No, eso no es ser Freelance…

Robert Montoya
Parkode
Published in
6 min readSep 4, 2017

A lo largo de mis años de experiencia en diversas facetas de lo que hoy conocemos como freelancing he escuchado tantas definiciones distintas sobre lo qué es y no es ser freelance, que me pareció oportuno repasar algunas consideraciones. No tanto por llegar a una definición consensuada, sino por motivar y ayudar a más personas a saborear y enamorarse de este estilo de dinámica profesional.

Según la colectiva “academia” de Wikipedia (el énfasis lo hago en sentido positivo), “la etimología de la palabra deriva del término medieval inglés usado para un mercenario (free = libre y lance = lanza), es decir, un caballero que no servía a ningún señor en concreto y cuyos servicios podían ser alquilados por cualquiera”.

Aunque las raíces del término me genera mucha aversión, no solo por el uso de armas (nada más absurdo que las únicas criaturas “racionales” del planeta, sean la únicas que usan armas para causar tanto daño, pero ese es otro tema), sino por el sentido de desprendimiento y poca afinidad con la causa de quién contrataba al “free-lance”, lo cual contrasta con una de las principales recomendaciones que desde Parkode transmitimos a todos los profesionales: solo postularse a proyectos con los que se sientan identificados y con los que puedan cumplir, y en caso de ser seleccionados dar el 100% por esa causa.

Pero en todo caso, la figura ancestral de la raíz del término freelance, nos ayuda a entender muy fácilmente que hoy en día, el atributo principal que caracteriza a esta modalidad profesional, es la libertad del profesional de prestar servicios a varios clientes, y por ende que varios clientes pueden contratar sus servicios.

No todo lo que brilla es oro

Con esto en mente, paso a aclarar algunas confusiones sobre lo qué es y lo que no es freelancing:

  1. Trabajo remoto: Se asume que el trabajo remoto es un trabajo freelance. Aunque lo habitual es que un freelance trabaje desde su casa (en pijamas o en ropa más formal), pero una cosa no implica la otra de manera automática. Por ejemplo, se puede ser empleado a tiempo completo de una empresa y trabajar desde casa. Muchas corporaciones están asumiendo el teletrabajo como una oportunidad de reducir costos, aumentar productividad y retener al talento. Por otro lado, se puede ser freelance y trabajar en las oficinas de los clientes, como por ejemplo, muchos abogados, contadores e inclusive ingenieros informáticos, a veces tienen que acordar con sus clientes que parte de su labor se realice en las oficinas del cliente, por temas de revisión de documentos físicos, o por conexiones especiales a la red de datos, etc.
  2. Trabajo por contrato de tiempo determinado: Nuevamente el hecho de que exista un contrato de este tipo automáticamente no califica a la relación como un trabajo freelance. Dependiendo de la jurisprudencia de cada país (y no pretendo establecer conceptos en términos legales ni tributarios pues no es mi especialidad) muchas veces este tipo de contratos demarcan una relación laboral pero con límites específicos o especiales. En todo caso, en ese tipo de contratos, el profesional tiene obligaciones y restricciones similares a las de un empleado, carece de libertad de negociar, por lo que no califican como un trabajo freelance (y nuevamente, no estoy hablando de si el trabajo es “on site” o remoto, sino a la no existencia de libertad). Claro, los freelancers profesionales, suscriben acuerdos escritos con cada cliente para delimitar compromisos, fechas, alcances, tarifas, etc. Este tipo de acuerdos no tienen nada que ver con los contratos por tiempo determinado previstos en las leyes laborales de los países en Latam. Son más bien acuerdos para delimitar un servicio que un profesional independiente se compromete a entregarle a un cliente. Este tipo de acuerdos suelen ser una simple propuesta comercial aceptada por el cliente, una orden de compra, o en algunos casos, un contrato como tal.
  3. Dedicación exclusiva: Es entendible que asuma de manera automática que si un profesional le dedica el 100% de su tiempo a un cliente, no es un freelancer. Pues nuevamente, todo depende. Si la relación entre el profesional y el cliente está principalmente demarcada por la libertad del primero de trabajar a varios clientes, pues es lógico que el profesional libremente haya evaluado aceptar dedicar el 100% de su tiempo por algún periodo a un proyecto de uno de sus clientes. Eso es muy normal, sobre todo cuando uno encuentra un cliente importante, un proyecto muy lucrativo, se puede dar ese lujo, pero hay que hacerlo con mucho cuidado. La dedicación exclusiva para un cliente no es lo más frecuente, a menos que se trate de un proyecto, en el que el freelancer determinó que para no arriesgarse a quedar mal al cliente, se dedicaría exclusivamente a terminar ese proyecto antes de pasar al siguiente (me encantaría que los mecánicos tuvieran esta política). Aunque aplaudo esta política que promueve la responsabilidad, por experiencia propia, si un profesional independiente (freelance) o una empresa se dedica a servirle a un solo cliente, éste tendrá demasiado poder sobre el presupuesto del prestador del servicio, fácilmente podrá el cliente imponer tarifas y condiciones, y el freelancer como no tiene más clientes, depende económicamente de este único cliente, se verá obligado a aceptar estas condiciones, en ese momento se desvirtúa la relación.
  4. Cumplir horario: “Si tienes que cumplir horario no eres un freelance” sentencian muchos. Pero en este enfoque pareciera que la libertad del freelance es radical, absoluta, sin flexibilidad ni posibilidad de negociar con sus clientes. En la vida real cada vez más competitiva, es muy normal que el freelance esté dispuesto a acordar horarios para reuniones, inclusive para trabajar con parte del equipo del cliente, o cosas similares. Este punto está muy relacionado con un mito sobre el freelancing, en el que se asegura que no tiene jefe, cuando la realidad, es que todo profesional independiente (al igual que las empresas), se debe a sus clientes, de manera que en cierta medida dichos clientes se convierten en sus “jefes”. Pero no lo menciono en el sentido de un patrono laboral que emite órdenes, sino desde la óptica de quien contrata los servicios, y es lógico que tengamos la flexibilidad para satisfacer sus requerimientos a un grado razonable.

