Una escapadita

Parte 2

Alex Ingberg
15 min readJun 9, 2015

Este verano estuve en 14 aeropuertos. Confirmé una cosa: los argentinos son los únicos infradotados que hacen cola para abordar un avión y que aplauden un aterrizaje.

Además de eso conocí ciudades increíbles y mucha música nueva que pasaré a compartir.
La premisa está en la primera parte, solo sigan este link.

En el capítulo anterior, nuestros héroes dejaban atrás la gris ciudad de Londres con buenos discos bajo su brazo, luego de disfrutar y sentir grandes conciertos. Las experiencias vividas los hacían más fuertes y más confiados. Poco sabían que en la próxima ciudad les deparaba una sorpresa aún mayor. De las aventuras que los esperaban en París, poco imaginaban.

Ah re.
No, pará…

Paris

Lo primero y genial que encontré en “la ciudad del amor” fue que sobre el Boulevard Saint-Michel, a metros de La Sorbonne y del Panthéon, se abarrotan gigantes disquerías de usados. A solo 5 euros conseguí, por fin, uno de mis discos preferidos que, obvia y lamentablemente, no está editado en Argentina: The Flying Club Cup de Beirut.

La verdadera retail mania en el viaje me llegó cuando visité La Fabrique Balades Sonores. Es aquí donde tienen la mejor colección de indie rock, electro y pop francés. El local está lleno de pelotudeces hipsters estilo carcasas con forma de cassettes para iPhone 6, remeras con pajaritos y bigotes y los discos están dentro de valijas destartaladas. Funcionan además como sello productor de bandas y cada tanto hay algún que otro concierto. Venden más vinilos que digital y en el sótano tienen joyas bizarras: encontré Providencia de Dietrich y El fino arte de la venganza de Los Alamos (este último me lo llevé). Ambas bandas son de lo mejor del under argentino hoy en día y se las recomiendo fervientemente.

La fachada, con unas cajitas de vinilos y la valijita de ofertas irrisorias. à tous bientôt!
Livin’ in a hipster paradise

Luego de que estos muchachos me atendieran con la mejor onda, me hiciesen escuchar una docena de discos y yo ya hubiese elegido 5 cds para llevarme, me crucé con una pequeña batea de madera que leía: “Tout 1€, dix pour 5 €”. Claramente había un error. ¿10 cds por 5 euros? Me acerco como quien no quiere la cosa y le pregunto al tan amable vendedor cual era la trampa: ¿Eran compilaciones de mierda? ¿Alguna colleción vieja de algún diario como las que venden en avenida Corrientes? ¿Usados en mal estado?La respuesta fue no. Me dijo que, de hecho, había discazos ahí adentro. Le terminé de creer cuando descubrí que dos de los que ya había elegido, escuchado y me habían gustado estaban presentes en la batea. Después de una rápida cuenta matemática (medio euro por disco = 0,5€ = AR$7,5) no lo pensé mucho más. Agarré al muchacho y le dije: “Escuchame, elegime 10 que te gusten a vos y me los llevo también”. Seamos sinceros: negoción. Por menos del 50% de lo que vale un solo disco acá, me llevé 10 allá. En fin, fue guazo meterme en la mochila 18 cds para luego partir hacia Notre Dame y continuar con el turismo estándar.

¿Lo mejor? Una selección de 8 bandas y artistas francesas. Nada de Phoenix, Daft Punk o Zas. Acá les dejá cosas oscuras, nuevas y sorprendentes.

Resulta que hay uno muchachos en Bruselas, Bélgica que hacen un pop/rock mezclado con electrónica y bizarreses. En la tapa del disco están desnudos y cantan en francés. Medio Vampire Weekend, medio Lady Gaga, vale la pena por el flash. Barbarie Boxon y el EP debut titulado como Par trois par deux partout.

Chevalrex es de lo mejor del viaje. Pop delimitado en texturas. Texturas y capas por todos lados. Beats, trompetas y saxos, vocales en francés, guitarras distorsionadas, flashes y atmósferas. Melodías muy simples y hermosas. Imperdible. Y en tan solo un pequeño disco de media hora. 30 minutes with Chevalrex tiene todo lo musical, además de un packaging tierno como si fuese un sobre papel madera para vinilo.

Lo mejor del pop de June Bug es el uso de ruidos industriales y cotidianos como percusiónes. Un martillazo, un pajarito, monedas y teclados se usan para armar ritmos en canciones que tal vez podrían ser un poco parecidas a las de The Ting Tings. Mucho sintetizador feliz, guitarras acústicas y “uuuuuhs”. El EP titulado como You Don’t Know Who I Am arranca con el tema homónimo, donde nuestra cantante cuenta que a un chico que la plantó lo mató con una regla y lo trozó con sus tijeras; y te amenaza que si hacés lo mismo también te va a matar, esta vez con dos dedos, y luego te va a meter al horno. Finísimo.

