Problemas clásicos de las comunidades

Raúl Martín
Lanzando en Costa Rica
11 min readFeb 18, 2017

(SUC # 6)

Esta es la sexta parte de una serie que analiza el libro Startup Communities de Brad Feld. Puede encontrar la primera parte aquí. La quinta parte aquí.

En esta nota se va a cambiar un poco el formato. Debido a que se enumeran tantos puntos diferentes, en cada uno se va a hacer el resumen del libro e inmediatamente se va a dar el comentario propio (señalado con “LCR”).

Según Brad Feld, al visitar diferentes países, uno escucha sobre comunidades de emprendimiento y parece que los mismos problemas suelen ocurrir una y otra vez. Se van a enumerar algunas de estas situaciones y también sugerencias de cómo resolverlo.

El problema del patriarcado

La imagen clara de un patriarcado

Básicamente el problema sucede cuando un grupo de control, fuerte, que usualmente es de empresarios con poder, maneja el ecosistema tras los telones. Es el ejemplo típico de una organización jerárquica (donde los más poderosos son los que están arriba).

En comunidades más desarrolladas no existe un sistema de jerarquías, el entorno es mucho más ‘plano’ y las personas se encuentran en niveles similares. La manifestación de los problemas que esto causa es principalmente que las personas que no forman parte del grupo de control, se sienten fuera del entorno (o como decimos en Costa Rica, no son de la argolla).

Se ofrecen dos maneras para solucionar este problema. La primera es ‘simplemente dar tiempo a que se mueran algunas personas’. Es duro, pero la verdad es que es difícil cambiar una mentalidad de que lo que determina el valor de una persona es un apellido, dónde se estudió, dónde se trabajó o a quién se conoce.

La segunda solución, es simplemente ignorar al grupo de control. Haga los planes que tiene en mente. Forme parte activa de la comunidad y trate de generar involucramiento sin buscar la aprobación del patriarcado…que ellos vengan a usted si lo desean. Algunos probablemente lo harán, y les gustará lo que ven.

LCR: Costa Rica al igual que otros países latinoamericanos, tiene una sociedad dispareja donde hay familias poderosas que controlan grandes aspectos de la economía. Sería mentir también, si no se mencionara que se le pone muchísimo peso a los apellidos, al lugar donde se estudió/trabajó, o a quién se conoce.

El problema no es tan grave como en otros países, pero si está latente. Sin embargo, a nivel de ecosistema de emprendimiento creo que no es algo que afecte muchísimo. No tenemos un patriarcado que actúe como barrera de entrada a nuevos entrantes. Una razón para esto, puede ser que el grupo en control se ha enfocado en el lado corporativo y de inversión, más que en emprendimientos que considera riesgosos. Con el tiempo y las nuevas generaciones va a haber mayor apertura, pero no parece que existan intensiones de limitar la participación de otros grupos.

Al contrario… si un emprendedor tiene buenas ideas y ejecuta, va a poder accesar a puertas para obtener clientes, financiamiento y socios. Posiblemente todo esto se dé más rápido (o a mayor medida) si “tenemos patas”, pero el no tenerlo no es algo que impida ser parte del ecosistema.

Quejarse de falta de capital

Una de las frases más comunes en cualquier ecosistema es “acá no hay suficiente capital”. Hay que dejarlo ir. Siempre va existir un desbalance entre la oferta y demanda de capital. Pensar que no hay, no tiene mucho sentido, y quejarse al respecto no lo va a mejorar.

Para un emprendedor con un negocio de alto potencial, la disponibilidad de fondos locales no es un problema. Se concrentra en crear una empresa basada en un problema real que lo apasiona… al enfocarse en crear valor, construye una mejor empresa y tiene un impacto positivo en el ecosistema. Eventualmente fondos locales o externos querrán participar.

LCR: Toda esta descripción está totalmente enfocada al mundo de los startups. Para este tipo de emprendimientos, es factible pensar en probar su modelo y luego buscar inversión dentro o fuera del país. Sin embargo, para emprendimientos que no sean tan dinámicos, de subsistencia inclusive, es importante mejorar el acceso al crédito que pueden tener.

En cuanto a emprendimientos más dinámicos, los emprendedores tienen que entender que no le corresponde al gobierno financiar su negocio. Asimismo, tampoco les corresponde a los inversionistas regalar dinero para que alguien pueda embarcarse en una aventura. Alguien que invierte quiere hacer dinero, y el riesgo se reduce a medida que una empresa va cruzando etapas. Con la cantidad de proyectos que hay hoy en día, nadie va a financiar una idea en papel. Pensemos, trabajemos y enseñemos resultados antes de quejarnos.

Depender del gobierno

En un capítulo anterior se habló de que el gobierno tiene un rol de alimentador del sistema. Cuando una comunidad depende del gobierno para que lidere, no suceden cosas buenas. Primero, el gobierno no tiene tanto dinero para estos esfuerzos como se piensa comúnmente.

Después, muy pocas personas en el gobierno fueron realmente emprendedores, y por lo tanto no entienden muy bien a los emprendimientos. Por esto que los esfuerzos y las interacciones son muchas veces tan ineficientes. Sus ciclos de 2–4 años también son un problema.