Lo que aprendemos del pintor freelance

Con los anteriores términos aclarados, paso a usar un ejemplo que siempre menciono para ilustrar la naturaleza, las implicaciones y las ventajas del freelancing para clientes y profesionales. Cuando he necesitado pintar mi apartamento, aunque he tratado hacerlo yo por mi cuenta, me ha resultado muchísimo mejor cuando he contratado un pintor profesional freelancer. El pintor me puede decir que él tiene varios trabajos en ese momento, y que no puede comprometerse a una fecha de inicio o fin, ni a un horario específico. Pero yo, sabiendo las exigencias de la gerente de planta (mi esposa) y las normativas de mi edificio, negocio con el pintor, porque necesito que haga el trabajo de 7am a 5pm, solo de lunes a viernes, sin hacer ruidos entre 12m y 1pm, y no ensucie los pasillos ni el ascensor, y ademas termine el trabajo en un tiempo preciso. Se abre una negociacion sana en la que cada parte cede, y llegamos a un acuerdo conveniente (un acuerdo de palabra, pero totalmente vinculante). El hecho de que el pintor haga el trabajo en mi casa (“on site”), tengamos un acuerdo definido (contrato), hayamos acordado que en ese tiempo se dedique 100% a mi apartamento (tiempo completo) y además cumpla un horario, no lo convierte en mi empleado, simplemente él evaluó que podía cumplir mis requerimientos y los ingresos valían la pena, y aún así no perdía su independiente de seguir atendiendo varios clientes una vez terminado mi proyecto. Solo es un ejemplo, que intenta mostrar la flexibilidad del freelance.

Conclusiones

No todo lo que brilla es oro, ni todo lo que parece un trabajo freelance lo es. Pero si eres un profesional que está pensando en practicar el freelancing (te recomiendo leer el artículo “7 Pasos para iniciarte como freelance profesional”), o representas a una empresa que está pensando si contratar o no a un freelance profesional, te invito a dar el paso, si se sopesan todas las implicaciones, algunas de las cuales he tratado de mencionar este artículo, podrás tener grandes ventajas y beneficios al practicar o consumir el verdadero freelancing.

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Robert Montoya
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