Entrevista: la figura del mentor en Secuoyas

Secuoyas
Secuoyas Experience
8 min readNov 11, 2021

Por Luisa Rodríguez Caballero — Content Strategist en Secuoyas

Farah y Maite nos cuentan en primera persona cómo ha evolucionado la labor del mentor en Secuoyas desde que se incorporaron al equipo. Ambas comenzaron su andadura en la compañía en el otoño de 2019 y han tenido la oportunidad de estar en ambos lados del proceso: fueron mentorizadas en modalidad presencial y se han estrenado como mentoras en modalidad full remote.

Antes de meternos en faena, contadnos brevemente qué hace exactamente un mentor en Secuoyas y por qué es tan importante este rol.

Maite. Es tu guía durante tus primeros meses en Secuoyas. Cualquier duda que te surja (que, los primeros días, son muchas) puedes preguntársela a tu mentor. Es tu persona de referencia para todo lo que necesites.

El rol de mentor es muy importante en el proceso de Onboarding, pero todos debemos tratar de colaborar en esta tarea.

Su labor comienza con el email de bienvenida. Un cálido correo que apacigua los nervios del primer día y te da las pautas necesarias para poner tu ordenador a punto y estar al día de lo que ocurre en Secuoyas: horarios, vacaciones, grupos de trabajo, claves de acceso, formaciones…

Maite con su mentor, Javi.

No todos somos iguales y nos adaptamos a los entornos de la misma manera, sin embargo, por establecer un plazo aproximado y, dado que es una fecha que en general todos solemos recordar, establecemos el fin de la fase de onboarding al mes de la incorporación. En ese momento, podemos decir que esa persona «ya puede volar sola», lo que en cualquier caso no quiere decir que la olvidemos, sino que habrá ganado la suficiente autonomía como para desenvolverse eficazmente en la empresa y con el trabajo.

Farah. Depende de cada persona y de su estilo de aprendizaje, pero en mi caso, aprendo de y con las personas, por eso creo que la figura del mentor es fundamental para nuestro aprendizaje y crecimiento. Especialmente en full-remote, este rol es una pieza fundamental dentro de una organización, ya que nos ayuda a sentirnos parte del equipo y estar conectados. Asimismo, brinda una bienvenida más cálida a los nuevas incorporaciones, una bienvenida más personalizada (en comparación con la incorporación estándar) y, lo que es más importante, refuerza el sentimiento de pertenencia al lugar de trabajo.

Farah con su mentora, Marga.

¿Conocías este rol antes de entrar a Secuoyas?

Maite. Había oído hablar de ello pero no lo había experimentado hasta que entré en Secuoyas. En otras empresas en las que he estado tenía una persona que te daba la bienvenida, te enseñaba las instalaciones y te daba algunos tips. Pero no te sentías tan acompañada ni te daba tanto soporte. Dependiendo de cómo fuera esa persona, se involucraba más en tus primeros días o no. No había nada estipulado.

Farah. No exactamente. En el pasado, he formado parte de grandes corporaciones donde tenían ‘programas de Onboarding’ muy estructurados que duraban aproximadamente dos semanas. De modo, que sí puedo decir que he tenido a alguien que me “ha capacitado” en el aspecto operativo o técnico del trabajo pero no me “ha orientado”, o al menos no lo ha hecho en mis primeras semanas de aterrizaje. En una de las últimas empresas que estuve antes de entrar en Secuoyas sí tenían este rol, pero lo incorporaron más tarde a mi llegada a la compañía.

Lo cierto es que siempre tuve que buscar mentores externos dentro y fuera de las empresas para las que trabajaba.

¿Cómo recordáis esas primeras semanas de aterrizaje? ¿En qué momentos fue clave este rol?

Maite. Los primeros días siempre son complicados, pero tener un mentor facilita mucho el conocer cómo funcionan las cosas en la empresa. Te evita la ansiedad de no saber a quién recurrir cuando te surgen dudas o problemas. Si tu mentor no puede resolverte una duda directamente, te dirige a quien puede ayudarte y eso te hace sentirte muy acompañado en los primeros días cuando no conoces a nadie :)

Farah. En mi caso fue un poco diferente porque primero me uní a Secuoyas como freelancer y luego me incorporé a plantilla. Como autónoma, ya sentía que tenía mentores, dentro y fuera de mi equipo. Forjé algunas relaciones (¡porque mis compis me lo pusieron fácil!) y, por lo tanto, fue un comienzo más suave. Sin embargo, tener la figura del mentor me proporcionó una inmensa sensación de tranquilidad, de que, si lo necesitaba, podía hablar con mi mentor sobre cualquier cosa. Las primeras semanas siempre son desafiantes e intimidantes, y saber que podía hablar con mi mentora y buscar su consejo lo hizo todo más fácil.

¿Qué diferencias habéis encontrado (más allá de la evidente) de la mentorización presencial y remota? ¿Qué procesos habéis tenido que adaptar?

