La legalización de la Marihuana en España

A fecha de hoy, algunos grupos políticos han presentado o están elaborando propuestas para la legalización en España del cannabis para usos medicinales y recreativos. Lo curioso es que las propuestas se están realizando en silencio, sin un debate previo, que no deja de ser una muestra más de la fuerte carga ideológica a la que está sometida la medida. En este artículo se propone una reflexión acerca de la legalización total del cannabis fuera del campo ideológico y de ideas preconcebidas, una especie de revisión del estado del arte.

Para centrar el debate es conveniente visualizar el siguiente reportaje que en solo 15 minutos muestra todas las caras de la legislación del cannabis utilizando el ejemplo de EUA.

Lo más impresionante del reportaje es el testimonio de las madres del grupo de autoayuda. A pesar de que todas tienen al menos un hijo afectado por psicosis inducidas por el consumo de cannabis con el resultado de suicidio o ingreso en institución psiquiátrica, a pesar de ello, todas afirman que volverían a votar a favor de la legalización. Lo que rotundamente afirma el carácter ideológico de la medida y la fuerte propaganda que existe a su alrededor. En EUA hay un factor añadido: la explotación del sentimiento de culpa en la clase media por cómo la estricta legislación antidroga a afectado a la población afroamericana. Un asunto muy complejo, pero eficaz a efectos de propaganda, que no se tratará en este artículo ya que es ajeno a la sociedad española.

La propaganda prolegalización siempre comienza con el uso medicinal del cannabis. Se presentan ancianos con cáncer terminal, enfermos de SIDA y niños aquejados de enfermedades raras o de dolor persistente que solicitan ayuda a la sociedad para obtener un medicamento que ellos aseguran es esencial y único para el tratamiento de sus enfermedades. La conclusión inevitable es que una sociedad pacata y poco solidaria niega el auxilio a los enfermos a causa de un prejuicio absurdo. Ante este planteamiento es difícil resistirse pero cuando se busca una evidencia científica, el resultado es sorprendente.

La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefaccientes, JIFE, una oficina independiente de la Organización de Naciones Unidades, publicó en 2018 un informe que, entre otras cosas recopila la evidencia científica sobre el efecto medicinal, y es demoledor puede leerlo a través de este enlace.

El informe indica que no existe evidencia científica de beneficios terapeúticos y cuestiona con argumentos difícilmente rebatibles el uso medicinal.

Además advierte de un problema que también se cita en la reunión de madres del reportaje: “El alcohol es una droga peligrosa pero nadie lo califica como una medicina”. En efecto, tratar de concienciar a un menor de que es perjudicial el consumo de una sustancia calificada por el gobierno como medicinal y recreativa, parece una batalla perdida de antemano.

Pero el problema de salud pública es mucho mayor. La concentración del principio activo del cannabis, el THC, ahora es mucho más alta que cuando la marihuana se introdujo en nuestra cultura. Allá por los años 60, la concentración era del 2%, y ahora como mínimo es del 30% y las resinas, los aceites y las ceras se comercializan con concentraciones de hasta el 90%. Esto es algo que ya se vivió en otras industrias como la del tabaco: El negocio está en incrementar la dependencia, con la diferencia de que la manipulación del cannabis es muy sencilla y se puede fabricar las resinas en casa con gran facilidad. Citando a una de las madres del reportaje: “Estaba preparada para que mi hijo menor de edad fumara marihuana, pero no para que la consumiera con una pipa de crack” otra dice: “La industria no puede negar que va a por nuestros hijos, están reproduciendo sus sabores de la infancia: pastelillos y dulces con marihuana”. Ambas expresiones abundan en la incoherencia de la posición a favor de la legalización.

Otro argumento falaz es la desaparición del comercio ilegal. No solo no va a desaparecer, crecerá con el mercado siguiendo una lógica sencilla que también está presente en la industria del tabaco. Los impuestos dejan margen suficiente para que el contrabando sea un negocio muy rentable y eso tiene otro efecto adverso que es la apertura al consumo franco por menores de edad con los efectos devastadores en sus cerebros que indica el psiquiatra del reportaje y recoge de forma exhaustiva el informe de la JIFE. ¿Imagina lo que va a ocurrir con esas familias? En España no existen instituciones para el ingreso, los jóvenes deben convivir con sus familias en el mismo medio que los ha dañado.

Con estos mimbres no hay quien justifique el cesto de la legalización. El alcohol, el tabaco y el juego son tres pingües negocios que engordan al Estado a costa de la salud y el bienestar de los ciudadanos, en el caso de los menores la amenaza se completa con las redes sociales y los videojuegos. Demasiados frentes, demasiadas amenazas para ser gestionadas por las familias en solitario, demasiados para abrir otro más.

Le proponemos que mire a su alrededor, repose la información, lea completo el informe de la JIFE y vuelva a ver el reportaje. Tome nota de que en EUA la mayoría de edad está establecida en los 21 años, edad a la que se considera que el cerebro ya ha madurado, ahora traslade la situación a España, donde la mayoría de edad se alcanza a los 18 años, pero donde ya hay proyectos para rebajarla a los 16. Después, hágase la siguiente pregunta: ¿A quién le puede interesar la legalización del cannabis? A lo mejor la cuestión es si no debería ser completamente prohibido, sería estupendo conocer su opinión.

Jesús Belenguer dirige el programa de seguridad personal para adolescentes y sus familias creado en el año 2020 como respuesta a la situación social posterior a la pandemia. Si quiere conocer más sobre el programa puede hacerlo a través de este enlace o escribiendo a: team@personalsecurity.es. Compartiendo ideas en Medium desde abril de 2015.