Ser selectivo en las batallas y en las carreras
Con la situación del país (Venezuela) este año, que ya casi termina, muchos tuvimos que ser muy selectivos en las carreras en las que participábamos. Los precios se fueron a las nubes, los kits eran mediocres y supe de carreras con problemas de hidratación/organización.
Este año me inscribí en 4, pero no pude participar en una por la fractura en el dedo del pie: Runner herida, pero no vencida. De las otras tres puedo decir que a una no regresaré, y no son las de 21K… Lo que sí hice fue aprovechar las calles cerradas para correr los largos que me tocaban y poder disfrutar de forma diferente las carreras y apoyar a los que estaban inscritos.
Me quedó la desilusión de que mi tradicional carrera de 10K del Banco Provincial no abriera las inscripciones para todos y que incluso teniendo un familiar trabajando allí no pudiéramos inscribirnos por el lado de los empleados.
Aprendí que la paciencia también debe trabajarse, porque eso de estar lesionado y no poder entrenar para una carrera que ya tenías planificada es horrible para un corredor. Pero aprendí también que se puede ser agradecido porque se tiene la oportunidad de volver, y no todos pueden decirlo.
Aprendí que mi velocidad es como la del coyote comparada con la del correcaminos. O como yo siempre digo: como morrocoy herido, de espalda y de rodillas. ¡Soy lenta! Así que parte de ese aprendizaje fue entender, comprender y aceptar que no soy rápida pero que poco a poco también se llega.
Aprendí que las cuestas y el cross country sí ayudan, aunque las rodillas me duelan más de lo que quisiera. Así que me toca administrar muy bien esa parte para no dejar de rendir y tampoco estar adolorida todo el tiempo.
Aprendí que eso de que te quiten el reposo por el dedo fracturado no significa que no te va a doler más. Este condenado sigue doliendo, casi 6 meses después, y me dicen que deja de doler al año. ¡Crap!
Certifiqué que cuando uno quiere, se puede. Hice mis primeros 25K el domingo 27 de diciembre. Me propuse la distancia sin importar el tiempo. Fue doloroso, pero una satisfacción inmensa. Eso sí, ese entrenamiento me alejó más de mi idea de hacer un maratón. Sigo pensando que esa distancia es mucha para mis pobres rodillas y prefiero esperar. Si está en mi destino, algún día lo haré. No hay apuro.
Como una cosa es la que piensa el burro y otra el que lo arrea iré viendo en el camino de 2016 si haré otras carreras a parte de CAF — en la que ya estoy inscrita — y los 21K del Plazas. Hay dos carreras de montaña que me están picando el ojo, pero las haría más por aventura que por correr. Ya veremos. Lo único que espero es que el próximo año sea más saludable en todos los sentidos.
¡Feliz 2016!