Maite. Sobre todo, el que no ves a esa persona y no puedes intuir si necesita algo o no. En la ofi, por su expresión corporal podías ver si necesitaba algo y te acercabas. Era más fácil generar confianza. Ahora tienes que estar más “encima”, preguntar mucho si necesita algo, porque muchas veces, por no “molestar”, no preguntas, y en remoto hay que intentar que se note que no molestas, que estás para eso.

Yo intentaba tomar café virtual todas las mañanas durante sus primeros días, para ir viendo cómo estaba, cómo se iba adaptando e intentar crear una conexión. Y a lo largo del día intentaba preguntar qué tal le había ido, si necesitaba algo… Prefería pecar de pesada a que se sintiera sola :)

También, en su primer día, hacemos una call de bienvenida en la que intentamos estar todo el equipo de Secuoyas.

Farah. Cuando me propusieron ser mentora, por primera vez, en full remote, debo admitir que me sentí algo asustada. Me tomo este papel muy en serio, así que quería hacer todo lo posible para que a Marina le fuese tan sencillo como lo fue para mí. La persona a la que estaba mentorizando es Product Designer, mientras que yo soy Design Researcher, lo que lo hacía aún más difícil para mí, ya que carezco de los conocimientos técnicos para ayudarla.

Pero un mentor también es un facilitador, alguien que, al menos, escuche y ayude en lo que el nuevo compañero necesite. No es fácil hacerlo de forma remota, así que intenté estructurar la primera semana con más cuidado. Supongo que las dos cosas que traté de hacer de manera diferente es conectarme más regularmente con mi nueva compañera y facilitarle las conversaciones con el resto del equipo en formato ‘one to one’. Pero en lugar de simplemente agendar estas llamadas, incluí temas de conversación opcionales para que ella pudiera conocer con mayor profundidad a sus compañeros (puntos fuertes, gustos, habilidades, etc.) y así saber a quién acudir cuando lo necesitara.

¿Qué cosas no han ido tan bien?

Farah. Sobrecargar la agenda del nuevo compañero con reuniones y cafés para conocer a los demás, sin tener en cuenta la necesidad de tiempo de inactividad para asimilar lo aprendido. Creo que es muy importante en las primeras semanas frenar el ritmo, al mismo tiempo que dar tareas muy claras y específicas y comunicar bien cuáles son las expectativas en dichas semanas, en lugar de preocuparnos por llenar su tiempo.

Maite. En un principio propusimos organizar cafés cortitos entre la persona mentorizada y las distintas personas del equipo, para que tuvieran oportunidad de hablar y conocerse. Pero llegado un punto éramos demasiados y era difícil cuadrar los horarios y la persona se sentía un poco saturada con tantas reuniones.

¿Habéis incorporado alguna iniciativa para mejorar esta labor? ¿Cómo creéis que se podría seguir mejorando?

Farah. Los ‘IceBreakers’ nos han ayudado mucho en esa primera toma de contacto con el equipo. Uno de ellos, en concreto, fue muy divertido: de uno en uno fuimos diciendo en alto una palabra que empezara con la primera letra de nuestro nombre y que tuviera cierta relación con nosotros. No solo fue útil para la persona que nos estaba conociendo por primera vez, sino que todo el equipo paso un rato muy agradable.

Pese a las mejoras, estoy completamente convencida que aún podemos hacerlo mejor. En primer lugar, creo que es importante que, como equipo, escuchemos la experiencia de los nuevos miembros del equipo e incorporemos esos aprendizajes para futuras incorporaciones. Pero, por otra parte, también creo que es igual de importante escuchar a los mentores y conocer su experiencia y aprender unos de otros.

Carla y Marina, mentorizadas por Maite y Farah en full remote.

Maite. Como comentaba más arriba, muchas labores de seguimiento y que la persona se sienta arropada. Hace poco iniciamos los ‘cafés virtuales de los viernes’ que, aunque no se hizo para la mentoría en sí, ayuda mucho a las nuevas incorporaciones.

Por supuesto, siempre hay cosas que mejorar, y lo mejor que podemos hacer es escuchar a las últimas incorporaciones en remoto y saber qué es lo que han echado en falta y lo que más valor les ha dado, para poder iterar esta figura dentro de Secuoyas.

Pon un mentor en tu vida

Los primeros días en un nuevo lugar de trabajo son estresantes por naturaleza: quieres quedar bien, tienes muchas cosas nuevas a las que acostumbrarte, aprender nuevas formas de trabajar… Por lo que en Secuoyas siempre vamos a intentar que la persona que se incorpora, se sienta lo más cómodamente posible.

El proceso de mentorazgo se desarrolla por medio de una relación de confianza, en la cual proporcionamos diferentes tipos de ayuda en función del momento en el que se encuentre cada persona. Unas veces será para resolver una duda, otras para dar feedback… Pero, en cualquier caso, lo principal es tratar de escuchar al compañero y velar por su bienestar.

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