Durante el último año de SembraMex, tuve la suerte de un bonus track: trabajar como consultor para ICFJ con la iniciativa Border Hub, que vinculó a esta organización con el Border Center for Journalism. Esta iniciativa constituía la segunda pata de este proyecto de apoyo al ecosistema periodístico en la frontera norte de México.

Este proceso de acompañamiento que tomó un año concluyó con la articulación de una nueva organización: la Unidad de Reportería, un proyecto naciente que está encabezado por un equipo de líderes, mujeres con gran experiencia y conocimiento dentro del ecosistema. La Unidad de Reportería buscará, mientras intenta constituirse como organización, ofrecer a todos los integrantes del ecosistema periodístico mexicano — ya no solo en la frontera, sino también en los estados fuera de las metrópolis— capacitaciones, acompañamiento en procesos de reportería, la implementación de una metodología concreta de reportería, y conceptos de sostenibilidad.

Creo que Unidad de Reportería ejemplifica el valor potencial de una organización con gran chance de impactar en el ecosistema, siempre que continúe siendo acompañada en sus pasos iniciales.

El mantenimiento de un ecosistema de noticias no puede depender de un mercado que está centrado en la atención que genera el contenido apelando a lógicas del entretenimiento contemporáneo. Comunicar de forma periodística requiere de espacios que hoy cada vez son más reducidos. Si realmente se pretende estimular los ecosistemas informativos en contextos críticos, la sostenibilidad y el compromiso del apoyo económico y logístico debe ser más sostenido y paciente. Tras años dentro del ecosistema, creo que exigir a los medios que hacen periodismo que se conviertan en empresas rentables no solo es exigirles demasiado: va en contra del servicio que en muchos casos sus comunidades necesitan. No es que no hay que intentarlo: es que hacerlo no es suficiente salvo algunas honrosas excepciones, a menudo provenientes de contextos en otras partes del planeta, donde una serie de factores juegan a favor de esa sostenibilidad.

Tras estos años en SembraMex, que se han ido acumulando con otras experiencias diversas que me han posibilitado trabajar con más de 40 medios, creo que la verdadera pelea es por el tiempo y la calma: para que los emprendedores de medios periodísticos puedan ser útiles para las comunidades a las que intentan servir, necesitamos ofrecerles más espacio para escuchar, más acompañamiento y más recursos y que así los productos sean de utilidad real y quienes trabajan en ellos perciban lo que merecen por su función. La perseverancia y el compromiso de los medios y organizaciones con los que trabajé para este programa son un testimonio de que la oportunidad sigue estando ahí, latente.

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Sebastián Auyanet
Fe De Erratas

Journopublisher en NowThisNews, media consultant. Ocassional professor. MA in Engagement Journalism. Obsessed with bringing people closer to journalism.