3 estrategias para asegurar el trabajo y la participación de todos en las actividades en equipo
¿Es cierto que el aprendizaje cooperativo promueve que los vagos se aprovechen del trabajo de sus compañeras y compañeros? ¿Es posible evitar ese conflicto?
- Trabajo en grupo y trabajo en equipo
- La responsabilidad individual
- Trabajo individual y sin ayuda
- Demostrar en público el desempeño individual
- El trabajo individual es obligatorio
- Dificultades a la hora de promover la responsabilidad individual
Marta y Jefferson son alumnos que se esfuerzan y sacan buenas notas. Están trabajando en un proyecto de equipo, pero sus compañeros no traen la tarea ni aprovechan el tiempo en clase. Jefferson, cansado, se ha quejado en casa. Su padre ha ido a hablar con la tutora para transmitir su queja.
¿Te resulta familiar esta historia? En situaciones así, es lógico que surjan reservas hacia el trabajo en grupo: “Este sistema no funciona, siempre hay alguien que se aprovecha del trabajo de los otros para no hacer nada”. Voy a empezar apoyando a los escépticos: el padre de Jefferson tiene razón. No es justo, cuando los alumnos trabajan juntos, que haya quien cargue a sus espaldas con el trabajo de todos.
Trabajo en grupo y trabajo en equipo
Empecemos diferenciando términos: no es lo mismo trabajar en grupo y trabajar en equipo. En un equipo no se concibe que uno de los integrantes salga al campo a entrenar o a jugar el partido y no sude la camiseta. Y para ello, el papel del entrenador o entrenadora es fundamental. En las actividades de equipo en el aula sucede lo mismo:
- Los docentes podemos poner al alumnado a trabajar en grupo y desentendernos de cómo van a organizarse: “Haced esto en el grupo. Y no hagáis mucho ruido, que tengo que corregir unos exámenes”. En una situación así es muy posible que varios alumnos se aprovechen del trabajo de sus compañeros y no se esfuercen.
- La otra posibilidad es la de poner al alumnado a trabajar en equipo, estructurando las actividades de tal forma que todos los participantes, sin excepción, tengan que demostrar que están pensando y participando.
El aprendizaje cooperativo exige que todas las alumnas y alumnos, sin excepción, demuestren que están pensando y participando.
Volvamos a lo anterior. Muchas familias, profesores y alumnos consideran que el aprendizaje cooperativo no funciona porque siempre hay estudiantes que se aprovechan del trabajo de los demás y no se esfuerzan. Ahora podemos responder que eso no es cierto: si alguien se aprovecha del trabajo de otros y no se esfuerza, es porque el trabajo se está realizando en grupo, no en equipo cooperativo.
La responsabilidad individual
Para promover el trabajo en equipo no basta ya con transmitir tus conocimientos. Se trata de convertirte en “ingeniero” de las situaciones de aprendizaje: diseñar, dirigir y guiar la construcción del conocimiento, asegurándote (como cuando entrenas a un equipo de baloncesto) de que cualquiera que salga al campo de juego sude la camiseta. Esto es lo que en aprendizaje cooperativo llamamos la Responsabilidad Individual.
En el artículo anterior desarrollaba que es en el plano social, en la interacción con el entorno y con los demás, donde comienza la construcción del conocimiento. Pero para que este conocimiento se consolide es necesario un proceso personal de interiorización de lo socializado. Y esto sólo podemos conseguirlo si durante el trabajo en equipo aseguramos espacios de trabajo individual.
Existen tres formas indispensables para asegurar esta responsabilidad individual durante el trabajo en equipo, para que cada miembro demuestre públicamente que está pensando y participando:
- El trabajo individual sin ayuda.
- Demostrar en público el desempeño individual.
- La obligatoriedad del trabajo individual.
El trabajo individual sin ayuda
Para asegurar que el trabajo sea realmente cooperativo, cada alumno debe hacer algo de manera individual y sin ayuda:
- Antes del trabajo en equipo. Por ejemplo, primero todos escriben una idea y luego la comparten.
