Las señales universales de socorro

Pedir ayuda cuando se necesita es un derecho y ayudar cuando te lo piden una obligación. Así hemos organizado nuestra sociedad y eso es bueno.

Código Penal Español enlace al artículo 195

Ayudar debería ser sencillo, si no se disponen de los recursos o se corre peligro, basta con llamar a la policía, sin embargo, pedir ayuda no es tan fácil, al igual, que no es fácil identificar una petición de socorro. Se pueden considerar tres situaciones: con espectadores, en un paraje solitario y bajo coacción. Cada una tiene sus complicaciones y a veces hasta son necesarias técnicas de psicología social para superar fenómenos como el efecto Genovese.

La tecnología ofrece recursos como los dispositivos de alarma personal o los sistemas de detección de caídas de los relojes inteligentes. Incluso tras una catástrofe o un fenómeno que inutilice las redes de telefonía de superficie es posible hacer uso de recursos por satélite que en la actualidad son accesibles para cualquier bolsillo.

Volviendo a los usos manuales, si estamos atrapados es bueno conocer la señal morse de SOS, escuche con atención, es un ritmo fácilmente reproducible, tres puntos (S), tres rayas (O) y tres puntos (S). Tres veces tres, que a su vez ha creado una norma en ciertos ambientes: tres cosas homogéneas en un lugar heterogéneo son una petición de ayuda. Es decir, tres golpes, tres pequeñas hogueras, tres montones de ramas, tres agrupamientos de piedras, son una señal de socorro en un ambiente catastrófico o inhabitado. Para facilitar la identificación del número 3 es habitual disponerlas formando un triángulo, recuérdelo por si un día ve algo fuera de lugar, no siempre hay tiempo, recursos o salud para trazar un SOS en la arena.

Pero sin duda, la situación más compleja es pedir ayuda cuando se está bajo coacción. La idea es informar de la situación sin que la persona o las personas que amenazan perciban la solicitud ya que de percibirlo se podría desencadenar una situación de violencia, la huída o entorpecer la actuación policial.

Ha habido muchísimas iniciativas proponiendo un código para identificar una situación de coacción. En el ambiente de la seguridad internacional y el desplazamiento de trabajadores a países lejanos se usan habitualmente códigos de validación y coacción que dada su naturaleza no se citarán en este artículo. Fuera de los ambientes profesionales, algunos han cuajado, especialmente en lo que se refieren a la coacción de un hombre hacia una mujer sea en un encuentro casual, una cita o formando pareja.

En México hace muchos años se popularizó un método que consistía en pedir una bebida imaginaria “Diana doble” a modo de código de coacción. En el aseo de mujeres se ubicaban carteles cerca de las toallas o de los secamanos similares al que se muestra a continuación:

Para que funcione, el código no debe ser conocido por el agresor, en caso contrario, daría lo mismo que pedirle al camarero que llamara a seguridad o a la policía, se perdería el factor sorpresa creando así una situación de peligro. Una muestra de lo absurdo de esta concepción de la seguridad es que después de treinta años el “diana doble” ha cruzado el Atlántico y de vez en cuando se hace popular en alguna ciudad española sin ni siquiera cambiar el nombre del “trago” abajo se indica el invento en Salamanca.

Esto no significa que sea una idea inútil, existe una forma de implantar un protocolo seguro en bares, salas de fiestas, hoteles y empresas, que no debe hacerse público. Si tiene interés en instalarlo, diríjase a un director de seguridad privada que lo diseñará ajustado a sus necesidades, facilitará su implantación y de paso seguro que mejora otras muchas cosas en las que usted ni siquiera había pensado. Si trabaja con profesionales, será la primera advertencia que le hagan, pero vaya por delante que la publicidad de las medidas de seguridad siempre, siempre, son contraproducentes. La seguridad se basa en la discreción y en usar el factor sorpresa a favor, no presuma, deje que la seguridad se perciba.

Más eficaces son los códigos que se basan en gestos con las manos. Puede que el primero de ellos fuera el que proponía dibujar un punto negro en la palma de la mano y mostrar la palma a las personas que la víctima encontraba, ocultándola a la persona agresora. El problema del método es obvio: el punto no se puede borrar y causará muchos problemas si es detectado por el agresor.

