Aislamiento y Cooperación

La línea contra el COVID-19 está rayada, ahora nos toca cumplir nuestra parte

Cruz Fuentes
Salud publica & Medio Ambiente en Bolivia
8 min readMar 21, 2020

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Ciudades en Cuarentena de China, Italia y Argentina. Fuentes CDN, CNALuxury, The Guardian

El mundo entero se está deteniendo. En los cinco continentes continúa bajando el ruido (y contaminación) de miles de aviones, vehículos y barcos. El silencio que probablemente irá reinando en las calles de nuestras ciudades en los siguientes días se sumará al de centenares de otras ciudades de más de 100 países que gradualmente están adoptando similares medidas con un costo económico aún incalculable. Quizás familias que no se ven más que un rato en sus agitadas vidas, están reencontrándose y otros para quienes la soledad ya era una forma de vida, sea esta vez más angustiante. Muchos presidentes de países europeos están estos días haciendo referencia a la memoria histórica de la Segunda Guerra Mundial. Es cierto, no creo que exista ningún otro episodio en la historia de la humanidad que haya alcanzado tal escala de respuesta al unísono por parte de los estados y las sociedades influidos por un mismo denominador: un virus desconocido y el consecuente pánico. Pero dejarnos dominar por el miedo y la desconfianza es el primer enemigo a vencer juntos.

El tsunami que comenzó en China hace tres meses, ha sido controlado en este país llegando a reportar, según la Organización Mundial de la Salud — OMS, 58 nuevos casos y 11 muertes el 19 de marzo. Consideremos que en la primera quincena de febrero llegó a tener cifras de más de 6,000 casos confirmados en un solo día. Similar éxito se ve en Corea del Sur, Japón, Singapur y otros países asiáticos que aprendieron las lecciones de la epidemia del SARS en el 2002. El periódico The Guardian, resume que las medidas oportunas de prevención fueron tests masivos, campañas de información, multas y distanciamiento social. Pero hoy en día nuestra atención está en la devastadora oleada de este fenómeno que atraviesa Europa y que recién comienza en los Estados Unidos.

Curvas epidemiológicas comparativas entre los brotes de COVID-19 en países de Europa (líneas ascendentes), y Sud Asia (líneas paralelas). Fuente: Propia en base a Johns Hopkins University

El 01 de febrero, Italia y España registraban sus primeros casos de COVID-19. Han pasado siete semanas y el reporte situacional nro 59 de la OMS expone que los casos confirmados en Italia son 46,357 y 3,836 fallecimientos. Sólo en el último día se confirmaron un récord de 5,322 casos y 429 decesos. Italia, cuya población equivale al 4% del total de China, ha superado a esta en la cantidad de fallecidos por el mismo problema.

A solo unos cientos de kilómetros, en España según relata el periódico ABC, “el 2 de marzo ya se había superado el centenar en todo el país. Una semana después se tocó el millar. Dos días después, el 11 de marzo, los dos millares. Un día más tarde ya estaba por encima de los 3.000 el número de contagios. Al día siguiente, más de 4.000 hasta llegar a los más de 5.000 el 13 de marzo y casi 6.000 al día siguiente” Una semana después, la OMS reporta 20,578 confirmados y 936 decesos.

Estos y otros países europeos han declarado la cuarentena a nivel nacional forzando el aislamiento de todos sus ciudadanos. Maddalena Franz, amiga oriunda del norte de Italia me comenta que desde ayer está prohibido salir a caminar o trotar solos. Aún así, las drásticas medidas de distanciamiento social que comenzaron hace doce días, no muestran las señales de alivio que principalmente sus soldados de bata blanca urgen. Hace una semana según Antonio Presendi, Coordinador de cuidados intensivos de la Unidad de Crisis de la región de Lombardía, ya estaban “…siendo forzados a habilitar tratamiento de cuidados intensivos en los pasillos de los corredores.” El 20 de marzo, Daniela Confalonieri, enfermera en Milan afirma que persiste “un alto nivel de contagio y ni siquiera ya estamos contando los muertos”. Lombardía, es el corazón financiero de la cuarta economía del mundo y cuenta además con una de las mejores infraestructuras sanitarias de ese país. Y no da abasto.

Tal saturación está obviamente derivando en que la atención de cualquier otra enfermedad pase a segunda prioridad. Están aplicando protocolos de guerra: se elige a quien salvar. Circula en las redes sociales, el video de un joven dentista italiano que parece dirigirse angustiado a sus amigos españoles, “la consecuencia de esto va a durar mucho y va a ser permanente para muchas personas…hace dos semanas estábamos diciendo -es un resfriado, yo salgo, me da igual-. Si pudiéramos volver atrás haríamos algo muy diferente. Ustedes que están a una semana a diez días detrás podréis hacer mucho”. Pero pasaron esos días y hoy en Madrid también están creciendo aceleradamente los números, y a fin de reservar los hospitales para los casos graves, la comuna ha decidido el extremo de habilitar 60,000 camas de hoteles para albergar pacientes con síntomas leves y queden aislados. En Nueva York con ya más de 5,000 casos confirmados en una semana, el gobernador Andrew Cuomo, ha pedido al gobierno federal que el cuerpo de ingenieros de sus fuerzas armadas construya hospitales de campaña.

Profesionales de salud de Italia llegando al límite del agotamiento. Fuente: Reuters, Francesca Mangiatordi

¿Teniendo tantas campanas de alerta a solo unas semanas, nos veremos forzados cómo país a tener que enfrentar similares condiciones? ¿Podemos darnos ese lujo?. La respuesta es obvia. Hoy depende principalmente de nuestra obligación ciudadana en contribuir en evitar tener que llegar a eso y del trabajo coordinado de todos los niveles e instancias del estado y sector privado.