Momento minita de la historia: Emilliene Apple. Folk hipsteroso: ukelele, banjo, contrabajo y registro agudo. Trombón, trompeta y saxos. Canciones midtempo con letras de amor. Imposible no enamorarse de ella después de escuchar 3 canciones. When Our Place Was Infinite es su disco debut y esta buenísimo.

Folks esta singularmente integrado por François Gauer y si no te aviso antes, pensarías en Elliot Smith. Esta banda estuvo al principio integrada por más gente y hacían algo parecido a The Pixies. De un día para el otro quedó el muchacho solo y decidió quedarse con el nombre de la banda y continuar el proyecto; solo que un formato mucho más intimista y acompañado solo por guitarras y sintetizadores. El primer disco se llama 1, 2, 3 y corresponde a 10 canciones en inglés. Voz suave y arpegios lindos. Baterías muy sutiles, a lo sumo. Viene en el mismo packaging que su segundo disco: un EP en francés titulado simplemente French Songs. Recomiendo más el primero, pero ambos están muy bien.
Fue bastante complicado encontrar información en google sobre él (si no me creen, googlee “french songs folks” y me cuentan); así que si quieren info, aquí está su facebook.

Este tema me gusta mucho, awante fols vio

Hector Zazou fue un compositor francés de los grosos. Incurrió en todos los géneros que se te ocurra, inclusive jazz, noise y académico. En esta entrega del 2003, que estuvo en el taller desde 1997, el concepto se trata de voces femeninas. 12 vocalistas distintas pasan por los tracks entre las que se encuentra Melanie Gabriel, hija de Peter; quien en Mmmh da comienzo al disco con una balada al mejor estilo Portishead. Strong Currents se basa en paisajes sonoros compuestos por sonidos electroacústicos. Texturas sintetizadas e instrumentos de viento: oboes, fagots, flautas y trompetas. El piano y las cuerdas cada tanto hacen aparición como en Morning, el penúltimo tema. Una melodía que te hace acordar a Debussy y Ravel con una interpretación vocal que te entra de lleno al corazón. Fanáticos de Bjork y Portishead: ataquen acá urgente.

Al público que le guste el rock alternativo, tranqui y melódico tendrá que prestar atención aquí. Arpegios, clave, ukelele, harmonio y algunos otros instrumentos del pop barroco. Un poco de Beirut mezclado con Belle and Sebastian. Every Man Has Your Voice y un EP titulado Scissors to Your Memories.

E´lo qe´ ai.

Seis canciones francesas registran aquí y allá, con letras densas vestidas de melodías. Canciones melancólicas con dejos de alegría o simplemente misteriosas, cantadas con una voz clara. Hablan de la noche, de tiempos de espera, del pasado y del futuro que sigue siendo y no sucede. Y a veces, también, para bailar.
Algo así dice en francés el Bandcamp de Guillaume Stankiewicz que nos deleita con estos temitas en su EP debut. Típica musíquita para un hippie con OSDE.

No está en el disco, pero totalmente la onda.
Alta selfie, guacho

Guau. Cuanta música de Paris. Después de estar un poco asqueado por el efecto que tiene el capitalismo en mi, partí hacia Barcelona. Donde fue bastante más breve el tema.

Barcelona

Me sorprendió lo musical y movidas que son las callecitas del centro de la ciudad comparadas con el resto de las ciudades europeas donde estuve. Vibraban con un color distinto y la gente era más feliz y cálida. A todo esto, estuve durante 40 minutos sentado viendo a unos músicos de ragtime que se habían traído hasta el piano y estaban a la gorra. Así arranqué mi estancia.

La capital catalana cuenta con una gran escena de jazz y una de sus bastiones es esta disquería. Jazz Messengers sobre la calle Córcega no solo se especializa en el género, sino que tiene títulos bien oscuros y grabaciones que no están ni en torrent. Chequeate acá el catálogo del último mes para que entiendas que es lo que digo.
Durante todo mi viaje vine leyendo la biografía de Miles Davis (que, ya que estamos, se las recomiendo porque es increíble), asì que aproveché para llevarme su primer disco, Birth Of The Cool, hecho para big band.

Los muchachos de Jazz Messengers, además de haber nombrado a su empresa como la legendaria banda de Art Blakey, también trabajan con Fresh Sounds New Talents. Sello español que se ocupa desde los noventas de difundir a los artistas nuevos de la escena neoyorkina y española.