- Durante el trabajo en equipo. Por ejemplo, en el equipo utilizan una ronda para leer un texto. Durante esa tarea de equipo, nadie podrá eludir su responsabilidad a la hora de participar.
- Después del trabajo en equipo. Por ejemplo, pueden realizar ejercicios en equipo sabiendo que el último será realizado de manera individual para que todas y todos demuestren que lo han comprendido.
Demostrar en público el desempeño individual
Las alumnas y alumnos deben saber que no es suficiente simplemente con pensar. También tienen que dejar huella de su trabajo individual, demostrar públicamente sus progresos. Eso les hará esforzarse más en su desempeño. Tradicionalmente, sólo se mostraba el progreso al docente (en un examen, enseñando las tareas para casa, respondiendo a preguntas orales en clase, etc.). ¿Por qué no dejar que también sean los miembros del equipo (y por qué no las familias) quienes verifiquen ese trabajo y puedan ofrecer feedback?
La obligatoriedad del trabajo individual
Demostrar el trabajo individual no es algo voluntario. Y es necesario que los estudiantes reflexionen sobre las consecuencias tanto del trabajo responsable como de la falta de trabajo. Para conseguir que durante una tarea de equipo todos se vean obligados a mostrar su trabajo individual sin sentirlo como una imposición, pueden ayudar estas estrategias (evidentemente no son las únicas):
- Aplicar con rigor las estructuras cooperativas.
- Secuenciar una actividad en bloques de tal forma que el equipo sólo pueda pasar de bloque cuando todos los miembros demuestren su dominio del bloque en curso.
- Promover que las alumnas y alumnos verifiquen que su pareja de trabajo ha terminado la tarea que le corresponde.
Dificultades a la hora de promover la Responsabilidad Individual
Dos pueden ser las dificultades principales para promover la responsabilidad individual durante el trabajo en equipo.
La primera tiene que ver con el hecho de poner tanto el énfasis en la responsabilidad individual que terminemos promoviendo el individualismo, y que cada cual vaya a lo suyo y se despreocupe del resto. Como profundizaremos en un artículo futuro, los mecanismos para reforzar la responsabilidad individual deben ir siempre de la mano con el refuerzo de la interdependencia positiva entre los miembros del equipo.
La segunda dificultad reside en el peligro de no saber identificar cuáles son las barreras que impiden o dificultan la participación. Es importante que los docentes sepamos identificar la causa. ¿Es una tarea difícil? ¿Es baja la autoestima frente a su capacidad? ¿Son factores externos a la situación del aula que lo condicionan? ¿Es simplemente por poca motivación? Dependiendo de cuál sea la causa debemos tomar unas medidas u otras. Si bien hay situaciones que requieren una intervención fuera del espacio del aula, dentro del aula se pueden adoptar medidas inmediatas:
- Ten altas expectativas hacia todas y todos los alumnos y tradúcelas en ser exigentes con su nivel de esfuerzo.
- Ten en cuenta las capacidades y posibilidades de cada estudiante antes de asignarles la tarea. Darle a alguien una tarea que no podrá realizar supondrá una carga para el resto del equipo.
- Establece de antemano qué tareas debe realizar cada miembro del equipo.
- Utiliza el refuerzo positivo con los que suelen aprovecharse del trabajo de los demás. El refuerzo positivo no consiste simplemente en decirle a una alumna “tú puedes”. Consiste, sobre todo, en decirle: “Y como yo creo en tus posibilidades, te voy a exigir al máximo. Porque puedes.”
- Revisa los modos y criterios de evaluación y calificación de los trabajos de equipo.
Preguntas para la reflexión:
- Cuando organizas actividades de trabajo conjunto, ¿te aseguras de que cada una y cada uno muestra la huella de su trabajo? ¿Cómo?
- ¿Se te ocurre cómo podrías asegurar la responsabilidad individual desde propuestas positivas?
Referencias bibliográficas:
- Kagan, S. (2009). Cooperative Learning. San Clemente: Kagan Publishing.