Volviendo al tema del patriarcado el gobierno es además, una jerarquía. Existen jefes, roles, procesos, aprobaciones y burocracia. En contraste, un ecosistema funcional opera por medio de redes: hay varios líderes y organizaciones que operan por su cuenta y que trabajan en distintas iniciativas en paralelo. Rara vez hay un líder absoluto en una red, simplemente son nodos interconectados.

LCR: El INA hace un buen trabajo con microemprendimientos, a pesar de que no sean muy visibles. En otros niveles también se ha hecho trabajo importante, sin embargo no se han seguido los esfuerzos, y no hay mucha información accesible al respecto. SBD dió capital semilla en el 2014–2015, e internacionalmente existen programas muy conocidos como Startup Chile.

En términos prácticos, para Costa Rica es sumamente difícil justificar un programa de inversión con su situación fiscal actual. La interpretación va a ser que el gobierno está dando fondos a empresarios, cuando se debería ser austeros. En teoría no son exactamente fondos públicos y el problema es más complejo, pero la percepción diria que no es un plan consecuente con los otros esfuerzos del país.

No comprometerse al largo plazo

Como se ha mencionado en otros capítulos, el compromiso y tiempo requerido para crear una comunidad es de unos 20 años. Realmente ese número es un mínimo, y día a día se vuelve a reiniciar la cuenta. Aún después de 10 años, se requiere un compromiso de 20 años.

Se necesita una generación entera para lograr un ecosistema próspero y estable. Los primeros años son emocionantes, se pueden medir los avances, pero luego la cantidad de cambios empieza a disminuir y se puede volver menos estimulantes. Ahí es cuando inicia el verdadero trabajo, día a día, mes a mes.

LCR: Es difícil comprometerse a hacer cualquier cosa por 20 años, pero creo que la forma de verlo es pensar en si lo que estamos haciendo hoy es algo que nos gusta. Y luego considerar si lo seguiríamos haciendo exactamente igual.

Es frecuente ver esfuerzos que se inician pero pronto desaparecen. En el país no es fácil motivar y generar participación de las personas. Esa dificultad puede causar que los promotores se desmotiven, y eventualmente otras personas tengan que iniciar desde cero. Por esto es tan importante generar una comunidad.

Llegando al punto donde ya no es un loco solo, sino todo un equipo, un clan, una tribu que cree en las mismas cosas, es posible que ese movimiento no dependa de un único grupo. Tenemos que empezar a generar las redes que conectan todos los nodos existentes en Costa Rica.

Rechazar a los nuevos entrantes

Uno de los principios básicos de una comunidad es aceptar a todo el que quiera participar. Históricamente alguien nuevo tiene que ganarse el visto bueno del grupo de control. Es tonto que esto suceda así, y es exactamente lo opuesto a como se debería manejar.

Que un alimentador trate de controlar la comunidad

En muchas comunidades un alimentador se disfraza de líder, cuando ese rol le pertenece idealmente a los emprendedores. En algunas ciudades, los inversionistas son los que usualmente entran en este perfil. A pesar de que son muy importantes para el ecosistema, es muy difícil que sean líderes. Hay excepciones, pero en ciudades pequeñas suelen posicionarse como guardianes de la comunidad ante todos los que deseen ingresar. Frases como “sabemos todo lo interesante que pasa aquí” o “tenemos acceso a los mejores tratos” refuerzan esto.

Esta particularidad hace que los inversionistas tomen asiento y esperen que los emprendedores acudan a ellos, en lugar de involucrarse activamente en la comunidad. Este comportamiento rara vez acelera el crecimiento del ecosistema.

Los alimentadores de la comunidad son sumamente importantes, pero si tratan de controlar lo que sucede puede retrasar el progreso del ecosistema. Los alimentadores funcionan como una jerarquía, donde el control viene de arriba hacia abajo en todas las actividades. Esa es la señal de que están en control y no los emprendedores.

LCR: A nivel de gobierno hay iniciativas que a veces no parecen ser pensadas para emprendedores, pero el problema no llega al punto de que el gobierno trate de ser un líder en la comunidad. Probablemente lo impide la misma burocracia.

El alimentador más importante de destacar son las universidades, pero no porque intenten ser líderes, sino porque en su mayoría no están cumpliendo el rol de alimentadores que tienen. El emprendimiento no es el foco central en los planes académicos, pero al menos en las universidades públicas, existen incubadoras asociadas.

Ninguna de las universidades privadas tiene opciones como esas, y por la cantidad creciente de estudiantes que estudian allí, parece ser potencial desperdiciado.

Participar en un juego ganar-perder

Suele existir resistencia cuando se plantea generar una colaboración con una comunidad ubicada en otra geografía. Se crea una competencia entre ecosistemas y se busca atraer talento o inversión a solo una de ellas.

Esto es poco práctico. Estamos muy lejos de llegar a un punto de saturación de emprendimiento. Jugar un juego de suma cero, detiene el crecimiento del ecosistema. En lugar de esto, deberíamos conectarnos con comunidades vecinas.

