La fiesta en la Bombonera (II)

Jonathan Martell
Jonathan Martell
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6 min readDec 19, 2022
Bombonera, Buenos Aires. Julio 2022.

“En Argentina, lo que le pasa al equipo incide mucho en la vida del hincha, ¿entendés? Si el cuadro gana, el hincha se euforiza en su vida personal, particular. Si el equipo pierde, se deprime proporcionalmente, afectando todas sus actividades. Entonces, eso hace que perder o ganar sea muy importante”.

Marcelo Bielsa, entrenador argentino.

Lee aquí la primera parte.

El momento había llegado, a paso acelerado pasamos los controles para entrar a uno de los estadios más famosos del mundo: La Bombonera de Boca Juniors de Argentina.

Había escuchado muchas historias. Desde los cánticos ensordecedores hacia el equipo visitante hasta el temblor que se generaba al saltar en el estadio.

Tomado de la mano con Laura y, ya en las gradas a pocos segundos de entrar a la tribuna, nos encontramos con el chico de la calle. Lo abracé, le agradecí y le devolví los dos carné de socios que nos permitieron ingresar al estadio, por ayudarme a cumplir un sueño más.

La emoción aumentó y el esperado momento había llegado. Si bien era temprano, ya varias personas corrían a nuestro costado.

Tres pasos más y pudimos ver el verde del campo que hacía juego con las paredes de azul y amarillo. Estábamos en la planta baja. Se veía imponente pero eso no era lo que realmente captó mi atención.

Bombonera, Buenos Aires. Julio 2022.

Giré a mi izquierda y vi a un señor abrir los brazos. Con una mano, formaba un puño, con la otra sostenía su celular. Estaba haciendo una videollamada. Dos segundos más tarde, caían lágrimas por sus ojos. “Lo logré, lo logré, mirá esto”, alcancé a escuchar que le decía a la persona al otro lado de la llamada.

Más allá, unos chicos gritaban de felicidad. “¡Estamos aquí loco!”, mientras se abrazaban de felicidad. Otros metros más allá, se veían a amigos entrando y saltando de felicidad. Giraba hacia otro lado y veía a más personas tomándose fotos, con los ojos brillosos, limpiándose las lágrimas.

La emoción de los hinchas en la Bombonera.

Los segundos pasaban y cada vez que ingresaba alguien a la tribuna, gritaba de felicidad. Quedé en shock. ¿Por qué tanta emoción por venir a ver a Boca? Era un partido de fútbol por la liga local, uno más. En teoría, no era especial.

Fue ahí que vi al señor con el que hablé en la calle. “Ya estamos aquí”, me dijo emocionado. Lo abracé y le dije que ahora teníamos que disfrutar el partido. Suspiré, le dije a Laura que nunca había presenciado tanta emoción por solo entrar a una tribuna. ¡El partido aún no comenzaba!

Al parecer, no era para nada fácil entrar a la ‘Bombonera’, a pesar de que el partido, en teoría, no era tan relevante. En Perú, claro, solo vas y entras. ¿No tienes entrada? Pues lo compras online minutos antes o siempre hay alguien afuera vendiendo reventa.

En este caso, era totalmente diferente desde que se estableció que solo los socios podían ingresar al estadio. Por la accesibilidad y, seguro también por temas económicos, no todos tenían el privilegio de poder ir a ver a Boca. A pesar de intentar darle una explicación racional a lo que sucedía a mi alrededor, realmente no podía explicar tanta emoción.

Minutos después entendería todo.

Pero antes, comimos un choripan para calmar el hambre. Nos sentamos en las gradas superiores, pensando que todo estaría bien. Pasaron los minutos mientras tomábamos fotos y videos sobre lo que ocurría a nuestro alrededor.

Faltando una hora o algo más para el partido, el estadio comenzó a llenarse de hinchas. La famosa ‘La 12’ se hizo presente. Unos tres de ellos, se treparon a los alambrados de la tribuna. Lo hicieron con una agilidad realmente llamativa. Parecía la reja de su casa. Amarraron las telas, amarillas y azules, de las rejas hacia la segunda planta de la tribuna.

Bombonera, Buenos Aires. Julio 2022.

Por mi falta de experiencia en ese estadio, las telas impedían ver con claridad el partido. La mejor ubicación no era estar arriba, sino en el medio. Ya no importaba. El estadio estaba lleno y todos comenzaban a gritar emocionados. La fiesta estaría por comenzar.

Chicos, chicas, mayores, menores, parejas, familias llenaban las tribunas. Fue ahí donde me volví a quedar en shock. Los niños y niñas, imitando a los hinchas que colocaron las telas, se treparon por el alambrado también con una facilidad sorprendente. La diferencia era que ellos no bajaron. Sacaron sus abrigos, sus chompas y las amarraron al alambrado. Armaron una especie silla improvisada, se sentaron y listo. A disfrutar el partido. Ahí se quedarían trepados viendo el partido. Sí, niños y niñas, donde algunos eran ayudados por sus padres.

Los niños y niñas en el alambrado.

Boca salía al terreno de juego y el estadio explotó. Realmente fue inimaginable: el humo, los cánticos, los globos, las personas gritando, la banda que tocaba. El ambiente era de fiesta. ¡Y era un partido local! No de Copa, no por un título, era uno de cualquier fin de semana. Chicas y niños gritaban y alentaban al equipo sin parar.

Salida del equipo en la Bombonera.

Lo que iba a ver a continuación nunca lo presencié en ningún lugar de mi vida. Y eso que estuve en el Santiago Bernabéu cuando Real Madrid ganó una Champions, o en el Stamford Bridge cuando Chelsea jugó por Champions League, o en Wembley Stadium en la final entre Manchester City y Liverpool, o en la final de la Copa Libertadores entre River Plate y Flamengo.

¿Qué fue lo que vi?

Pasaban los minutos y mientras los hinchas alentaban a su equipo, en las gradas de abajo, donde no se podía ver el partido porque se habían colocado banderolas para alentar a Boca, las personas estaban de fiesta. Al ritmo de los cánticos de ‘La 12’, bailaban como si fuera una fiesta: grupos de hombres, parejas que daban vueltas, padres con hijos y personas mayores abrazadas. No veían el partido, solo se divertían con el ambiente, se dejaban llevar por el entorno y por el disfrute.

Baile y fiesta en la Bombonera.

Por tercera vez, quedaría en shock. Nunca había presenciado tanto fervor por un partido de fútbol con tantas emociones juntas, por solo querer estar ahí y disfrutarlo. Niñas, niños, personas mayores, amigos y parejas, ahí todos reunidos regocijándose con el partido, bailando y gritando. Fue ahí que, finalmente, caí en la cuenta de por qué los argentinos aman tanto el fútbol. El fútbol es parte de ellos y ellos son parte del fútbol, es su identidad.

Ese día, Boca ganó pero era lo de menos. Ese día aprendí lo que el fútbol generaba en los hinchas de Boca y, semanas antes, en los hinchas de River. Todo llevaba a una sola conclusión: el fútbol es lo más lindo.

“Gracias Laura”, le dije mientras nos retiramos abrazados y extenuados del estadio. Gracias por animarme a ir aquel día al estadio. Sin ella, me hubiera perdido uno de los momentos más épicos que me ha tocado vivir.

Fin del partido en la Bombonera.

“El fútbol, como la vida, es un estado de ánimo.“

— Héctor Veira, futbolista argentino.

¡Que tengas un buen día!

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