Sonrisas de edición limitada

La pluma durmiente
La vida en sueños
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2 min readMar 9, 2016

Hoy me he puesto mis vaqueros favoritos, me he mirado al espejo y me he lanzado un beso. Así, sin más.

Me he muerto de la risa y al ver la luz al final del túnel opté por coger mis gafas de sol y el aceite bronceador. No tengo miedo, porque sé que al día siguiente (o al siguiente según pasen los años) resucitaré como cuando salgo de fiesta y sufriré mi resaca con una sonrisa.

Una sonrisa de edición limitada, de ésas que no salen porque sí, sino que se dibujan al son de mis mejores recuerdos, de mis pensamientos más inconfesables. Estas sonrisas no se regalan, pero nada deseo más que ver cómo intentas ganarte la tuya.

Hoy me he dejado el cargador en casa y estoy sin cobertura, lo que me ha hecho darme cuenta de las maravillosas vistas que se perciben desde el balcón de la supercordura, donde los únicos seguidores que me importan los tengo grabados en el pecho.

Adoro llorar de la risa hasta que me salgan abdominales y tenga agujetas de felicidad. Exhalar vida a dolor y vacíos existenciales llenos de momentos que sólo tu y yo entendemos, porque son cosas nuestras. Momentos que dan ganas de vivir.

Con el tiempo, aprendí a no correr detrás de quien ya sabe dónde estoy. Porque quien me quiera en su vida, siempre me encuentra. No importan los lugares. Importan los momentos, ya que el paraíso tiene más de quién que de dónde. Mi colección de cicatrices me recuerdan de dónde vengo y quién soy, pues pienso que es la única manera de convertirme en lo que quiero llegar a ser. Salirse del camino también es una opción porque en ocasiones perderse es la mejor manera de encontrarse.

La respuesta siempre es sí.

Yo soy de las que se deja encontrar, y no por ello soy débil. Jamás me arrepentiré de amar o de haber amado. Todo lo que hago en la vida es de corazón, porque siempre gana más el que más da. Tu tendrás la suerte de caer de pie, pero yo tengo 7 vidas, y de todo me repongo. Siempre me levanto, primero con los pies y luego con el alma. Siempre.

A veces la fuerza de voluntad no significa hacer, sino dejar de hacer. No existe un libro en el que ponga cómo y cuándo hay que hacer las cosas, eso lo tienes que escribir tú. Por eso, haz lo que te haga feliz, ríe tanto como respires y ama mientras vivas. Pero sobre todo, rodéate de aquellos que te saquen una sonrisa de edición limitada.

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La pluma durmiente
La vida en sueños

Nos pasamos la vida intentando encontrar la cordura cuando a veces, para ser feliz, lo único que necesitas es perderla.