Prueba: Srixon Q-Star Divide
En el primer trimestre del año, Srixon lanzó en el mercado europeo una nueva edición de su modelo Q-Star, una referencia que personalmente siempre me ha resultado interesante porque creo que toca las teclas adecuadas para ofrecer lo que la mayoría de jugadores de hándicap medio buscan en una bola: Buenas prestaciones a nivel de distancia total, cierta previsibilidad en el aspecto de vuelo y dirección y un buen spin en el juego corto, todo ello con un precio inferior a las de las bolas tour.
Dicho esto, para esta prueba quería ir un poco más allá, y “explorar” el acabado de 2 colores que ofrece el acabado Divide, tanto desde lo útil que podría ser a la hora de apuntar y ver el giro de la bola, como lo extraño que podía ser jugar con una bola mitad de un color y mitad de otro.
Dicho esto, pasando ya al análisis de esta nueva Q-Star Divide, como no podía ser de otra manera, comenzamos con el tremendamente llamativo acabado exterior bicolor (en este caso naranja y amarillo) en terminación mate, que puede gustar, o no, pero desde luego que llama la atención.
Además de ello, notamos que la tradicional inscripción del modelo entre líneas de apuntado ha desaparecido, pasándose a colocar en la parte inferior del logotipo de la marca.
En el apartado técnico, de manera resumida, encontramos una bola de 3 capas, con 338 hoyuelos, siendo el peso aproximado de cada bola de 45,60 gramos.
Ya pasando a la prueba de rendimiento, desde el tee este modelo nos ofrece una trayectoria tirando a media con una buena suma de metros totales realizados entre vuelo a rodada, así mismo, es una bola bastante estable mientras que el tacto, es tirando a esponjoso pero sin sentirlo como una bola de las categorizadas como “soft”.
En el apartado visual, desde el tee no hay ningún tipo de problema, ya que cada uno elegirá si prefiere jugar viendo un color u otro… o mitad y mitad, por otro lado, es especialmente llamativo el ver la bola volar mientras va girando y cambiando de colores como si fuera un poste de una peluquería.
Ya pasando al juego en calle con hierros medios que suponen llegada a green, este modelo ofrece un buen efecto parada, eso si, sin llegar a los niveles de las variantes Z-Star, pero por otra parte, para swings de velocidad moderada, esta Q-Star, permite un vuelo más optimo para lograr distancia y un tacto más blando que la serie Z.
Si hablamos de visibilidad, la verdad que la bola se encuentra bien, aunque esté una parte u otra hacía arriba, personalmente creo que el adoptar el tono mate en el naranja es un acierto para ello. Por otra parte ¿se hace raro jugar con una bola de mitad de cada color? En mi caso no he tenido ningún problema, pero puedo comprender que haya gente que se le pueda hacer extraño, especialmente aquellas personas que suelen jugar solamente con bola blanca, porque en la gran mayoría de las veces los dos colores estarán en nuestro ángulo de visión, pero repito que, a nivel personal, no he tenido ningún problema.
En el juego corto, es una bola que funciona muy bien, con un tacto a medio camino entre una Z-Star y una AD333 (así que aquellos jugadores que quieran dar el salto a las 3 capas, se sentirán como en casa) con un buen spin, eso si, teniendo en cuenta que no es una bola “tour”, así mismo, muy llamativo y “didactico” el poder ver las rpm que coge la bola en los golpes alrededor al green.
En el apartado de putt, posiblemente sea el punto fuerte de esta bola, ya que el sistema de apuntado es de lo mejor del mercado, no sólo porque lo hace muy sencillo, sino que permite ver claramente si hay giros extraños de la bola, así mismo, las sensaciones con el putter son buenas ofreciendo una velocidad de rodada bastante predecible.
En el apartado de resistencia, tras los 36 hoyos habituales, la bola se ha mostrado tremendamente resistente a golpes, abrasión y demás, ya que tan sólo encontramos pequeñísimas marcas, haciéndola de esta manera, muy posiblemente, la bola que mejor se ha comportado en este aspecto de todas las que han pasado por esta sección de pruebas.
Para acabar y a modo de resumen, esta versión 2024 de la Q-Star en acabado Divide, me ha generado una gran impresión, y he reconocer que no estaba muy convencido con el tema de dos colores, especialmente en los golpes en los que no puedes colocar la bola, pero la verdad que no molesta y para entrenar en el juego corto, el sistema Divide me parece tremendamente interesante porque permite ver de una manera muy visual el comportamiento de la bola.
Dejando a un lado el apartado Divide, encontramos la clásica Q-Star, una bola “puente” entre la AD333 y la Z-Star, ya que ofrece sensaciones muy próximas en facilidad de juego, distancia y tacto a las de una bola de 2 capas, pero con un spin próximo al que encontramos en una bola tipo tour, todo ello con una gran resistencia a los golpes que va a hacer que cada bola pueda durarnos durante muchos hoyos sin que se vea afectado su rendimiento.
Agradecer a Srixon su colaboración para realizar esta prueba.