Sobre el momento presente
Varias veces he mencionado en otros artículos la importancia del ejercicio y el impacto que tiene en nuestra vida. En diciembre del año pasado empecé a ir a clase de yoga dos veces por semana para poder descansar de la corrida, estirar los músculos y fortalecer músculos que no se usan en la corrida (es sorprendente lo difícil que es el yoga , es más difícil de lo que se imaginan, pruébenlo).
Hoy en la mañana, durante la clase, la maestra dijo:
“The root of suffering lies in our not accepting life as it is or wanting it to be different.”
Honestamente me hizo mucho sentido, fuera de sufrir una pérdida importante o algún otro factor externo, muchas veces estamos insatisfechos o infelices por cuestiones de nuestra vida que no son como queremos que sean. Parte de nosotros sigue siendo el niño inmaduro que quiere el chocolate antes del desayuno aún cuando sabemos que no debemos y que no nos dejan.
Si me pregunto ¿soy feliz? Diría que sí, PERO, me gustaría que algunas cosas de mi vida fueran diferentes, por ejemplo: me gustaría vivir cerca de mis amigos y mi familia, que mi hija nunca se enferme, que mi esposa esté siempre feliz, que mis seres queridos no sufran y que nunca me duela nada.
Analizando mi respuesta me doy cuenta de un par de cosas:
1) Me cuesta vivir lejos de mis seres queridos
2) No me gusta que mi hija se enferme porque me da miedo que pase un mal rato y por ende que mi esposa y yo estemos preocupados
3) Me cuesta aceptar que muchas cosas de mi vida no están en mi control, como enfermarme o ver a mis familiares tristes por algo que les pasó
El tema recurrente es el miedo generado por un futuro incierto, lleno de sorpresas buenas y chance algunas malas. La incertidumbre del futuro nos genera mucha ansiedad y es por esto que en momentos de estrés (mismo que creo que se genera cuando hay un “mismatch” entre nuestra realidad y lo que quisiéramos que fuera nuestra realidad) buscamos placeres que nos distraigan de nuestro sufrimiento, para unos es el cigarro, para otros la comida o ver redes sociales.
Si saco la cabeza de la ecuación y dejo a Dios actuar en mi vida podría sentarme frente a un crucifijo decirle: “Dios, hay muchas cosas de mi vida que quisiera que fueran distintas. Extraño a mis amigos y a mi familia, quisiera que mi futuro estuviera lleno de salud, éxito, buenos recuerdos y de noticias alegres. Dado que sé que es mucho pedir, te prometo que yo diario haré lo mejor por vivir y aceptar tu voluntad, pero te ruego que me ayudes en los momentos difíciles y sobre todo que me ayudes a aceptar tu voluntad en vez de querer la mía.”
Es un método sencillo para asumir el control de lo que sí podemos cambiar y de aceptar que hay otras que no podemos cambiar.
Un ejercicio similar a lo que otra gente (fuera de la religión) muchas veces recomienda: anotar en una hoja las cosas que te preocupan para poderte concentrar en el momento presente y dejar ir las que no están bajo tu control o que no dependen de ti. Te recomiendo también tener un bloc junto a tu cama para anotar tus pendientes del día siguiente, sacarlos de tu mente y poderte concentrar en el ahora que es descansar y dormir.
Una vez hecho esto, podemos enfocarnos en nuestro hoy y nuestro ahora. En mi caso, hoy mi hija está sana, mi esposa está feliz, nos acaban de venir a visitar amigos y familia con quienes creamos grandes recuerdos.
¿Soy feliz? Sí.
Como dice el dicho:
“El que nada debe, nada teme.”
Nos hace falta mucha fe y sobre todo mucho optimismo, hay que hacer conscientemente el ejercicio de creer que si ponemos nuestro granito de arena todo va a estar bien. Y si no está todo bien, es por algo que no podemos ver y que el día de mañana nos hará crecer y superarnos.
Así que vamos para adelante, con los pies en la tierra, la mirada en el cielo y a seguir gozando el hoy y el ahora , que es TODO lo que tenemos.