Dime con quien te sientas en la oficina, y te diré quien eres | Parte 1
Anteriormente escribí acerca del desafío que implica mantener la cultura y el clima laboral a medida que las empresas van creciendo en funciones, personas y volumen de negocio.
En la historia de Acid Labs, hemos pasado por tres oficinas cada vez más grandes, y si bien estamos buscando una oficina definitiva para la empresa, hoy estamos en un punto intermedio, por primera vez separando al equipo en dos pisos del mismo edificio. Nuestro equipo es muy unido, estamos acostumbrados a la interacción constante, hay rituales que sólo funcionan, porque estamos todos juntos. Es un cambio profundo, nuestra cultura se ve claramente amenazada, y por lo mismo nuestra primera sensación: pánico!
Este miedo y aprensión de separar al equipo nos obligó a plantearnos muchas preguntas, hasta que un miembro del equipo nos señaló que debíamos ver este desafío como una oportunidad para mejorar la eficiencia de nuestro equipo y, en la misma pasada, el clima laboral. Claramente el “dónde” tenemos nuestro puesto de trabajo y quienes están a nuestro lado durante toda la jornada laboral, tiene consecuencias en cómo trabajamos, cómo nos sentimos y cómo nos relacionamos: cómo enfrentamos nuestra pega día a día.
Acid Labs siempre ha tenido espacios abiertos, nadie tiene oficina privada, y dentro de este espacio, hemos organizados grupos o equipos relativamente homogéneos (ventas, diseño, UX, nuevos proyectos, etc.) En este ejercicio queríamos incluir algunas variables adicionales: a los influenciadores, las diferencias de seniority, las complementariedad de los equipos y las amistades, por nombrar algunos.
Sobre esta base, diseñamos una encuesta para el equipo con sólo tres preguntas:
- ¿Con quiénes trabajas de forma más productiva?
- ¿Quiénes te ayudan o te pueden ayudar a hacer las cosas mejor?
- ¿Con quiénes de la oficina lo pasas mejor?
Respuestas en mano, más las sugerencias del equipo y algo de juicio, generamos una representación gráfica de las interacciones encuestadas, ponderando las diferentes relaciones interpersonales y las restricciones de la oficina, como la forma de ésta, el tamaño de las mesas y esas cosas.
El aprendizaje a la fecha, es que la disposición física esconde varias limitaciones y ayuda a develar al menos las intenciones del equipo, lo cual es para nosotros lo más importante. Ahora bien, el real valor lo tendremos cuando hayamos vivido el cambio, analicemos y entendamos como nuestras acciones repercuten en la realidad. Cuando avancemos más en esto, tenemos la esperanza de corroborar lo que dice la literatura, en particular en los siguientes aspectos.
- Trabajo en equipo: tendemos a aplicarnos más en el trabajo con la gente que nos hace mejores o más felices. Suponemos entonces que si están físicamente más cerca, el trabajo en equipo debiese a aumentar, lo que repercute positivamente en todo.
- Productividades individuales: al menos la teoría dice que sentar junto a un top-performer con un weak-performer mejora significativamente a los más débiles y el efecto negativo en la productividad de los más eficientes es mínima. Este es uno de nuestros valores más importantes: excelencia.
- Clima laboral: la buena onda es contagiosa, afortunadamente se supone que incluso más que los agentes tóxicos. Con esto aspiramos a que todos vivan más los valores de la empresa.
¿Quién se sienta al lado de quién? Esa es una pregunta cada vez más relevante en la medida que las empresas y los equipos se hacen muy numerosos. Dedicarle tiempo a resolverlo en conciencia luego de un estudio riguroso, se paga con creces en todo sentido.
Muchas gracias a nuestro equipo de calidad y cultura: Carlos Ochoa, Gina Villanueva y Patricio Bello . A los lectores, pronto les contaremos como nos fue con el experimento y que más aprendimos.
