Desarrolladores vs “Emprendedores”

Falsas dicotomías o de cómo aprendí a no preocuparme y a amar crear cosas

Alessandra Pereyra
The quick brown fox
3 min readApr 26, 2016

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Los seres humanos amamos las etiquetas. Nos hacen entender qué esperar de otros, y cómo interactuar con aquellos que desconocemos.

A veces usaremos aquellas que definan nuestra personalidad. Otra veces, la marca de computadoras que usamos. Muchas veces, sin embargo, nos identificaremos por nuestra profesión. Seremos “Programadores” o “Diseñadores”, y como tal, defenderemos lo que hacemos.

Pero a veces es complicado cuando empezamos a comparar una etiqueta con otra. Una preocupante (y creciente) práctica, es la que encontramos que enfrenta a Desarrolladores con Emprendedores. “Ellos hacen, los otros hablan”, comentan unos. “Yo tengo las ideas”, responden algunos. Se crean así bandos, y se definen afiliaciones más complicadas que comentar si somos #TeamCap o #TeamIronMan.

El principal problema es que estamos partiendo de una premisa errónea, comparando etiquetas como si fueran lados distintos de una moneda, cuando no lo son.

Ser desarrollador es fácil de definir. ¿Ser emprendedor? Es un poco más complicado. Preguntemos a diez personas, y obtendremos diez respuestas distintas.

Eso nos da una pista del problema. Comparar desarrolladores con diseñadores nos da un marco claro para encontrar las diferencias. Con emprendedores no sucede lo mismo, porque comparamos algo tangible con lo que realmente es una descripción, de persona que emprende, independientemente de cómo lo haga.

La definición va a depender de puntos de vista, tal vez correctos, pero no está atada a una ejecución en particular. Hay cientos de formas de ser emprendedor, desde el que lo hace consiguiendo clientes, hasta el que lo hace con lenguajes y servidores. Ambos totalmente válidos.

¿Por qué tratamos de enfrentar dos conceptos que aplican entonces a una misma persona? Creo que es una mala lectura de los roles de “hustlers” y “builders”, recomendados siempre para un equipo.

Ambos describen enfoques de hacer como hacer crecer una empresa. Los primeros buscan oportunidades. Los segundos las fortalecen y permiten aprovecharlas. Los primeros las extienden y las hacen más valiosas. Los segundos construyen canales para soportarlas y permitir que sean escalables.

Y, nuevamente, nada de esto atado a capacidad tecnológica alguna. Hustler será la persona que espera en recepción cuatro horas para hablar con la persona adecuada pero también el que usa un hack de Javascript para obtener listas de clientes desde Facebook, que pueden usar para contactarlos luego.

Hustler es aquel que aprovecha el contacto que conoció en una conferencia, porque sabe que ha trabajado con alguien al que necesita como cliente, pero también el que que programa un juego de Capture the Flag que atraiga e incite a potenciales candidatos a jugar y ser reclutados por el equipo.

A su vez, builders serán los que creen software que conecte gadgets de realidad aumentada con un calendario de Google, pero también los que aprenden programación y diseño para interactuar mejor con sus equipos y tomarán luego una GoPro para crear un video que irá en el landing. Ambos están construyendo una empresa.

He hablado antes sobre la importancia de crear y, más recientemente aún, sobre lo vital que es ejecutar nuestras ideas. Pero eso no depende ni comparar “programadores” con “no-programadores”, sino se orienta simplemente a hacer. Sea el perfil que sea.

Pensar que uno puede hacer una empresa de tecnología desconociendo como ésta funciona es válido, pero mejor dejemos esas ideas cuando trabajemos en una empresa consolidada, que ya encontró su camino y que nos da el lujo que otros creen lo que pensamos, con menos riesgo si algo sale mal (que lo hará).

Decir (y actúar) así en una startup, donde tenemos todo en contra, es empezar la carrera con un pie torcido y buscar enderezarlo sobre la marcha. Puede funcionar, ¿pero no es mejor competir con la mayor cantidad de posibilidades?

Por el otro lado, pensar que alguien que no es técnico “no sabe” y “solo piensa” es también desconocer de otros ámbitos de expertise que son vitales en la empresa.

Comparar a veces permite entender como funcionan algunos roles, pero para eso ambas elementos deben ser comparables. Suficiente complicado es la aventura ya como para buscar confrontarnos con aquellos que bien podrían ayudarnos en ésta.

Mejor aún, aprendamos a entender de código y algo de Kotler y Drucker. De cómo funciona una paleta de colores y también cómo realizar una factura. Dejemos las divisiones a los que puedan permitírselas. En un entorno donde todo está en contra, mientras más podamos hacer en nuestro equipo, más podremos soportar cuando llegue (y pase) la tormenta.

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Alessandra Pereyra
The quick brown fox

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