Disney te habló de las IA en 2014 y no lo registraste

Imaginarios culturales 01: inteligencia artificial empática en Big Hero 6

Digital Pilgrims
Peregrinos Digitales
5 min readSep 27, 2022

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Las inteligencias artificiales aparecen retratadas en películas desde mucho antes de que sean una realidad cotidiana. Con más o menos tangibilidad, desplegando ingenio humorístico o frialdad cruel, protagonizando escenas de amor, de terror o de acción, hace décadas que podemos ver impresos en nuestras pantallas los desafíos humanos (intelectuales, emocionales y económicos) que implican interactuar con máquinas pensantes (o sintientes). Hoy estamos interactuando con ellas y, dado lo inaudito de la situación, nuestro acervo cultural es una de las herramientas más importantes para afrontar esa tarea. Este artículo inaugura un recorrido arbitrario pero criterioso a través de los testimonios culturales que pudimos fijar en diferentes películas que abordan el problema de las tecnologías digitales.

¿La potencia o el objetivo?

En 2014, Disney lanzó la película Big Hero 6, basada en un cómic de Marvel de 1998. Allí, Hiro, un adolescente con dotes para la robótica, se enfrenta a la pérdida de su hermano mayor en un duelo que atraviesa toda una trama de acción y aventuras. Sin embargo, la película (creo que el cómic fue bastante modificado en este aspecto) logra aportar contenido interesante y novedoso a un debate central: ¿la tecnología empeorará o mejorará nuestra calidad de vida? En esta película, el duelo del protagonista materializa una tensión muy interesante entre el potencial técnico de la tecnología y su desarrollo orientado hacia las necesidades de las personas. Desde hace ocho años, nos invita a preguntarnos: ¿qué priorizaremos en nuestro desarrollo? ¿Potencia u objetivos?

Póster por Rich Davies

Baymax es el adorable robot blanco que vemos en el centro del póster y Hiro quien aparece sentado en sus hombros. El robot es además el único legado que dejó su hermano Tadashi tras una temprana muerte. Baymax tiene una potencia técnica sorprendente y mucha versatilidad. Está programado con un “chip” que incluye todo su sistema operativo y su protocolo de acción, es una tarjeta verde de circuitos con el nombre de su creador y contiene protocolos de cuidado, contención y asistencia a los humanos en casos de peligro, dolor o sufrimiento. En Baymax podemos ver representado el dilema central que enfrenta Hiro: tiene una gran capacidad técnica, expresadas en herramientas poderosas y grandes destrezas físicas, pero están orientadas al bienestar y cuidado hogareño de las personas. A Hiro, fánatico de las batallas de robots, esto le parece un desperdicio.

Hoy, los debates sobre el rol de la tecnología son bastantes diversos. Tenemos debates en el mundo del arte sobre las IA que producen imágenes o el valor de los NFT. También, en el de la economía con las restricciones al trading de alta frecuencia, que desafía las nociones de predictibilidad y rentabilidad. Y en muchos otros aspectos: en el trabajo sobre el reemplazo de los humanos, en la política con los desafíos de la socialización de datos privados, y un largo etcétera. Son todos debates diferentes pero tienen algo en común: los seres humanos nos sentimos amenazados por el poder técnico de voluntades que no podemos controlar.

Big Hero 6 plantea este debate de una manera muy inteligente: Hiro y Tadashi se enfrentan no solo como hermanos sino como dos formas de pensar la tecnología digital.

En la película, Hiro es apasionado por el poder técnico de la robótica y reedita el problema griego de la hibris al considerar que ya sabe todo lo que necesita como para perder el tiempo en la universidad, un espacio definido en la película por la experimentación y la colaboración entre pares. Al mismo tiempo, busca sacarle todo el provecho posible a su conocimiento de forma egoísta en el mercado negro de las peleas de robots, reeditando así aspectos del origen de Spiderman.

Tadashi, su hermano mayor, lo quiere convencer de que encuentre un lugar de pertenencia y utilice su trabajo para ayudar a la gente. De hecho, tras una inesperada muerte, sus enseñanzas persisten, materializadas en el “chip de salud” que tiene la programación de Baymax y que el mismo robot resume en un lema: “mi propósito es sanar a los demás”. La tecnología es poderosa, sí, pero lo que la diferencia aquí es el elemento humano, la capacidad de pensar desde y en el colectivo. En el climax de la película, Hiro se frustra porque Baymax decide no lastimar a un adversario, pero mediante un video aparecen las ideas de Tadashi para mostrarle su error y el valor de orientar la tecnología acorde a las necesidades comunitarias del ser humano.

Estamos hablando de una película orientada a un público más bien infantil, realizada hace 8 años. ¿Cómo puede tocar un punto oscuro del debate adulto actual? No solo eso, sino que también aporta aristas polémicas. El argumento que siempre aparece con la arrogancia de subsanar el dilema del reemplazo humano por la tecnología es el del rol de las tareas de cuidado o de reproducción: el cariño y la contención humana no son reemplazables. Nadie puede suplir a un enfermero o un abrazo. Baymax desafía todo eso: es un robot enfermero que abraza suavemente y tiene empatía hasta por las personas que lo dañan.

Imaginado por f4b3r, creado por Midjourney

¿Tenemos aquí una respuesta al problema del enfrentamiento entre las tecnologías digitales y los humanos o un nuevo argumento a favor del reemplazo total? Ambos. Tenemos, de hecho, un planteo muy inteligente (divertido y visualmente atractivo) sobre un debate que ya está al borde de ser aburrido. ¿Apostamos hoy por una aplicación de las inteligencias artificiales al bienestar de las personas que más lo necesitan? ¿Podemos participar nosotros de esas decisiones? ¿Son las universidades las que desarrollan y orientan la tecnología o son otros agentes? El debate está planteado.

¿Por qué es importante hablar de películas?

Nuestro objetivo en este nuevo mundo en crisis está cada vez más claro: tenemos que plantear los debates y darlos. Frente a los desafíos ambientales, económicos, y sociales en general, los cambios tecnológicos nos desvelan. Y ahí tenemos otra certeza: ya estamos cayendo por el abismo de la singularidad. ¿Hacia donde? Como dije antes, creo que depende de nosotros.

También escribí que el rol del arte me parece central, fundamentalmente, de las personas que hacemos arte. ¿De qué manera es central? Esta serie de artículos buscan indagar una de las respuestas a esta pregunta: las sociedades humanas imaginan nuevos mundos y los proyectan en sus obras. Más literalmente, si hablamos de obras colectivas, que se proyectan ante nosotros y nos permiten imaginar nuevas escenas, nuevos personajes, gestos y lenguajes, estamos hablando de cine. Entonces, veamos en este y los artículos que siguen, ¿qué dice la humanidad sobre sí misma y la tecnología a través de su cine?

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