El duro trabajo de ser fan
Sobre el fan fiction y lo que uno ama [Evergreen, siempre evergreen: séptimo artículo]
¡Encontré más artículos! Alguien me hizo caer en cuenta que en mi carrera académica he escrito muchas cosas y me preguntó si podía compartirlas. Eso me llevó a buscar varios blogs que he hecho y caí en cuenta que he escrito cosas que me gustaría compartir. Este entonces es el inicio de estas publicaciones.
Estudié literatura y de las cosas más increíbles fue la oportunidad de relacionar algunos libros y teorías literarias con fenómenos de la cultura popular, entre ellos el fanfiction. Para resumirlo, el fanfiction es lo que pasa cuando un fanático de algo decide escribir historias de ficción basándose en la trama, los personajes o algo que le llame la atención. Hay fanfiction de películas, series, grupos musicales, actores y miles de cosas más.
Este artículo hace referencia a este fenómeno, pero en especial a lo que significa ser fan. Porque no nos digamos mentiras, hay mucho desprestigio en la palabra. Aprovecho para ligarlo con algunos artículos sobre narrativas mediáticas y esas cosas ñoñas pero cheveres que me tocaba leer. Además, esto puede servir para todo eso que ando hablando de marca.
La primera frase que aparece en la contraportada de uno de los pocos libros teóricos que encontré sobre este tema, Adoring Audience, Fan culture and popular media, tiene una frase indicada para comenzar:
“Fans get a bad press.”
Traducida a español sería “los fanáticos tienen mala prensa”. Y es cierto. En general esta palabra tiene una pésima reputación pues se cree que los fans son seguidores sin cerebro que son manipulados por las corporaciones para entregar su dinero. Voy a aclarar algo de una vez: sí, no se puede negar que este es un asunto de dinero, porque el cine, la televisión, los libros y los artistas necesitan dinero para vivir y volver a crear. Pero hay que dejar esto de lado.
¿Qué es ser fan?
El ser fanático de un grupo musical, una serie de televisión, una saga de libros o de películas, o un actor o grupo de actores en este momento hace parte de la cultura mediática y popular. Lo que hay para todos los gustos: los gritos de las jovencitas desesperadas por ver y oír a The Beatles palidecen a ante algunos fenómenos como las y los que aman la música pop coreana (cof, cof).
Una de las cosas importantes para poder entender cómo funciona el fanfic es importante primero ver quienes están detrás. Los lectores de estas historias y también quienes se animan a escribirlas se encuentran el término: todos son fans de algo en común, cosa que no suele suceder en otro tipo de narrativas, no se suele dar una relación de igualdad y aprecio.
El término de fanático tiene diferentes traducciones, como aficionado o entusiasta, pero ambas palabras pueden ser limitantes para entender la etiqueta.
No es solo una cuestión de gustos, sino que el afecto puede llevar a cambios en el estilo de vida.
Hasta el momento podemos asociarlo con el origen de la palabra que tiene que ver con el deporte: quienes convivan con un fanático del fútbol saben que esto puede afectar su forma de ver y vivir la vida.
¿De dónde viene la mala fama?
El tipo de fanático relacionado con el fenómeno del fanfic está ligado de forma directa con la cultura popular -por ende también lo podemos relacionar con la definición que da Omar Rincón en su libro Narrativas Mediáticas-. Pero como el mismo término de cultura popular tiene problemas de definición por la distinción de ‘alta’ y ‘baja’ cultura, el fan está inmerso en todas las dificultades que presenta esa categorización.
Esa es una de las razones por el ‘fandom’, palabra usada para hablar de las comunidades en las que se reúnen, es casi sinónimo de peleas e infierno. Eso es porque están categorizados como algo que pertenece a esa parte de la ‘baja’ cultura, lo que no es de elite. Lo cual si se mira con detalladamente no es cierto. El amor y la pasión que muchas personas tienen por el vino las lleva a ser ‘sommeliers’ o catadores. Entonces, no hay por qué desprestigiar al fan.
En el libro que cité al comienzo, en el capítulo 3 titulado Is there a fan in the house? The affective sensibility of fandom, hay una cita importante que quiero traer para entender lo que acabo de decir sobre, por ejemplo, los amantes del vino:
“Ser un fan implica una relación muy diferente con la cultura, relación que parece existir sólo en el ámbito de la cultura popular. Por ejemplo, mientras podemos consumir o apreciar las diversas formas de ‘alta cultura’ o el arte, puede tener sentido describir a alguien como un fan del arte”.
Olvídense de la alta y la baja cultura
No es difícil entender lo que significa para la gran mayoría asumir la etiqueta de fanático. Decir que eres fan de algo o alguien a veces es un reto. El ser fanático de algo hace parte de una forma de construcción de la identidad, no solo de forma individual, sino también colectiva:
“Pero hay otro segmento, mucho más pequeño y más disperso, que se apropia de forma activa del texto de determinadas culturas populares, y les da un un nuevo y original significado (…) Y otros lo pueden utilizar para resistir las presiones de su posición social y la construcción de nuevas identidades para sí mismos”.
Hace poco puse esto en mi Twitter:
Creo que esa mala fama de ser fan y los fandoms, sumado a que hay gente le gustan cosas que pueden parecer extrañas, hacen que muchos no sean ellos mismos. Amo el espíritu de fanático porque es alguien que se atreve a ser diferente y a decirle al mundo qué es lo que el gusta.
En el caso del fanfiction va más allá: los fans se atreven no solo a amar, también a crear. Eso necesita el doble de valentía. No conozco alguien que escriba fanfics que no sienta temor, en especial porque quiere serle fiel y respetuoso al objeto de su afecto.
La vida necesita de más creadores, de eso estoy segura.