En Centroamérica se propuso un código de tres gestos basado en la lengua de signos española: pulgar arriba, pulgar y meñique estirados, índice y pulgar formando una “c”invertida.

Pero sin duda la que se ha hecho más conocido es cerrar la mano con el pulgar dentro, realizando la maniobra en tres fases separadas. La señal autoatribuída por una organización canadiense de mujeres se ha difundido ampliamente a través de las redes sociales durante la pandemia. Un problema no menor es que se ha apropiado de la misma una ideología radical, lo que puede afectar a su buen uso.

Todo lo relacionado con la seguridad debe ser neutral, tanto para facilitar su asunción y aprovechamiento por toda la sociedad, como para evitar que personas radicalizadas hagan un mal uso. En este caso, el mal uso se podría materializar en que una persona fuertemente ideologizada en sentido contrario, podría ignorar la señal o incluso advertir al agresor. Motivo por el que la seguridad y sus protocolos deben mantenerse alejados de todo tipo de ideologías.

A continuación se muestra la señal en el contexto del tráfico de niños para significar la importancia de una señal, clara, sencilla, discreta y universalmente conocida.

También se debe llamar la atención sobre el hecho de que la señal es de gran utilidad frente a la policía. Una situación típica sería una persona bajo coacción de varias en el interior de un vehículo. Solicitar ayuda de forma abierta comprometería seriamente la integridad de los agentes y de la propia víctima. Sin embargo, una señal discreta permite a los agentes aplicar un protocolo seguro de actuación. Lo que nos lleva al comportamiento en caso de detectar una señal de solicitud de ayuda:

Se debe comunicar lo antes posible la situación a la policía indicado lo ocurrido, la descripción física y ropas de las personas involucradas, matrículas de vehículos y la ubicación exacta. Si las personas están en movimiento y puede hacerse con seguridad, es bueno seguirlas a una distancia prudente e ir informando a la policía en caso contrario es suficiente con indicar la dirección. Jamás los agresores deben detectar que la ayuda está en camino. Ni se les debe advertir que se ha llamado a la policia.

Una herramienta formidable para comunicar con la policía de forma discreta es la App AlertCops. Si no la tiene instalada en su teléfono descárguela cuanto antes y familiarícese con ella, puede desde comunicarse por chat, dar una alerta silenciosa, enviar audio que se graba automáticamente o fotos y videos a simplemente hacer una llamada convencional o recibir una alerta relacionada con su ubicación: una persona desaparecida, una alerta de bomba, etc.

De hecho, no hay mejor señal para solicitar ayuda que el botón SOS de AlertCops, cinco toques y en cinco minutos los buenos estarán a su lado sin necesidad de intermediarios. Del mismo modo puede marcar el número de la policía y simular que está pidiendo comida a domicilio, lo que le permitirá indicar al operador su dirección o simplemente mantener una conversación que permita al operador entender qué está ocurriendo. En el enlace puede escuchar una llamada real, realizada en Chile.

Por último, dos sugerencias. El código 3 no solo es de aplicación en el monte o en un escenario catastrófico. Tres galletas en una mesa formando un triángulo pueden ser un grito de socorro igual que cualquier otra señal, los códigos explícitos están muy bien, pero no siempre es posible usarlos y el fin no es el código, es la ayuda. Por tanto, esté atento a su entorno y si en un momento dado, ve algo o tiene dudas acerca de una situación, ese sentimiento de duda, es suficiente motivo para llamar a la policía, no se preocupe, ellos también prefieren intervenir ante una falsa alarma, que dejarlo pasar y actuar demasiado tarde.

Jesús Belenguer dirige el equipo que diseñó e implanta el Protocolo Mercurio que es el sistema de gestión de la seguridad personal de trabajadores desplazados a países lejanos más implementado en las empresas españolas. Comparte sus ideas en Medium desde abril de 2015.

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Jesús Belenguer
Autoprotección corporativa: Seguridad para viajeros y expatriados

Director de Seguridad Privada y TS en Gestión de Riesgos y Protección Civil. EU en Análisis de la Conducta Violenta y en Ingeniería Protección Contra Incendios