Farsa y retrete
A un directo de Mamá Ladilla se va, por respeto, con algo de distancia. Esto no es un concierto, es el teatro de la alienación de Bertholt Brecht. Dejo, pues, la chupa de cuero motera en casa (el atuendo más lógico) y me camuflo de fotógrafo que está allí por deber.