¿Y luego qué, señor?
“El objetivo principal de tu negocio no es generar ingresos, sino mejorar tu vida”.
Daniel Vasallo, emprendedor norteamericano.
Aquí una breve historia:
Un empresario estadounidense tomó unas vacaciones en un pequeño pueblo mexicano de la costa por orden del médico. La primera mañana, incapaz de dormir después de una urgente llamada telefónica desde la oficina, decidió caminar al muelle para aclarar su mente. Un bote pequeño con un solo pescador se encontraba ahí. Dentro del bote, había varios atunes del tipo aleta amarilla. El empresario, felicitó al pescador mexicano por la calidad de su pescado.
El estadounidense preguntó “¿cuánto tiempo te llevó atraparlos?”. El mexicano respondió, “solo un poco de tiempo”. El estadounidense luego preguntó “¿por qué no te quedas más tiempo y pescas más?”. “Tengo lo suficiente para mantener a mi familia y dar algunos a los amigos”, respondió el mexicano.
El estadounidense luego preguntó, “pero … ¿qué haces con el resto de tu tiempo?”
El mexicano miró hacia arriba y sonrió. “Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, tomo siestas con mi esposa María, paseo por el pueblo cada noche donde bebo vino y toco la guitarra con mis amigos. Tengo una vida plena y ocupada, señor”.
El estadounidense se rió y se mantuvo erguido, “Soy un MBA de Harvard y puedo ayudarlo. Debería dedicar más tiempo a la pesca y, con las ganancias, comprar un bote más grande. Con las ganancias del barco más grande y el mayor recorrido, podrías comprar varios barcos, eventualmente tendrías una flota de barcos de pesca. En lugar de vender sus pescados a un intermediario, lo vendería directamente al consumidor, y eventualmente abriría su propia fábrica de conservas. Controlarías el producto, el procesamiento y la distribución. Tendría que dejar este pequeño pueblo de pescadores costeros y mudarse a la Ciudad de México, luego a Los Ángeles y, finalmente, a la ciudad de Nueva York, donde dirigirá su empresa en expansión”.
El pescador mexicano preguntó: “Pero señor, ¿cuánto tiempo tardará todo esto?”.
El estadounidense respondió: “15 a 20 años, 25 como máximo”.
“Pero ¿y luego qué, señor?” Preguntó el mexicano.
El estadounidense se rió y dijo: “Esa es la mejor parte. Cuando sea el momento adecuado, anunciará una oferta pública inicial (IPO) y venderá las acciones de su empresa al público y se volverá muy rico, ¡ganaría millones!”.
“Millones, señor — ¿y luego qué?”.
El estadounidense dijo: “Entonces te jubilarías. Te mudarías a un pequeño pueblo de pescadores en la costa donde dormirías hasta tarde, pescarías un poco, jugarías con tus hijos, tomarías siestas con tu esposa, pasearías al pueblo por las noches donde podrías beber vino y tocar la guitarra con tus amigos”.
Historia extraída del libro de Tim Ferriss ‘The 4 hour workweek’.
¿Qué reflexión te deja esta historia? ¿Te incomodó? ¿O quizás fue un aire fresco a tu manera de pensar? ¿Piensas en alguna actividad que quieras realizar? ¿Has analizado por qué y para qué trabajas? Más allá de las responsabilidades que todos podemos tener ¿ a dónde finalmente nos lleva el trabajo? ¿Con quién vamos? ¿Queremos ser acompañados? ¿Estamos seguros?
Puede ser interesante realizarnos esas preguntas porque estamos acostumbrados a seguir una sola línea de trabajo: universidad + trabajo full time + retirarse. En el camino, podría presentarse una maestría, cursos que complementen el aprendizaje y posiblemente un cambio recurrente de trabajo. Desviaciones en el camino pueden ocurrir, como el tomar el negocio de la familia, trabajar en otro país o dejar de trabajar por los hijos.
Lo importante sería cuestionarnos para qué lo hacemos, cuál es el fin al cual queremos llegar. ¿Vale el sacrificio? ¿Cómo podríamos hacerlo mejor? ¿Es posible ascender de otra manera? ¿Es posible crear negocios?
No hay respuestas definitivas pero sí una que se aplique a la realidad de cada uno. Incluso, lo que hace sentido para nosotros ahora mismo, quizás ya no lo sea en unos cinco o diez años. ¿Por qué? estamos en constante cambio. Nuestros incentivos cambian, todo fluye.
¿Trabajamos para luego mantener una familia? ¿Para ser libres financieramente? ¿Para poder viajar por el mundo? ¿Para cambiar nuestro estilo de vida? ¿O quizás para olvidarnos de resolver nuestros problemas? ¿Para compararnos con los demás? ¿Para decir que estamos haciendo algo? ¿Para tener un rumbo y dirección?
Quizás no debamos complicarnos tanto y solo vivir el presente. Claro, si estamos felices y tranquilos, ¿por qué cambiar? Pero si algo no se siente bien, nos levantamos sin ganas, no dormimos, nos cuesta mucho realizar las actividades del trabajo o tenemos problemas que dejamos de lado por realizar actividades diarias. Entonces, en ese caso, ¿por qué no parar para evaluar nuestra visión de vida?
Podemos hacerlo solos o acompañados. Lo importante, es hacerlo ahora y no dejarlo para más tarde. Podríamos pensar en cómo crear y establecer nuevas actividades alineadas a nuestra visión para finalmente introducirlas en nuestra vida y generar un hábito.
¿Lo intentamos?
“Muy a menudo la gente trabaja duro en lo incorrecto. Trabajar en lo correcto es probablemente más importante que trabajar duro”.
Caterina Fake, emprendedora estadounidense.
Publico nuevas historias, todos los miércoles y domingos. Léelas aquí.
- ¿Quieres conocer cómo percibo la vida? Visita: https://www.jonathanmartell.co
- Conversemos, o entérate de mi día a día en Instagram: @jonathanmartellr aquí.
¡Que tengas un buen día!