Le pasaban cosas, algunas buenas
Salió de aquel aula con el pecho henchido de orgullo y satisfacción, cual monarca. Portaba, aparte de su ridículo bolso (ridículo por tamaño, no por estilo), un regalo de sus alumnos mayores de 55 años, habiendo gestionado su adquisición el tímido a quien había contagiado…