En nuestro caso, con 11 casos confirmados el 14 de marzo el gobierno boliviano de transición, ha decretado la cuarentena a nivel nacional y se está deteniendo paulatinamente toda movilización para frenar la propagación del novel coronavirus, COVID-19. Sin duda esto no es ninguna exageración, sino la más necesaria medida habiendo quedados demostrados los casos anteriores pero que actuaron tarde. Dado el alto nivel de propagación del COVID-19, la demora de las decisiones por solo unos días puede marcar una gran diferencia.

Curvas epidemiológicas del brote COVID-19 en países de Latinoamérica al 19.03.2020. Fuente: Propia en base a Johns Hopkins University

Al mismo tiempo, tal medida representará un enorme sacrificio económico para todos, pero principalmente para quienes viven del día a día que al mismo tiempo son también más vulnerables al contagio. No sólo por la avanzada edad, sino además por su condición económica, la baja nutrición y pésima alimentación, el acceso limitado al agua en el domicilio, el hacinamiento de familias viviendo en un solo cuarto. Sumado a eso, sabemos que el invierno recién llega y como país aún estamos buscando sanar la fractura societal del pasado noviembre donde desafortunadamente la desconfianza corre el riesgo de imperar en el momento que más nos necesitamos unos a otros.

La suma de todo ello nos lleva al complejo reto de encontrar la fórmula que equilibre un distanciamiento físico y educación sanitaria paralelos a una cohesión social y cooperación.

La cancha esta rayada, ahora nos toca a todas, todos y todes los bolivianos cumplir nuestra parte y al Estado asegurar que acompaña las medidas con estímulos económicos responsables y distribuidos y la planificación de respuesta a la emergencia sanitaria. De no ser responsables en estas medidas, estaremos contribuyendo colectivamente a repetir el camino de otros países, empujando al vacío a nuestro sistema de salud, arriesgando las vidas de nuestros médicos y enfermeras y el consecuente dominó de problemas que ni podemos imaginar.

Visualización de nivel de medidas de contención en los países con brote del COVID-19 actualizado al 19.03.2020. El azul oscuro indica Cuarentena Total. Fuente: Oliver Lejeune

Si eres una persona saludable menor de 60 años y sin enfermedades de hipertensión, diabetes, problemas cardiovasculares ni problemas pulmonares, puedes considerarte dentro del 80% que, con excepciones, probablemente solo experimentará síntomas leves del COVID-19. Si además tienes el sueldo seguro, y al menos un cuarto y baño privado también podrás tener buenas condiciones para aislarte o atender en casa a una persona con síntomas leves (ver recomendaciones en el artículo ¿Sospecha que ha contraído el COVID-19? haciendo click aquí.) En todo caso, si existe una sensación de alivio individual de creerse exento del riesgo, no debe traducirse en inacción porque el confinamiento no se trata solo de ti, sino de que evites ser el portador de un virus al resto de nuestros padres y abuelos, y personas vulnerables en su conjunto.

Pero cuál es un claro consejo, si eres una persona que viaja desde el otro lado de la ciudad, inquilino en una vivienda con varios miembros de tu familia que dependen únicamente de tus ingresos que vienen de un trabajo informal, vendedores ambulantes, trabajadoras domésticas, taxistas, entre tantos otros. Al momento el gobierno de transición está contemplando medidas como el bono de 500 Bs; similar estímulo económico lo están realizando otros países para asegurar un monto mínimo en efectivo; pero eso podría no bastar. ¿Qué otras mededias eficientes podrían darse? Italia, Francia, EEUU están desembolsando Billones de dólares; no tenemos esa cartera por tanto la lucha desigual debe tomar otras variables. Me atrevo a citar medidas que el gobierno de Honduras está tomando frente al COVID-19 para micro y pequeñas empresas e informales: Suspensión de pago por tres meses de todos los servicios básicos, de pagos de créditos de activos, de créditos hipotecarios, de tarjetas de crédito y de alquileres. Esas deudas se redistribuirán en el resto del tiempo de los contratos.

Este virus puede sacar lo peor de nosotros, pero eso solo facilitará el camino en el que todos perdemos. Urge encontrar mecanismos de comunicación confiable accesible a todos los grupos y naciones indígenas como el uso de radios comunitarias en lenguas propias y con líderes locales. Por otro lado, muestras de solidaridad con personas de la calle se está viendo en grupos de jóvenes en España e Inglaterra. Un grupo de voluntarios en La Paz también está armando una campaña para los hermanos de la calle. Pero esta cooperación requiere los cuidados y medidas necesarias de protección para no causar el efecto contrario. Aún estamos a tiempo de decidir desde donde apoyar. Pero si no harás alguna acción, y no eres de un grupo de riesgo, por lo menos quédate en casa y no seas el portador que lleve el virus a quien si puede costarle la vida.

Daniel Cruz Fuentes, es analista de riesgos ambientales a la salud pública.

Este artículo forma parte de una serie de publicaciones enfocadas en analizar el fenómeno del COVID-19 en Bolivia y el mundo. Puedes ingresar al blog, Salud Pública y Medio Ambiente en Bolivia haciendo click aquí.

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Cruz Fuentes
Salud publica & Medio Ambiente en Bolivia

Forzadamente apocalíptico, tristemente conciente y felizmente latino