LCR: En otras ocasiones hemos mencionado la importancia y el potencial de mirar Centroamérica como una región que puede trabajar en conjunto. Eso es algo que se debe lograr eventualmente. Pero la realidad es que ni siquiera a nivel país podemos trabajar juntos.

Parece que existen diferentes grupos (no de control, porque la dimensión no lo permite) que consideran que son mejores que los demás, o que solamente su manera de hacer o ver las cosas tiene méritos. Esto hace que todos trabajen por su lado cuando podríamos estar haciendo proyectos en conjunto.

Cultura de rechazo al riesgo

Una cultura local que sea muy adversa al riesgo es dañina para una comunidad. Mucha gente tiene miedo de involucrarse con el ecosistema porque siente que no obtendrá una recompensa. Esto se ve de dos formas:

1. Le preocupa invertir tiempo en algo que podría no tener un impacto.
2. Miedo a ser rechazado por otros líderes de la comunidad.

En el primer caso, los buenos emprendedores prueban cosas que a veces no funcionan. Si se tiene una idea o iniciativa, simplemente empiece. Si en unos meses no ha ido a ningún lugar, o se tiene problemas logrando que otros participen, la evidencia es que no funciona el formato actual. Entonces se decide si cambiarla o dejarla morir. En lugar de preocuparse por el tiempo perdido, se deben aprender las lecciones sobre lo que no funcionó.

Sobre el miedo al rechazo, simplemente hay que dejarlo ir. Entre más personas se lancen a intentar algo, mayor es la apertura de la comunidad por cosas nuevas. Si hay una jerarquía existente, pues ignórela. Si su iniciativa no funciona, pues intente otra. Construya una reputación de intentar crear cosas, de recolectar información, iterar y mejorar. En el largo plazo, esa reputación es más atractiva que una de tener miedo a intentar. Y mejor para el crecimiento del ecosistema también.

LCR: Culturalmente tenemos muchísimo miedo a lo que los demás puedan decir o pensar de nosotros. No es algo que nos podemos quitar de la noche a la mañana.

Ilustración gráfica de la forma en que pensamos que nos van a mirar si fracasamos

Simplemente escribir aquí que debemos quitarnos el miedo es muy fácil y nada eficiente. Para lograr este cambio cultural, es necesario que algunas personas vayan contra la corriente y traten de generar los cambios que quieren ver. Es parte de lo que motiva este blog y los eventos que hemos realizado.

Una persona no va a lograr cambiar la forma en que pensamos como comunidad. Pero si muchos nos sumamos, eventualmente el ecosistema va a tener más y más personas dispuestas a involucrarse y participar en el ecosistema.

Darle la espalda a quien ha fallado

Acá el autor cuenta la historia de un emprendedor que conoció en Islandia. Le pareció brillante e interesado en participar en el ecosistema, pero parecía que la comunidad no lo aceptaba. Preguntó a otros miembros por su caso y le respondieron que nadie quería trabajar con él.

Al preguntar la razón porque, la explicación fue que anteriormente había intentado crear una empresa, pero había fallado y sido un caos. A pesar de que no había hecho algo incorrecto o ilegal, lo evitaban por su fracaso.

El consejo fue que se debería tratar de integrar y aceptar al emprendedor de nuevo. Muy probablemente había aprendido muchísimo de sus errores, pero aún más importante, al aceptar a alguien que falló, se envía el mensaje a la comunidad de que está bien tomar riesgos. Mostrar que fallar es algo admitido puede hacer maravillas por una comunidad.

LCR: Este problema es una extensión del mismo factor cultural. El miedo a lo que puede pasar si las cosas no salen como queremos. En los emprendimientos la probabilidad de fracaso es alta. No es correcto decir que entre más se haya fallado alguien va a saber más… pero hay lecciones importantes que vienen con la experiencia.

Si uno tuviera que escoger entre dos posibles socios, y uno de ellos ha tenido dos negocios exitosos, mientras que el otro ha quebrado dos empresas, es difícil argumentar que el segundo es una mejor opción. No obstante, el problema que existe en el país, es que a ese segundo no se le ve como que tenga experiencia relevante…. Y similar al ejemplo del libro, se le da la espalda a pesar de que hay lecciones importantes que puede haber aprendido.

Esos son los problemas clásicos de una comunidad mencionados en el libro, sin embargo Costa Rica tiene otros iguales o quizás más importantes. Es un tema que tocaremos en otra nota, pero se pueden mencionar por encima:

-El espectro reducido de negocios viables.
-El enfoque particular a Costa Rica y lo local.
-La percepción negativa de la sociedad hacia emprender.

Este capítulo es interesante porque además de describir los problemas, se dan sugerencias prácticas de cómo resolverlos. Inevitablemente la comunidad va a seguir tomando forma y eliminando estas barreras… pero justamente el punto importante es que este solo va a suceder si ustedes, yo, sus amigos y mis amigos nos apuntamos a generar la comunidad que queremos ser. Como emprendedores no solo es una opción sino que es una obligación.

La próxima parte de esta serie de notas puede ser accesada aquí.

--

--