Creando una guía de estilo para Relove
Una guía de estilo es un documento vivo que se adapta a la evolución del producto y en el tiempo desde las bases del voz y el tono de la marca, y que sirve de referencia a la hora de redactar el contenido que vivirá en un producto digital, a fin de asegurar la consistencia y la experiencia de marca.
Tras hacer el curso de UX Writing y Editing en Crehana que imparte Sergio Valero, decidí poner en práctica lo que habíamos aprendido en cuanto a guías de estilo en mi proyecto Relove. Se trata de una app que nos ayudaría a adoptar hábitos de vida más ecológicos y zero waste, de la que os hablé anteriormente.
Para empezar, tomamos como puntos de partida los valores y atributos de la marca.
Como atributos tenemos los siguientes:
- Limpio
- Minimal
- Colaborativo
- Ecológico
Y respecto a los valores:
- Constancia
- Simplicidad
- Naturalidad
- Cercanía
La voz es la manera en la que la marca se expresa, tiene unas características que apenas cambian y contiene los rasgos de la personalidad de la misma. En Relove, la voz es clara, cálida y se expresa con naturalidad.
El tono es la manera en que la voz se adapta según el contexto en el que se está comunicando con la persona que reciba el mensaje.
La situación ideal es que la guía de voz y tono se empiece a desarrollar en las primeras etapas del nacimiento de la marca, para que todos los departamentos cuenten con una referencia a la hora de generar contenido y comunicarse.
Si esto no fuera así y nos encargaran realizar una guía cuando la marca está más consolidada, pues que no cunda el pánico. Sólo tendremos un poco más de trabajo. Algunos sitios por los que empezar:
- Materiales de branding, sobretodo los del inicio de la marca
- Briefings que se hayan enviado a proveedores y que definan la marca
- Entrevistar a diferentes departamentos: marketing, diseño, atención al cliente…
- Investigar en los foros donde los usuarios potenciales hablan, lo que se conoce como “conversation mining”.
Aunque esto daría para un post a parte.
Para ver cómo el tono varía según el contexto, nada mejor que unos ejemplos:
Cálido cuando confirmamos una acción:
Formal como cuando pedimos información sensible:
O respetuoso como cuando tenemos que recordar que no se ha cumplido un propósito de hábito:
Tener un voz y tono definidos nos va a ayudar a que la personalidad de la marca sea consistente, pero para que la experiencia de uso sea óptima tenemos que asegurarnos de que todo lo que está escrito es claro, conciso y útil.
Por ejemplo, el mensaje será claro cuando usemos un lenguaje sencillo en lugar de jerga técnica, de lo contrario podríamos sonar como un robot:
Dar la información a medida que lo necesite el usuario, en vez de soltar un bloque de texto, es ser conciso. Menos es más.
Los mensajes de error, para que sean útiles deben acompañarse de una solución en la medida de lo posible y minimizar la frustración que suponen.
Como comentaba al principio del artículo, la guía de estilo debe de ser un documento vivo, que pueda crecer y enriquecerse junto a la marca. Una manera de complementarla puede ser incluyendo un glosario para asegurar la consistencia de términos, normas sobre cómo expresar las fechas y números, uso o no de emoticonos… En definitiva, todo lo que nos ayude a que la experiencia de uso sea consistente y fluida.
