Una experiencia de Cusco

Perú para viajeros, parte 8 de quiensabecuántas

Pablo Flores
Perú para viajeros

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En otro artículo conté de manera general cómo es Cusco. Aquí voy a ir más a los detalles. Como en toda esta serie, se trata de mi experiencia.

Empiezo por el principio, con el aeropuerto. Se puede llegar a Cusco desde otras partes de Perú por tierra, pero no puedo recomendarlo. Desde Arequipa es un vuelo de menos de una hora, en el cual el avión no llega ni siquiera a su máxima altitud de crucero. Un taxi hasta el barrio de San Blas nos costó S/40, un verdadero robo, como luego se verá (hasta la Plaza de Armas costaba S/35 supuestamente: cinco soles más por cinco cuadras).

No se nos planteó alojarnos en otro lugar. San Blas es bohemio y pintoresco, con calles tradicionales angostas y empinadas, lleno de barcitos, hostales, locales de artesanías y todo lo que el turista puede necesitar. Si, como nosotros, el turista se aloja en un departamento privado con cocina, encontrará en San Blas algunos mercaditos; para más, hay un supermercado más o menos bien surtido en la calle Santa Catalina Ancha; a la vuelta, por la pequeña calle Arequipa, hay un cajero automático del Banco de la Nación, de los que no cobra por retirar efectivo. (Hay que tener cuidado con esto.) Hay otro cajero de este tipo (un Multired) dos cuadras más lejos, en la esquina de calle Almagro y Avenida El Sol.

En el Mercado de San Pedro se puede comprar de todo para comer, especialmente condimentos y frutas y verduras desconocidas, si uno se anima, a buen precio (y regateando). El lugar puede ser un poco lúgubre y se ve bastante sucio pero pinta seguro. Si uno busca ropa barata, a dos cuadras de la Plaza de Armas, por calle Heladeros, hay una tienda Topitop (yo me compré allí unos pantalones de jogging muy abrigados a sólo S/40). La ropa cara (abrigos de baby alpaca y equipo de trekking, montaña o camping, de North Face o Columbia, etc.) es mucho más fácil de encontrar.

En la ciudad y los alrededores de Cusco hay atracciones turísticas y religiosas. En lugar de cobrar una entrada para cada cosa, lo que se hace es pagar un “Boleto Turístico” y un “Boleto Religioso”, que viene cada uno en distintas variedades, según cuántas atracciones quiera uno visitar. El Boleto Turístico “integral”, que da acceso a casi todo (menos los templos cubiertos por el Boleto Religioso) cuesta S/130 por persona: salado, pero lo vale. Conviene ir directamente a la Municipalidad del Cusco (en la cuadra 1 de la Avenida El Sol) y comprarlo allí. Aceptan sólo soles en efectivo.

En San Blas hay un negocio llamado King of Maps que vende mapas dibujados al estilo antiguo y posters de Machu Picchu; los más chicos, de 35x50 cm, cuestan S/40, y los más grandes, el doble. El de Machu Picchu está hoy colgado en mi pared.

No hay muchas librerías buenas en Cusco, pero para quien se interese en temas locales está SBS en la cuadra 8 de la Avenida El Sol.

En Cusco, como en Lima, hay gente del Free Walking Tour que se dice original, y varios competidores. En su sitio web invitan a reservar el lugar, pero en los hechos la mayoría de la gente no lo hace. Se juntan en la Plaza Regocijo. Fuimos y lo disfrutamos; el recorrido pasa por los lugares consabidos del área histórica e incluye una degustación de alpaca y otra de ceviche.

Hablando de comida, el plato estrella en esta región de Perú es el cuy, o conejillo de Indias, que se puede encontrar al horno o bien “chactado”, que quiere decir frito entero con una piedra encima para que no se encoja (se sirve con las patitas y la cabeza estirada sobre un plato grande). Yo quería probarlo, pero el precio (no menos de S/60) me pareció excesivo para un plato que quizá ni siquiera me gustase.

De los lugares para visitar en Cusco que no son iglesias, hay que empezar con el Qorikancha. Hoy es un convento, antes era un templo inca. Lo que queda es unas pocas paredes incas originales y un precioso patio, más un jardín florido que es como una postal. No está incluido en los boletos; la entrada cuesta S/15 (si uno quiere un guía son ¡S/40 más!). Otro lugar también muy interesante es el Convento de San Francisco (la visita guiada cuesta S/10), donde además de ver huesos humanos reales está la pintura más grande de América: un cuadro de 12x9 metros que representa la genealogía de las órdenes franciscanas.

En la Catedral se puede comprar el Boleto Religioso Integral, que cuesta S/30 y da acceso a la Catedral y a otros tres lugares. La visita incluye una audioguía: una tablet con dos salidas de audio, conectadas a sendos auriculares, que uno va acarreando por el templo. Da para un largo rato de observación (no se permiten fotos), aunque la luz es escasa. La cantidad de oro y plata que hay sólo en la Catedral es apabullante (el altar contiene 1250 kg de plata).

Con el Boleto Religioso se puede visitar también el Templo de San Blas, que está en la plazoleta que forma el centro del susodicho barrio. Es pequeño y poco impresionante pero hay bastante oro en paño y un púlpito de cedro tallado para quitar el aliento. Además se puede subir al campanario y tener una linda vista. Un poco más arriba todavía (¡ay las escaleras de Cusco!) está el Templo de San Cristóbal: más dorado, aunque falso, más pinturas, unos retablos bastante notables, y aquí también se puede subir al campanario, que es más alto.

Hay un Museo de Arte Contemporáneo en Cusco, que visitamos; la colección propia era básicamente basura (ya dije que era arte contemporáneo) pero también estaban en exhibición una colección de vestimentas del Señor de los Temblores, el patrono de la ciudad, usadas a lo largo de décadas de procesiones. Está en la esquina norte de la Plaza Regocijo. En la esquina opuesta, sobre calle Garcilaso, está el Museo Histórico Regional, que además de una muestra dedicada a Tupaq Amaru, estaba celebrando los 400 años de la publicación del segundo volumen de la obra cumbre del Inca Garcilaso de la Vega (personaje del cual espero poder leer algo pronto).

Dentro del circuito de museos, el único lugar que recomendaría encarecidamente no visitar es el Museo de Sitio del Qorikancha (¡que no es parte del Qorikancha, atención!). Es una instalación quedada en el tiempo en todo sentido y sin mucho que mostrar. Está incluido en el Boleto Turístico pero no se pierde nada pasándolo por alto.

Todos estos lugares los fuimos visitando más o menos en el orden en que los menciono. Aprovechamos hasta el último momento, ya que nuestro vuelo de vuelta salía por la noche. A media tarde, aquel viernes 21 de abril, el cielo se había cubierto y soplaba un viento frío; lloviznaba, y llovía ya cuando paré un taxi para preguntarle cuánto nos cobraría para llevarnos al aeropuerto. Elegí uno que se veía identificado como tal y que parecía de buena pinta. Para mi sorpresa, el precio fue de S/15 (recuérdese que el “taxi oficial” del aeropuerto nos había costado S/40 y se entenderá por qué dije que era un robo).

Me queda sólo por contarles qué se puede hacer, saliendo de Cusco, además de ir a Machu Picchu. Eso queda para un último artículo.

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Pablo Flores
Perú para viajeros

Escritor en progreso, ex bloguero viajero, tuitero malo, abogado del diablo. Pienso, narro y lo ofrezco. Mis libros → https://leanpub.com/u/pablodf76