El final de las mascarillas (sin válvula)

A estas alturas de la pandemia es mejor usar el humor, de lo contrario es fácil acabar “cascando rabias”, para ello acudimos a un profesional en la materia: Gabriel Trinidad es un médico en ejercicio español, que compagina su actividad profesional con la divulgación en Twitter que aliña con un fino sentido del humor. Su respuesta a la eliminación de las mascarillas en España, el próximo 20 de abril, se muestra en la siguiente imagen:

Puede quedarse con el chiste o leerlo dos veces y entender qué está pasando. Es lo bueno de usar el humor, nadie se tiene que sentir mal y todos sonríen. El caso es que desde el principio de la pandemia la política aplicada por nuestro gobierno ha sido que cuanto antes enfermáramos todos, mejor para la economía. Gabriel lo explica con mucho humor en este hilo.

Volviendo al mundo real, el tratamiento que los medios de comunicación afines al gobierno están dando a las dificultades de China con la variante Omicrón es una cabriola de la propaganda que causa estupor y espanto intelectual. El mensaje muestra como víctima de la política ZeroCovid a la población china, frente a la política de convivencia que afirman ha terminado con la pandemia a este lado de la frontera. Se obvia, que le llevamos 6,5 millones de fallecidos de ventaja, que la economía está destrozada y que la pandemia no solo, no ha terminado, sino que volvemos al principio, dejando que crezca silenciosamente y el virus evolucione sometido al azar. De hecho, la política de convivencia con el virus es la responsable de la nueva onda epidémica en China y por supuesto solo en Lancet se habla del éxito de la política ZeroCovid con el SARS-1. Es increíble que nadie piense que China ha pasado dos años sin COVID-19 mientras nosotros hemos sufrido una onda tras otra.

Lo curioso es que el criterio de convivencia con el virus se ha aceptado de buen grado a pesar de que es un concepto contrario a nuestra cultura sanitaria. Hasta que Fernando Simón tomó el mando, un enfermo sabía que cuando se sentaba delante de un médico este haría lo que fuera para mejorar su salud y así se concibió nuestro sistema sanitario.

Uno puede morir a los noventa años sin haber estado enfermo nunca y habrá pagado lo mismo, en términos relativos a sus ingresos, que otro que ha necesitado intensos tratamientos médicos a lo largo de su vida para llegar a la misma edad. Aquí no se preguntaba quién eres, ni cuánto tienes, ni cómo has llegado a necesitar asistencia médica, da igual que seas adicto, tengas un defecto genético o se te haya ocurrido pasear por una cornisa. El personal sanitario que tienes enfrente hará todo lo posible por salvarte la vida a ti, sin pensar en nada más.

Fernando Simón ha introducido un nuevo concepto: enfermar por el bien común, el concepto es sibilino, tú no te das cuenta, pero, en el caso de la COVID-19, la medicina ya no concentra su foco en ti, lo abre y empieza a realizar cálculos y a decidir cuál es el mal menor. A partir de ese momento tu vida ya no es lo primero y por tanto hay que ponerse al frente de la gestión de la propia salud, sin considerar los consejos del Ministerio de Sanidad, algo lamentable, hemos dado un salto hacía atrás y ahora jugamos a la lotería de la salud: Dependiendo de la variante, de las condiciones genéticas o del estado de salud general y probablemente del número de infecciones o el tipo de vacunación, se puede acabar desarrollando una versión grave de la enfermedad.

El gráfico siguiente muestra el resultado de la estrategia triunfal en España. En esta pandemia los fallecidos llegan semanas después del contagio y eso es aprovechado por el gobierno de unos ciudadanos incapaces de unir los puntos, de establecer la relación entre la invitación a disfrutar del puente de la Constitución con el pico de fallecidos al final de enero, o de ciudadanos que son incapaces de sumar el área bajo una curva y que por tanto no pueden interpretar el gráfico de fallecidos tras la declaración de victoria sobre el virus.

Fuente: Actualizaciones Ministerio de Sanidad de España

Paradójicamente se da por terminada la pandemia, a pesar de una evidencia contundente: la última onda ha causado más fallecidos que las dos anteriores, lo que sin duda indica una pésima gestión de las medidas farmacológicas.

Frente a la tozuda insistencia en la convivencia con el virus es necesario, en primer lugar, asumir que ya no hay un criterio único, que se ha dado la voz de sálvese quien pueda, y que no le debe preocupar lo que hace el vecino. Cuando el criterio oficial era no contagiarse y no contagiar, el comportamiento del grupo era muy importante, ahora si su criterio es no contagiarse, solo debe pensar en usted.

Para ello, una mascarilla filtrante bien ajustada es su mejor aliado. La opción más cómoda es usar mascarillas con válvula de exhalación, se trata de una mascarilla filtrante con un dispositivo que se abre cuando se exhala, de ahí su nombre, evacuando el calor y el vapor de agua. El efecto es como si se levantara la mascarilla para exhalar, volviendo a colocarla para inhalar.

Hasta ahora su uso estaba desaconsejado o directamente prohibido, ya que aunque protegían de una forma muy eficaz al portador, las personas que lo rodeaban quedaban expuestas a los aerosoles del portador. Solo se podían usar si todos los presentes disponían de una y en una situación de carestía y sin el apoyo del Estado eso no era posible, de ahí que su uso estuviera desaconsejado o prohibido. Ahora ya da igual, no existe obligación legal de proteger a los demás y, no solo se trata de eso, una parte importante no usará nigún tipo de protección, por lo tanto a todos los efectos, su válvula no introducirá ninguna diferencia en su entorno. De ahí el título: El próximo día 20 de abril, para las personas prudentes, se ha terminado la obligación de usar mascarillas sin válvula de exhalación.

En nuestra opinión: enfermar nunca es una solución y el bien común se logra garantizando el bien de cada individuo, al revés, no funciona, por eso y hasta que se aclare el panorama seguimos recomendado: evitar las aglomeraciones, una enérgica ventilación de los espacios de trabajo, fomentar el teletrabajo y el uso en interiores y aglomeraciones de mascarilla filtrante tipo FFP2 con válvula de exhalación.

Para llevarlo a cabo le ofrecemos los siguientes recursos: una orientación de compra en este enlace de Amazon y las recomendaciones sobre ajuste y modelos de mascarilla en este otro, más nuestro artículo llave sobre el contagio de enfermedades entre humanos que pronto ampliaremos con la ventilación de espacios. Sea prudente, disfrute de la vida y proteja a las personas vulnerables de su entorno.

Jesús Belenguer dirige el equipo que diseñó e implanta el Protocolo Mercurio que es el sistema de gestión de la seguridad personal durante el desplazamiento internacional de trabajadores con mayor implantación en las empresas españolas. Comparte sus ideas en Medium desde abril de 2015.

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Jesús Belenguer
Autoprotección corporativa: Seguridad para viajeros y expatriados

Director de Seguridad Privada y TS en Gestión de Riesgos y Protección Civil. EU en Análisis de la Conducta Violenta y en Ingeniería Protección Contra Incendios