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Jonathan Martell
Jonathan Martell
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4 min readDec 14, 2023
Café en Vitacura, Santiago - Chile. Junio 2023.

“Pues nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y costumbres”.

Francisco Gómez de Quevedo y Villegas, Político español.

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Para mí, no es una novedad. He escuchado muchas historias y conversado con chicas que piensan de esa manera. El año pasado, alguien me dijo: “Pero Jonathan, es lógico. Una invierte en maquillarse, arreglarse, invierte horas. Lo mínimo que pueden hacer ellos es pagar. Yo me lo merezco”. Quedé sorprendido porque ella no pensaba de esa manera un año atrás.

También tuve una conversación con una chica que conocí. Después de intercambiar varios mensajes, decidí llamarla. Hablamos por más de una hora cuando ella me preguntó si yo pagaba en las citas. Tras mi respuesta, dijo que tenía sueño y la conversación terminó abruptamente.

¿Qué piensas tú? ¿Estás de acuerdo? ¿Es justo que los chicos paguen más?

Si crees que sí, tómate unos minutos para reflexionar sobre por qué. Si fueras hombre, ¿actuarías igual? ¿Por qué esperar que otra persona pague? ¿Crees que es justo? ¿Realmente lo es? ¿Por qué piensas así?

Ahora, veamos otra perspectiva. Analicemos la respuesta de otra chica ante la misma afirmación.

Acá más comentarios:

¿Qué opinas ahora? ¿Estás de acuerdo o no? ¿Crees que pagar a medias es lo justo? ¿Por qué sería justo? ¿Por qué no dejar que la otra persona pague todo? ¿Cuál es el problema?

Tengo historias similares, pero con chicas mayores o que viven de manera no tradicional. Recuerdo una vez, a orillas del río Támesis, cuando una chica me dijo: “No vamos a pedir más a nadie, tengo una tarjeta de crédito de Seúl. Así que yo te invito”. Me fascinó esa actitud, ese empoderamiento.

Aunque no veo mal la primera postura, mi manera de pensar claramente se alinea más con la segunda. No le encuentro sentido a tener que pagar todo. Lo he hecho, sobre todo al usar aplicaciones de citas. ¿Me gusta? Para nada, y quizás eso influyó en que esas relaciones no avanzaran.

Para mí, va más allá de gastar dinero. Es un reflejo de una forma de vida tradicional que, aunque no la veo negativa, se aleja de mi forma de pensar.

Incluso, he bromeado comentando que la chica correcta me pedirá matrimonio, no al revés. Muchas chicas se sorprenden al oír esto. Pero, ¿por qué no podemos los hombres ser sorprendidos? Esa es una forma diferente de pensar y ahí radica el encanto, según mi punto de vista.

Estas diferencias tienen raíces en normas y prácticas culturales y sociales que se remontan a muchos años atrás.

Se puede deber principalmente a roles de género tradicionales (el hombre encargado de proveer), posible desigualdad económica (tradicionalmente los hombres tenían más acceso a recursos económicos y oportunidades laborales), prácticas de cortejo (como un ritual), expectativas sociales (presión para asumir ese rol) y temas de conservadurismo social (que las mujeres no trabajen o ganen menos).

La sociedad está evolucionando para lograr que ambos géneros sean percibidos como iguales, con cambios y una mayor flexibilidad en las estructuras y roles sociales. Si este es el camino que queremos seguir, ¿por qué continuamos con prácticas que podrían alejarnos de este objetivo?

“A veces, ciertos errores acarrean un acierto, un cambio de rumbo o incluso una revelación. ¿No es un acierto que ahora esté ahí, empezando una nueva vida?”

Sara Mesa, escritora española.

Publico nuevas historias, todos los miércoles y domingos. Léelas aquí.

¡Que tengas un buen día!

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