Guadalupe Muro

Yo seguía caminando decidida a no apagar la noche con mi linterna

Los amigos de mi papá traían, sobre todo, historias. Traían a nuestro verde reino ensimismado pedazos del mundo, y yo los coleccionaba:

Pareciera que para pensar nunca estoy cansada. Qué cansancio.

Ser cabeza dura no sirve para nada a no ser que:

La ves venir y viene “y te pido una Coca…” La baja empieza cuando nos cambiamos a línea “Pepsi”.

Mi casa en Bariloche queda en el barrio Pichi Mahuida, o Cerro Chico. Es un barrio pequeño, que fue creciendo con nosotras. Cuando yo era…

Mayu se levantó, desnuda como estaba, descalza, alta como una reina y con el sol atravesando su gran melena de rulos que parecían de cobre…

eran los romeros más salvajes que vi en mi vida y los oréganos más fornidos, eran un espectáculo de irreverencia aromática y pinchuda

tenía mi corazón en su mano y fue cerrando los dedos poco a poco como si dentro de su puño tuviera la esponjita de lavar los platos

“La próxima vez Guadalupe”, me dije a mí misma, “que sea un corredor automovilista o un carnicero”.

A ambos lados de la calle había una persona que en la madrugada estaba hablando obsesivamente con un fantasma.

“Libélula” es una buena palabra para susurrar del mismo modo en que “titiritero” es buena para reírse.