Agilidad, estructuras liberadoras e introspección: ¿qué nos trajimos del Agile Open Camp?

Rodrigo Avila
redbee
Published in
6 min readJul 19, 2019

En esta segunda nota vamos a contarles un poco de lo que pudimos llevar de la experiencia AOC al resto de nuestros compañeros en redbee.

¿No sabés lo que es el AOC? Te recomiendo que leas esta primera nota donde cuento mi experiencia en el Agile Open Camp en el que participamos. Muy recomendable.

Volviendo al punto que hoy aquí nos reúne, luego de este viaje plagado de agilidad y de aprendizaje para llevar todas sus ventajas para la vida cotidiana, no nos queríamos quedar con esta información solo para nosotros. Por eso les propusimos a todos los que forman redbee una tarde distinta.

La idea no era contar lo que pasó en el AOC (de hecho, no contamos nada porque muchos ya sabían por nuestras fotos y las anécdotas previas), sino que queríamos que vivieran un poco de la agilidad a partir de propuestas experienciales.

El equipo del AOC, presente

Para eso planteamos tres bloques de ejercicios, donde organizamos charlas con diferentes temáticas de 50 minutos de duración. Cada una de ellas tuvo sus particularidades pero nos ayudaron a plantear la cultura horizontal, ágil y autogestiva que proponemos y que queremos llevar a las distintas organizaciones.

Además, aprovechamos para repasar algunas cuestiones básicas de la agilidad como marco de trabajo para revisar las raíces y no perder el foco de lo que es importante.

Volviendo a las charlas, el primer bloque estuvo a cargo de Renata y de su servidor. En él buscamos que la agilidad “se manifieste” en el cuerpo con distintos ejercicios físicos. La idea, al fin y al cabo, era entender a las organizaciones horizontales en un nivel conceptual, atravesado por el cuerpo y la experiencia.

También planteamos algunas preguntas disparador que nos ayudaron a pensar cómo está hoy la organización y qué falta para seguir mejorando.

Para ello hicimos tres ejercicios. En el primero, los participantes tenían que mantener el equilibrio de distintas formas; en uno te agarrabas de un compañero del hombro y, en el siguiente, lo tomabas por debajo de la axila.

¿Qué demostramos con esto? Que si te estás cayendo y empujás para abajo (del hombro), el otro se cae; por otro lado, si lográs mantener el equilibrio y ayudar al resto a mantenerse (de la axila), se logra un mejor y mayor equilibrio; nos tenemos que soportar juntos para no caer y si tiro a mi compañero para arriba, también yo me elevo.

En el segundo ejercicio, apuntamos a trabajar el equilibrio y la confianza. Acá el foco estaba puesto en la idea de encontrar un balance en el equipo y lograr transparencia. Primero lo hicimos de a dos y luego se sumaba una nueva persona, para cuestionar la forma de entrar, por ejemplo, a nuevos equipos o proyectos.

El balance, algo clave para los equipos

Ahí surgieron distintos interrogantes: ¿Cómo entramos a los equipos? ¿Me conviene romper todo? ¿Qué tengo que observar antes de saltar?

El tercero fue un ejercicio pleno de confianza, donde formamos parejas. Ahí uno tenía que cerrar los ojos y su compañero lo tenía que guiar por un espacio reducido. Observamos cómo es necesaria esa sincronización para poder encontrar armonía y trabajar mejor.

Y no nos olvidamos de la confianza. Quien guiaba se inmolaba para que su compañero, con los ojos cerrados, tuviera un andar sano y bueno. Si hacemos esto en el día a día, ¿no vendrías con el doble de ganas de trabajar y aportar? :)

El segundo bloque estuvo a cargo de Rocío y Juani. Ahí, los chicos hablaron de las Estructuras Liberadoras (EL).

En este punto intentamos plantear herramientas para potenciar las voces que, en una comunidad de casi 130 personas como lo es redbee, pueden ser más débiles que otras o más difíciles de escuchar. Al ser una organización horizontal, intentamos impulsar que todos participen y creemos que esta es una forma de lograrlo.

Para abrir esta charla comenzamos con un gráfico mostrando cómo las distintas actividades que se pueden dar en un grupo cambian el nivel de participación y la toma de acciones. Un breve ejemplo de eso es pensar en una presentación, donde el orador tiene el control total del contenido y la participación; otro ejemplo es una brainstorming que aunque el protagonismo parezca compartido, puede ser caótica y no asegura contar con la visión de todos lo miembros de ese encuentro.

Algunas de las preguntas que planteamos luego de los ejercicios.

Con esto no quiero decir que las estructuras tradicionales sean malas o que no sean útiles para ciertos propósitos, sino que buscamos dar un marco para abrir el panorama de qué son las EL y qué espacio vienen a ocupar.

Dicho esto, las EL son un conjunto de 33 microestructuras que tienen como fin primero la participación y toma de acciones compartida, entendiendo el beneficio de la inteligencia compartida. Estas contienen una serie de valores y 5 elementos básicos con los que cumplir. Cabe aclarar que las EL pueden ser utilizadas unitariamente o en forma de hilo donde la conclusión de una actividad de EL, que sirve como puntapié de entrada para la siguiente.

Dentro de este slot de tiempo dedicado, trabajamos en qué son las EL, para qué sirven, cuáles son sus principios, elementos y ámbitos donde aplicarlas más allá del laboral.

Allí nos avocamos a dos estructuras con la audiencia: “impromptu networking”, cuya finalidad es compartir desafíos mientras creó nuevas conexiones, y la segunda fue “Triz”, que se utiliza para detener actividades contraproducentes y dar espacio a la innovación combinada con “1–2–4-all”.

Todas fueron con el foco puesto a lo que sucede dentro de nuestra organización , llevando así la no solo la teoría sino también tener la experiencia vivencial del espíritu del AOC

Además, para todas las charlas se dio info de la documentación y su respaldo porque queremos que esto no quede acá, y se siga compartiendo dentro de redbee

Finalmente, el último bloque apuntó a una reflexión personal, una propuesta bastante más introspectiva. Para eso planteamos que cada uno de los participantes se preguntara qué cambios les gustaría hacer en su vida. Estuvo a cargo de Nahuel, quien nos pidió que nos sentemos en el piso, charlemos algunas cuestiones íntimas y escarbemos un poco en nuestra complejidad interna para ver por qué y cómo cambiar.

Tuvimos tiempo para la introspección personal.

La estructura de estos tres bloques tuvo un sentido explícito: primero hablamos de la organización, luego de las herramientas para trabajar en ella y, por último, de las personas, todas atravesadas por la agilidad y cómo afecta a cada uno.

Terminada la última charla nos detuvimos a recibir feedback de algunos de los presentes, quienes nos comentaron que se sintieron muy bien con lo que dimos.

Nosotros, por nuestro lado, queríamos cerrar el lindo ciclo que implicó ir al AOC y darle algo de todo eso a nuestros compañeros. Además, los incentivamos a participar en otro campamento y que ellos lo puedan vivir en carne propia.

Y como dije en el post anterior, les repito: querida y querido lector, la experiencia es altamente recomendable. Si pueden participen, no lo duden, vale la pena.

Por si te lo perdiste, te dejo el link a la entrada anterior, donde cuento mi experiencia en el Agile Open Camp.

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