Meditación (I)

Jonathan Martell
Jonathan Martell
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3 min readOct 31, 2022

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Valle Sagrado, Cusco. Agosto 2022

“La meditación no es evasión; es un encuentro sereno con la realidad”.

Thich Nhat Hanh, monje budista vietnamita.

Con el pasar de los años me fui dando cuenta que todo material que leía — ya sea libros o artículos científicos — me llevaba hacia un solo camino: el budismo. No al budismo como religión, sino como filosofía de vida.

Desde libros para controlar las emociones desde el punto de vista neurocientífico como ‘How emotions are made’, hasta libros de relaciones como ‘The Ethical Slut’. Me hicieron reflexionar sobre el papel del budismo en nuestras vidas.

Si bien había leído sobre la filosofía estoica en ‘A Guide to the Good Life: The Ancient Art of Stoic’, y había encontrado bases en común, necesitaba adentrarme mucho más, buscar los detalles y encontrar la raíz.

Comencé a leer libros como ‘Why Buddhism is True’ o ‘Art Of Living Vipassana Meditation’ los cuales me dieron una idea más clara sobre cómo la filosofía budista podría impactar en nuestras vidas. Cada capítulo me dejaba inspirado, con ganas de cambio y, sobre todo, con una base sólida más clara sobre cómo vivir el día a día.

¿Era suficiente? No. Aún diversas situaciones podían llegar a abrumarme. La teoría estaba disociada de la práctica. Faltaba algo más.

Tenía que comenzar a practicar. Descargué la app ‘Headspace’ , tomé la prueba gratis por unos días y luego comencé a pagar mensualmente. Inicié con una meditación interdiaria por casi unos quince minutos.

¿Resultados? Comencé a notar un cambio en el momento de finalizar la meditación. Me ayudaba a ver las situaciones con mayor tranquilidad. ¿Era suficiente? Aún faltaba un paso más.

Durante la pandemia, había tenido en la mira la meditación Vipassana, sentí que era aquella que más se acercaba — de manera práctica — a la filosofía budista. De esta manera, encontré en dhamma.org el posible camino que me llevaría a experimentar lo que era el budismo.

Tanto pronto se abrieron unos cupos a mitad de este año, no dudé en aplicar. Incluso, era gratis. Sin dudarlo apliqué.

¿Qué buscaba? Básicamente estar en contacto con mi cuerpo, con mis pensamientos, con mis sensaciones. Quería ver cómo todo se relacionaba. Y claro, quería hacerlo por un buen tiempo, no solo quince minutos. En este caso, diez días seguidos, más los días de llegada y salida eran doce. Sí, doce días fuera de la realidad. Doce días que podían cambiar percepciones de vida.

¿Te imaginas estar sola y conectada contigo misma y la naturaleza sin hacer nada más que apreciar y meditar?

A algunas personas les asusta esta idea. Siento que, el retiro de meditación por varios días en soledad, es algo que todas las personas deberíamos hacer en nuestras vidas. Básicamente porque es un espacio que nos permite explorarnos, conocernos pero también comprender a los demás. Además, nos permite apreciar lo que tenemos a nuestro alrededor y darnos cuenta que todo es impermanente.

¿Es un reto? Claro que sí pero ¿es que acaso los retos no son geniales para ser explorados?, ¿no sería interesante romper esa barrera mental del “no podría estar sin hablar varios días”?, ¿qué pasaría si lo lograras? Quizás todo lo que pensabas que no podías hacer, mágicamente, cambiaría a un estado de posible realización. Todo lo imposible ahora sería posible. Y ahí podría radicar la esencia de la meditación: permitirnos soñar y darle algo más de claridad a nuestras vidas.

Continuará…

“La meditación es el reconocimiento o el descubrimiento del verdadero yo”.

Sri Chinmoy, líder espiritual indio.

¡Que tengas un buen día!

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