¿Qué hace una diseñadora? (I)

Jonathan Martell
Jonathan Martell
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5 min readNov 14, 2022
Proyecto final para RCA. Londres, junio 2019.

“El diseño es tan simple, por eso es tan complicado”.

— Paul Rand, diseñador estadounidense.

¿Qué crees que hace un diseñador o diseñadora? A lo largo de los años, el concepto ha cambiado pero, probablemente, nos viene a la mente una cierta idea hacia lo visual y lo estético. O quizás al súbito acto de inspiración y creatividad, aquel que resuelve todo de golpe y se lleva unos aplausos en la sala de reuniones. ¿Es realmente así?

Hace más de un año busqué respuestas a las preguntas a través de los artículos que escribí sobre cómo ingresé al mundo del diseño y en cómo el diseño puede crear impacto en nuestro entorno, siendo optimistas y creando nuestro futuro.

Hoy, es necesario conocer a más detalle el proceso del diseño. Podemos tomar como referencia los cinco mitos sobre el diseño que fueron planteados por el profesor Kees Dorst en su libro Frame Innovation. ¿Los exploramos?

1. El diseño no se trata solo de crear belleza

Dorst plantea que una estética visual agradable es importante, pero es solo un factor entre muchos otros que deben tenerse en cuenta en la creación del diseño. ¿Por qué entonces nos basamos tanto en la belleza? El autor sostiene que se originó durante la revolución industrial. Al masificarse y reducirse el costo de la artesanía — que antes era símbolo de estatus de algunos pocos — originó que las primeras producciones fueran productos excesivamente decorados.

¿La reacción? Se abre la necesidad de una nueva estética para los productos industriales y generó la profesión del diseño industrial. A pesar de los años transcurridos, la asociación del diseño hacia lo bello o bonito, ha permanecido.

Pero también la revolución industrial ha generado otras consecuencias que permanecen hasta hoy, las cuales reflexionaremos en otro artículo, como el excesivo enfoque en la eficiencia y productividad que las organizaciones aún mantienen.

2. El diseño no se trata solo de ideas.

Dorst menciona un ejemplo de película: el cliente le da instrucciones al diseñador, nace una idea brillante, el cliente está feliz y el diseñador se vuelve rico y famoso. Todos felices.

¿Es así la realidad? Si bien la utilización de técnicas de creatividad como la generación de ideas o brainstorming es una de las más usadas en el proceso de diseño, esta es solo una manera muy específica de explorar posibilidades dentro de un entorno limitado, menciona el autor.

Los profesionales del diseño no se centran en una gran idea. Se necesita un enfoque bastante reflexivo y estratégico.

¿Tienes ideas muy inspiradoras que aparecen de un momento a otro? Perfecto, las puedes tomar como un insumo más pero no como el entregable final. Motivo por el cual, pensar que tendremos la gran solución al finalizar un workshop de ideación en un solo día, es bastante irreal. Quizás salgamos inspirados, alineados con la visión, comprometidos y hasta con posibles direcciones hacia dónde ir.

Pero tener la solución lista requiere un trabajo mucho más riguroso y de análisis detallado que conecte diferentes fuentes de información, que tan solo realizar actividades creativas con post-its por unas horas.

3. El diseño no es irracional

Dorst sostiene que el diseño debe ser riguroso en su enfoque si quiere ofrecer resultados para el mundo real, a pesar de la perspectiva lúdica que puede ser percibida durante sesiones de co-creación de las que hablamos. Una parte esencial del proceso de diseño es hacer hipótesis fundamentadas al proponer soluciones; sin embargo, estas hipótesis serán probadas más adelante en el proyecto al tocar la realidad.

El autor sostiene que las personas, a veces ven al diseño como irracional porque el diseño no es una forma de racionalidad cerrada: el diseño es intrínsecamente abierto, ya que siempre hay más de una solución para un problema de diseño. El diseño no se trata de crear soluciones de la misma manera en que se crean soluciones a ecuaciones matemáticas. Por el contrario, las diseñadoras crean soluciones que luego son juzgadas por las personas, que pueden ser buenas o malas en relación a sus necesidades particulares.

Por tal motivo, hay modelos, metodologías y procesos de trabajo que ayudan a lidiar con la ambigüedad del diseño. En todo el aparente desorden o proceso de creatividad, hay una estructura clara para lograr objetivos, el cual se va aprendiendo, mejorando y afinando, conforme avanza el proyecto y se van ganando años de experiencia.

¿Siempre es así? Para nada. Cada proyecto debería tener su propia metodología, un equipo de trabajo ad-hoc y objetivos que deberían ser reformulados de acuerdo a las necesidades particulares del desafío. No es solo ir de izquierda a derecha en el proceso durante una semana, como sugieren los talleres de Design Thinking que vemos a menudo. No. Y es aquí donde el criterio y experiencia del diseñador entra en juego.

4. El diseño no es misterioso.

Las actividades en las que consiste el diseño, la secuencia en la que estas actividades suelen tener lugar, las habilidades necesarias para ser una buena diseñadora y el camino del desarrollo de estas habilidades, están muy bien documentadas, sostiene Dorst.

Basta leer a Cross, Lawson, Friedman, Archer o al mismo Dorst, para comprender que la investigación sistemática del diseño ha existido desde hace más de 60 años y existe una gran cantidad de conocimientos. Los cuales generan la confianza para construir puentes hacia otras disciplinas que se han interesado en las prácticas de diseño, sostiene el autor.

5. No todo diseño es buen diseño

Finalmente, como en cualquier profesión, también pueden existir diseños superficiales y mediocres, que no resuelvan una necesidad real. Quizás lo vemos a menudo con las diferentes soluciones o nuevos servicios que no ayudan a nuestro día a día. Todo lo contrario, lo complejizan. O también con soluciones traídas de otros contextos, que al ser replicadas localmente, fallan catastróficamente.

Entonces, ¿comprendemos mejor a las diseñadoras?, ¿sabemos cuál es su estructura y cómo enmarcan los proyectos?, ¿cuál es su gran diferencial?, ¿cómo te podrían ayudar?, ¿cómo es que navegan entre la estrategia y lo tangible?, ¿cómo es que materializan sus ideas?

Quizás nos falta dar unos pasos más para seguir comprendiendo el diseño, y tiene que ver con un parte fundamental en todo el proceso: el reenfoque del problema. El cual reflexionaremos en un siguiente artículo.

“Reconocer la necesidad es la condición principal para el diseño”.

- Charles Eames, diseñador estadounidense.

¡Que tengas un buen día!

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