Diferencia entre peligro y riesgo

Jesús Belenguer
Plan de autoprotección
6 min readApr 28, 2018

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No son solo palabras, distinguir entre uno y otro es el primer paso hacia la seguridad.

La vida de un individuo es frágil, hoy estás y mañana puede que no, esto que parece trágico en realidad no lo es. La muerte es fundamental para que la Vida permanezca, así funciona, una renovación continua en la que el azar y el cambio tienen un papel fundamental.

Cada vez que se forma un nuevo individuo hay rasgos de la generación anterior que se conservan y también pequeñas variaciones al azar que introducen una oportunidad de mejora. Cuando un rasgo mejora las espectativas de vida ofrece más oportunidades para reproducirse y por tanto más oportunidades para que ese rasgo permanezca. Esta pequeña y burda aproximación al concepto de la evolución sirve para introducir el concepto de peligro.

El peligro se puede definir como: la cualidad potencial de causar daño. La seta cuya foto encabeza este artículo es peligrosa ¿Por qué es peligrosa?: Porque ingerir una pequeña cantidad causa la muerte.

Si observamos su aspecto hay algo que llama la atención: su color. En un bosque donde todas las manifestaciones de la vida buscan confundirse entre los verdes, ocres y negros aparece un hongo vestido de rojo vivo. Se trata de un anuncio, dice: ¡Eh, aquí estoy yo y soy peligroso! la suma del peligro y el aviso han sido factores clave para su supervivencia.

Este binomino: peligro y aviso se usa frecuentemente en la naturaleza, veamos algunos ejemplos:

Abeja, nudibranquio y rana punta de flecha los tres venenosos y así lo advierten.

La capacidad para identificar un peligro es un factor de supervivencia y hemos sobrevivido porque aprendimos que los colores vivos anuncian un peligro y aprovechamos ese factor evolutivo de éxito para identificar los nuevos peligros.

El color es solo una de las estrategias para identificar un peligro en la naturaleza. Para un depredador mostrar brillantes colores no es un factor de éxito, necesitan pasar desapercibidos para atrapar a su presa. Por tanto, respecto a los depredadores hemos aprendido a identificar el peligro mediante otros rasgos. La sonrisa con prominentes colmillos que identifica a los carnívoros o la peculiar forma de caminar de un gran felino hacen que un escalofrío recorra nuestra espalda preparándonos para la huída. Pero el peligro no solo surge de otros seres vivos, hay muchas otras situaciones peligrosas y el aliado natural para su identificación es el miedo.

El miedo es un factor de supervivencia que nos permite identificar de una forma instintiva un peligro y reaccionar. Se puede decir que el miedo es la forma natural de identificar las situaciones potenciales de daño, el problema es que en la sociedad tecnificada el miedo ya no funciona bien, tanto por la dificultad para identificar el peligro como por el hecho de que la respuesta reactiva no siempre es la mejor solución, para ser realmente humanos necesitamos otra herramienta para afrontar el peligro.

El riesgo es el recurso que hemos creado para afrontar el peligro de una forma racional no instintiva, es fruto del desarrollo científico-técnico.

El mecanismo es muy sencillo ante un peligro aplicamos un algoritmo cuya expresión más sencilla es la que relaciona, para una situación concreta, el grado de daño con la probabilidad de ocurrencia. A continuación se muestra una tabla basada en la recomendación del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo que relaciona ambos parámetros:

El grado de riesgo obtenido se traslada a una tabla prefijada que nos indica el comportamiento seguro en la situación que ha sido analizada, se muestra la tabla que también se basa en la recomendación del INSHT:

Su uso es muy sencillo por ejemplo:

Se propone la evaluación del riesgo de tener un perro de tamaño grande en el domicilio. El propietario es una persona de complexión fuerte con mucha experiencia y formación en el entrenamiento de perros de trabajo que vive solo.

Un perro de tamaño grande es indudablemente un peligro debido a su capacidad de causar daño que puede llegar incluso a matar a una persona.

Si el propietario es una persona experimentada y con conocimientos suficientes que cumple con las reglas de porte, podemos considerar: que la probabilidad de agresión es Baja y las consecuencias Dañinas. Esto último se debe a que en caso de agresión cuando el propietario está presente puede interrumpirla fácilmente y los daños no llegan a ser mortales. Lo que arrojaría un riesgo Tolerable cuya medida de control más significativa es la necesidad de comprobar periódicamente que las condiciones de control de riesgo se cumplen.

Sin embargo, si el propietario viviera con otra persona y el perro se quedara en alguna ocasión en el domicilio sin el dueño y en presencia de la otra persona, el riesgo evolucionaría ya que no existe el control sobre la agresión que establece la presencia del propietario y por tanto nos encontraríamos ante unas consecuencias Extremadamente dañinas y que elevaría el riesgo a Moderado. Lo que supondría la obligación de controlar esa situación por ejemplo con una jaula donde guardar al perro cuando el dueño no se encuentra en el domicilio. En esas condiciones estaríamos de nuevo ante un riesgo Tolerable.

Cualquier situación en la que el propietario no sea una persona bien formada y experimentada va a significar un cambio en la probabilidad de ocurrencia y fácilmente se puede entrar en la zona roja.

La diferencia más importante entre peligro y riesgo es que el primero no varia y el segundo depende de las medidas de precaución que tomemos y supone una forma inteligente de medir y afrontar un peligro de forma controlada.

Existen multitud de herramientas para realizar el inventario de peligros, para la evaluación de riesgos y para el diseño de las medidas de control de riesgo pero lo que se acaba de presentar es la base de la prevención de riesgos laborales, de la seguridad privada, de la ciberseguridad, de la gestión de riesgos en general y una muestra de civilización y capacidad de adaptación.

Sin embargo, en nuestra sociedad no es muy popular la gestión de riesgos formal, ni siquiera en el ambiente laboral, y se debe principalmente a la forma en la que percibimos el peligro. Los motivos son múltiples:

  • Una pésima cultura matemática que impide la comprensión del concepto de probabilidad
  • Los atajos heurísticos un concepto muy interesante que está íntimamente ligado a la gestión del peligro y la evolución. Sepa más en este artículo.
  • El desarrollo de los sistemas de emergencia que nos permite delegar la responsabilidad sobre el daño que suframos en manos de otros. Tratamos el tema en este artículo
  • Y no menos importante la negativa a prescindir de los elementos que pueden causar el daño o a modificar una conducta peligrosa, por motivos hedónicos.

Todas ellas son características de la sociedad posmoderna donde se considera más importante la libertad del individuo para mantener una opinión, aunque esta carezca de fundamento, rechazando cualquier otra ajena a su experiencia particular, especialmente, si su asunción le supone realizar un sacrificio por nímio que sea.

Jesús Belenguer dirige el equipo que diseñó e implanta el Protocolo Mercurio que es el sistema de gestión de la seguridad personal de trabajadores desplazados a países lejanos más implementado en las empresas españolas. Comparte sus ideas en Medium desde abril de 2015.

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Jesús Belenguer
Plan de autoprotección

Director de Seguridad Privada y TS en Gestión de Riesgos y Protección Civil. EU en Análisis de la Conducta Violenta y en Ingeniería Protección Contra Incendios