La necedad y la dialéctica erística

Bardicr
EÑES
Published in
3 min readJan 27, 2018
Arthur Schopenhauer

¿Se puede saber con certeza si una persona tiene razón o si está siendo necio?

Antes de dilucidar esto, quisiera aclarar que no es lo mismo «tener razón» que «llevar la razón». Tener razón es cuando nuestra tesis está en lo cierto. Llevar la razón es cuando tu argumento gana la discusión, independientemente de si es verdad o no.

Siempre que, en una discusión, un individuo hace argumentos que el otro no es capaz de refutar y que, a pesar de no poder contrargumentar, niega a ceder, lo terminamos llamando «necio». Uno diría: «¿Por qué seguir discutiendo si ya le demostraron que estaba equivocado?». Pero ¿qué tal si la persona que ganó la discusión lo hizo por medio de sucias falacias? Si cediéramos, estaríamos también dejando ir a la verdad, ¿no? Eso debido a que el otro con sus artimañas nos ha hecho pensar que nunca la tuvimos.

Para este problema no hay mejor libro que El arte de tener la razón, de Arthur Schopenhauer, el cual hace un profundo análisis sobre la dialéctica erística.

Schopenhauer creía que lo ideal sería nunca ceder; defender nuestra tesis pase lo que pase. Pero si la otra persona no solo lleva la razón, sino que, además, tiene razón, entonces vivirías creyendo en tu mentira. Esto nos lleva a un dilema: ser necio o no ser necio.

En otra publicación, traté el tema sobre la importancia de saber dialogar. En dicha publicación llegué a mencionar que debemos aceptar nuestro error cuando el otro nos demuestra que tiene la razón. Pero una vez leída la obra de Schopenhauer sobre la dialéctica erística, me hace pensar que, quizá, transigir tan fácil no sea lo más adecuado. Cuando se habla sobre un tema del cual se tiene documentado los hechos, como por ejemplo: temas científicos. Entonces basta con tomar el celular o un libro y corroborar si en verdad la persona tiene razón. El problema surge cuando el tema tratado contiene una incógnita la cual es difícil de confirmar su veracidad, o bien, cuando se trata de la narración de algún acontecimiento; en este caso no es más que tu palabra contra la del otro.

Me recuerda a una discusión que mantuvieron unos amigos sobre si California tenía un PIB mayor a México. En dado caso los dos que defendían que eso era una locura, llegaron a llamar «necio» a quien afirmaba que sí era mayor. Hasta se llegaron a reír y le llamaron «antítesis» —esto debido a que, asiduamente, este llevaba la contra—. Los argumentos de ellos dos pudieron haber sonado más lógicos, sin embargo, él tenía razón. Al final su «necedad» le ayudó a seguir debatiendo y demostrarles que, en verdad, California tenía un PIB mayor al de México.

¿Qué harían ustedes? ¿Dudar de la veracidad de la tesis contraria aunque sus argumentos hayan superado al de nosotros, o ceder y reconocer nuestro error aunque no tengamos la certeza de si su tesis es cierta?

Quizá, ser necio no es tan malo, después de todo.

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