Ser profesor
“Es el arte supremo del maestro despertar la alegría en la expresión creativa y el conocimiento”.
Albert Einstein, físico teórico alemán.
Termino de alistarme y bajo las escaleras. Busco mi termo, tomo el filtrante y añado algo de té. Ahora busco el shaker de proteína y lo lleno con un scoop. Tomo un plátano y guardo todo en mi maletín. Me aseguro que mi laptop esté dentro, junto con su cargador y el del celular.
Vuelvo a subir, me pongo perfume, un poco de cremas, me miro al espejo por si todo está en orden. ¿Necesito algo de corrector? Hoy no, había dormido muy bien. Me peino por última vez. Tomo el celular, pido un Uber. Llegará en 5 minutos.
Bajo, termino de asegurarme que no me falte nada. Me despido y salgo de mi casa.
Saludo al conductor, me acomodo y me dispongo a apreciar la vista. A no pensar en más. Los minutos pasan y me encuentro en la Costa Verde, el aire se siente con más fuerza.
Muchas imágenes y recuerdos pasan por mi cabeza. El ciclo va llegando a su fin. ¿Quiero que llegue? Para nada. Me siento bien yendo a la universidad. Podría seguir haciéndolo sin problemas.
¿La razón? La gran comunidad de personas que encuentro ahí. Las energías, el entusiasmo, la curiosidad, las diferentes perspectivas, las ganas por cambiar el mundo. Es un lugar que inspira, que alienta a buscar más, que genera fuerza, que hace soñar.
¿Exagero? Para nada. Realmente sentí esas energías la primera vez que estuve por ahí hace tres años y decidí volverme profesor . Las energías o el presentimiento, nunca miente. Hoy lo compruebo. Y agradezco a las personas que me alentaron a hacerlo realidad como Puff, Clau y el mismo Juan que me dio las facilidades para empezar este nuevo reto.
¿Es realmente un reto? Es el mayor desafío que he tenido en mi vida. Es una gran responsabilidad el buscar una manera de inspirar a otras personas. Aquellas que no te conocen, no son tu familia y quizás recién las veas por primera vez en el primer día de clases.
¿Cómo inspiras a alguien sin conocerlo? En mi caso apelo a mis experiencias pasadas en las aulas, en conversar con estudiantes que iban a llevar al curso y en diseñar una experiencia en base a ciertas necesidades hipotéticas. Y claro, clase a clase, ir conociendo a cada persona para — sobre ello — ir mejorando las actividades que iba creando.
¿Cómo inspirar a personas con tan variadas necesidades? La personalización debe ser una parte fundamental en todo proceso de aprendizaje. Saber que lo que le resulta a algunos, a otros probablemente no. Es saber que cada uno tiene su ritmo, su nivel de motivación. Hay días con muchas energías, otras muy bajas. Lo importante es adecuarse a los diferentes momentos.
¿Cómo guiar a personas con diferentes maneras de ver el mundo? Es ir poco a poco, ir entendiendo las diferencias, las similitudes, los problemas, los factores que dan energía y temas que son necesarios tocar. Muchas veces, en la diversidad se encuentra la fortaleza para reflexionar y seguir aprendiendo.
¿De qué manera poder enseñar? Si bien existen muchas alternativas, en mi caso me baso en la inspiración. Nada más. Enseño para inspirar. El resto ya es tarea de los estudiantes. Inspiro, para que ellas realicen. Busco exponerlas a nuevas situaciones donde la equivocación es algo natural. Luego, es muy importante la reflexión. Para que de esta manera se genere el aprendizaje, lo que naturalmente creará experiencias. Y es esa experiencia, la que ayudará a tomar mejores decisiones a futuro.
¿De qué manera creen en mí? Mis algunos años de experiencia laboral — comencé a practicar desde 7mo ciclo — me ayuda a conocer diferentes contextos. La maestría también generó en mí la seguridad que necesitaba metodológicamente. Pero, sinceramente, siento que lo más importante es ser consecuente y honesto con uno mismo. Es decir, hacer las cosas que se sienten bien para mí y también para los demás. Listo. De esa manera uno puede vivir en tranquilidad y es esa tranquilidad, finalmente, la que se transmite al momento de enseñar.
¿Y qué generan ellas y ellos en mí? Es algo mágico. Por primera vez, he sentido orgullo por personas que no son de mi familia o amigos. Es una sensación que llena el corazón, que saca sonrisas, que hace sentir muy bien.
¿Por qué lo logran? Lo contaré en un siguiente artículo.
Continuará…
“Los maestros pueden cambiar vidas con la combinación justa de tizas y desafíos”.
-Joyce Meyer, autora estadounidense.
- Publico nuevas historias, todos los miércoles y domingos. Léelas aquí.
- ¿Quieres conocer cómo percibo la vida? Visita: https://www.jonathanmartell.co
- Conversemos, o entérate de mi día a día en Instagram: @jonathanmartellr aquí.
¡Que tengas un buen día!