257. El vino evolucionado (parte I, el color)
El color de un vino que ha evolucionado correctamente es como un caleidoscopio para reflexionar sobre el paso del tiempo. En esas tonalidades que recuerdan a la caoba uno recuerda el rubí o el púrpura en los tintos o los dorados muy intensos, almibarados en los blancos, en los que comenzaron y la forma como con los años, se ha ido distorsionando y modificando hasta esta nueva fotografía que congela el instante después del descorche.
Si uno ha guardado el vino, es un premio a la paciencia de haber vigilado tantos años esa botella y haberse contenido de posibles descorches. Si uno compra el vino ya evolucionado generalmente hay esa sensación de agradecimiento por quien veló porque este momento se concretara.
De todas las experiencias del mundo del vino, degustar vino evolucionado es una de esas experiencias que va mucho más allá de los sentidos.