‘El efecto K. El montador de Stalin’: un pasado imprevisible

Raquel Bonillo
Psicología del Lenguaje — ugr
3 min readJan 21, 2019

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La película de Valentí Figueres está basada en el efecto Kuleshov y nos ofrece el punto de partida para la reflexión; anima al espectador a cuestionarse la desaparición y la manipulación de la memoria histórica.

“Hasta qué punto la Historia puede ser objeto de tergiversación y simiente peligrosa para un futuro que crecerá, entre otras cosas, bajo el referente de esa realidad pretérita y distorsionada”

Maxime Stransky es un actor de Moscú que ejerce como espía para Stalin. Tiene dos familias, dos identidades, dos vidas paralelas. Maxime Stransky es un falso productor de Hollywood, implicado en el crack del 29, encargado de asesinar a un importante dirigente anarquista en la Guerra Civil Española y que fue capaz, además, de viajar a África, en plena II Guerra Mundial, para averiguar qué armas nucleares se ideaban para el final del conflicto. Stransky es el hombre de confianza de Stalin, quien le obliga a separarse nuevamente de su familia en la Unión Soviética, para viajar a América y supervisar los futuros programas nucleares. Al final, es cazado por el FBI, lo que le obliga a emprender una huida desesperada en avioneta por el Polo Norte.

“Todo actor no es un espía, pero todo espía es necesariamente un actor”

La película se construye a partir de las dualidades y las oposiciones: dos maneras de entender el cine (el Cine-Ojo personificado por Maxime: mostrar la verdad VS. el Cine-Dedo representado por Eisenstein: crear ficción), dos concepciones de vida y de sociedad (la comunista VS. la capitalista), dos maneras de entender la imagen (imagen como espejo, que refleja la realidad, VS. la imagen como martillo, que la moldea), dos maneras de situarse ante la vida (como observador VS. como catalizador)…

Sin embargo, la peculiaridad de este largometraje está en su contenido: material de archivo (real, de diferente procedencia) entremezclado con material de ficción (la historia de Maxime es invención). Así es como el espectador debe adoptar un papel activo preguntándose en cada momento si lo que está viendo fue real o no. La película no responde preguntas sino todo lo contrario, las plantea para que el espectador reflexione como el pasado puede ser manipulado, y cómo los seres humanos participan en esto.

“La columna vertebral del montaje se basa en la similitud entre verdad y falsedad en la imagen”

Por tanto, esta obra abre un gran debate acerca de la importancia de conocer la verdad en la historia; descubrir “la historia de los borrados”, aquellos que fueron eliminados de fotografías y de la memoria colectiva por los gobernantes de la época.

“Quién esté en el poder, controlará la verdad”

La búsqueda de la verdad, recuperar las omisiones en nuestra historia y poder transmitirlas a las próximas generaciones es tarea y responsabilidad de todos nosotros, puesto que “Un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”. No debemos olvidar y se debe buscar justicia y alzar la voz de aquellos que fueron borrados de la memoria.

Por último dejo un artículo interesante acerca de cómo se imparte la Historia en los colegios de España.

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