Stars Camp coworking
Un tiempo antes de llegar a Lima, comienzo a buscar un espacio de trabajo compartido. Stars Camp me resuelve ese proceso en apenas dos mails.
Desayuno temprano, salgo a la calle — Lima está soleado — , me saco la remera y mis largas alas blancas se extienden y desperezan. Hacía tiempo que no veían la luz del sol. Con tres grandes aleteos remonto vuelo y emprendo el viaje desde Miraflores hasta Lince, barrios que junto a San Isidro, parecen ser el equivalente al «Palermo» de Buenos Aires o el «Providencia» de Santiago. Bien top, o cuico, o pituco
Relajado, sabiendo que no iba a tener problemas en ponerme al día con el trabajo, llego al coworking que semanas atrás me había ofrecido unos días de prueba en el espacio. El proceso había sido pragmático, y el pragmatismo se agradece:
1- Envío un mail presentándome, cuento mi situación actual — trabajando mientras viajo por latinoamérica — , y pregunto por descuento para viajeros errantes
2- Sandra de Stars Camp me invita durante dos días a probar el espacio
Los coworking apuntan a potenciales clientes que viven en la ciudad, obviamente, pues son más rentables. Sin embargo, muchos de ellos también entienden que hay otro tipo de «usuario» no tan rentable, aunque igual de valioso
El espacio de trabajo compartido que se interesa por la gente que lo frecuenta, construye una comunidad. Quien no, renta unas oficinas
Después del distendido aleteo hasta el coworking — San Isidro tiene muy lindos espacios verdes— , el lunes arranco el día laboral y me siento espléndidamente recibido
En unos pocos minutos, Sandra, la administradora, me da un buen pantallazo — ni muy largo, ni muy corto — sobre la filosofía del espacio; me muestra los lugares y sus funciones y finalmente me presenta al grupo
Saludo a la gente y sin más, ya estoy perfectamente cómodo para comenzar a pensar en un isologo para el Meetup de Javascript en Rosario
Mientras se despierta la máquina… reflexiono sobre la decoración (cuidada), las mesas de trabajo (como las de un bar de café), los espacios de trabajo y las salas de reuniones (funcionales), el espacio para comer (no tiene para cocinar) y el café libre
Sí señoras y señores, ¡barra libre de café!
En una de esas excursiones que hago para cargar la taza, me encuentro con la jarra de café vacía y Javier, quien mantiene el orden del lugar, me entrega el know-how de cómo usar la máquina y de dónde se guarda el café
— «Regálale un pez a un hombre y comerá un día. Enséñale a pescar y comerá toda la vida» — , digo porque siempre es divertido ilustrar con proverbios chinos☺
Pasada la mañana regreso de almorzar, corrijo la posición de la espalda, estiro las alas y continúo trabajando, enfocado, hasta que de repente ya es de noche y quedamos sólo dos personas y una brisa fresquita entrando por el ventanal
Termino el día con todas las tareas terminadas y totalmente convencido de estirar la estadía, pues las tarifas se ven accesibles
Para dar una idea rápida, la semana en Stars Camp está en 200 soles (unos 63 dólares). Y si tenemos en cuenta la ubicación, el espacio y los servicios — aunque experimenté algunas intermitencias en la internet, nada importante — , los 200 soles parecen poco
Lamentablemente esa semana en Stars Camp fue bien cargada de tareas y, aunque no estuve mucho tiempo para socializar y hacer net-working como me hubiese gustado, el espacio me resultó bien atractivo
Se nota que han logrado un amplio ecosistema de empresas y profesionales independientes, y el calendario de eventos se ve bien activo. Como frutilla del postre, justo en esos días en los que estuve de visita, Ommm, una app para pedir taxis, ganó en el Start-up Perú
Otro detalle es esta «vidriera» de los proyectos, empresas y personas que están o pasaron por el espacio. Casualmente ahí me encuntro con una tarjeta de Njambre
Lima sería un buen lugar para quedarse, pienso, mientras regreso caminando hacia el departamento
La ciudad está atrayendo buenos proyectos, se nota una política que impulsa el crecimiento. En general, Lima se siente muy bien, el mercado se ve jugoso, expandido, y con buenas oportunidades para emprender
Tomemos el ejemplo de Stars Camps: el coworking es joven, sí, pero sabe hacia dónde está apuntando y eso, sin dudas, lo convierte rápidamente en un emprendimiento «maduro».