El problema de pensar

Santiago Sarceda
soltando ideas
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2 min readOct 8, 2018

Pensar es lo que más me gusta de ser humano. Pienso mucho. Disfruto mezclando ideas, proyectando, planificando, usando lógica, buscando respuestas a preguntas que nunca dejan de aparecer. Pero el principal atractivo de pensar es también su principal problema: no tiene fin.

Podemos pensar en aspectos cotidianos de nuestro día a día, o en aspectos filosóficos sobre el sentido de nuestra existencia. En cualquier caso, nunca llegaremos a ninguna conclusión definitiva. Siempre podremos buscar un poco más de sentido detrás de la respuesta que nos inventemos.

En nuestra compulsión por investigar la naturaleza de la realidad, usamos nuestro intelecto como un escalpelo, con el cual cortamos nuestro objeto de estudio e identificamos cada resultado como una pieza separada.

Vemos el mundo material y nos preguntamos cuáles son sus partes constitutivas; observamos los átomos y nos preguntamos si son la mínima expresión del todo o si hay algo más allá. Nos encontramos frente a frente con partículas subatómicas, quarks, neutrinos, bosones, pero no nos podemos detener. Encontramos que las partículas además de comportarse como partículas, pueden también ser descriptas como ondas de potencialidad. ¿Ahora si? ¿Ya llegamos al fin de todo? No, cuando llegamos al campo cuántico descubrimos que estamos intentando encontrar la respuesta a todo parados dentro de un subconjunto dentro de ese todo. Pero igual no podemos parar, y así llegamos a respuestas como la teoría E8 que describe nuestra “percepción” de las partículas y el campo cuántico en sí mismo como apenas una sombra de interacciones de elementos que se desarrollan en otras dimensiones por fuera de las cuatro que conforman el espacio-tiempo.

El problema de pensar es que nunca vamos a llegar a ningún destino definitivo; pero lo hermoso de pensar es que en el camino podemos escribir todas las historias que nos inventemos como respuesta a nuestras preguntas.

Pensar se convierte así en una expresión artística. No hay que dejar de pensar, pero no hay que pensar esperando alcanzar un objetivo.

La verdad es intelectualmente inalcanzable. No podemos describir desde adentro el todo que nos contiene. No podemos describir desde las proyecciones los objetos proyectados.

La ciencia busca respuestas y gracias a la ciencia la tecnología evoluciona. Pero no por tener respuestas deja de ser un proceso que nunca tendrá fin.

¿Cuál es entonces la solución al problema de pensar? Si intentara responder a esa pregunta, seguiría dentro del problema.

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Santiago Sarceda
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