Este sello es responsable que tengamos joyitas como esta.
Gasteiz es el último esfuerzo de Gorka Benitez, saxofonista groso catalán. Lo que más me gusta de sus composiciones es que las melodías son en su mayoría fáciles al oído y muy pegadizas, pero eso no quiere decir que pierdan complejidad y profundidad. Y cuando se pone a solear es un animal. En esta oportunidad lo acompaña su trio estable, compuesto por David Xirgu en batería y Ben Monder en guitarra. Este neoyorkino es facilmente uno de los mejores guitarristas de jazz actuales; y con un estilo bastante único. Usa y abusa del pedal de volumen, delay y reverb. El formato trío sin bajo les sienta bien. El aire a Benitez le permite estar más libre y obliga, por momentos, a Monder a centrarse en cadencias puestas en las últimas cuerdas.

No había video de youtube lo suficientemente bueno como para mostrar lo que quería… Spotify nunca te abandona parece.

Tuve la oportunidad de verlos en el Festival Internacional de Jazz de Buenos Aires en el 2009; esta vez en Café Vinilo y acompañados de capos nacionales como Ezequiel Dutil en contrabajo y Hernán Jacinto en piano. Si bien fueron más que nada composiciones de Monder (y no de Benitez como en el disco), el espectáculo fue de otro mundo. Con algunas de las melodías todavía pegadas en la cabeza, llegué 6 años más tarde a Barcelona y me busqué un disco de este trío. No me arrepentí ni un poco. Mis disco preferido en lo que va del 2015.

También, del mismo sello, me topé con el segundo álbum del denominado “Miles Davis catalán”. Con devotos seguidores en Barcelona, Raynald Colom lanza Sketches of Groove. Disco de big band (¡que incluye beat-box!) con tintes españoles, catalanes y mediterráneos. Mucho afro en su trompeta, como debe ser, y algunos temas mas souleros, funkeros y hasta flamencos. Algunos posts en internet decían que el tema El clandestino daba cuenta de alguna relación con Manu Chao[citation needed]. Cierra con Come Sunday, temón de Ellington. A los que le guste la fusión y las composiciones más contemporáneas: esta es para vos.

A la izquierda, gótico catalán. A la derecha, yo conquistando Europa.

Y... por último..

Tel Aviv

Una de las disquerías a las que tuve el placer de volver este verano fue The Third Ear en Tel Aviv, Israel.

Cara de feliz cumpleaños

The Third Ear es la posta. ¿Por què? Porque es la primera y más antigua disquería en Israel. Abrió vendiendo LPs de segunda mano y creció hasta convertirse en el mayor retailer de música y películas del país. También venden instrumentos musicales y equipos de música. Además, hace poco abrieron Magda y Earsay. Estos son sus dos sellos desde donde producen la música alternativa, electrónica y étnica que los sellos mainstream no quieren tocar y que, sin embargo, rebosan de calidad musical. La mayoría del staff son técnicos o músicos y te atienden con la mejor onda, y fundamentalmente, conocimiento del material.
El local está ubicado sobre la avenida King George, en medio del centro comercial de la ciudad, y enfrente al Dizengoff Center, el shopping más grande de Tel Aviv. Cuenta con ambientes separados para cada género, cada cual con su propio staff, lo que le da un toque más íntimo a la experiencia de comprar música.
En la planta baja hay una sección especial para usados, donde podés encontrar precios interesantes y buenas ofertas. Y, según encontré en internet y me perdí de probar, arriba funcionan 5 salas de cine independientes equipadas con tecnología de punta y, en el medio, un bar con pochoclos… queda para la próxima visita.

De la sección de usados me llevé una edición piola de Live on Two Legs de Pearl Jam y el primer EP que sacó Asaf Avidan antes de que existiesen los Mojos: Now That You’re Leaving EP.
Lo interesante fue que cuando le dije al muchacho del mostrador en la sección de rock/pop (la más grande) que me muestre cosas piolas y nuevas de Israel, cayó con una pila de 30 cm de cds y me ubicó enfrente de un equipo y auriculares. Casí como expresando: “Tomá, divertite y después avisame”. Fue complicado elegir, en especial sabiendo que todavía iba a pasar por la sección de clásico y jazz. Acá les dejo lo mejor:

A esta altura, este artista ya no es ningún secreto. Allá en el 2010 cuando por primera vez escuché The Reckoning y al año siguiente me compré, también en Israel, Through The Gale, trataba de pasarselo a la mayor cantidad de gente posible casi sin éxito. Asaf Avidan & The Mojos cantaban en inglés y estaban haciendo un indie mezclado con blues que no tenía mucho que envidiarle a The Black Keys; no entendía porque no se hacía tan popular.
Tuvimos que esperar un par de año para que algún afortunado DJ europeo remixase The Reckoning Song y le cambiase el nombre a “One Day” para que Asaf empiese a sonar como loco en la Metro todos los días.
Hace ya algunos años que anda solista y este verano sacó su segundo disco en este formato. Gold Shadow es aún mejor que Different Pulses, su primer y más oscuro lanzamiento solista. Plagado de temas poperos y pegadizos y sin dejar su clásica nostalgia a un lado, el disco no decepciona en ningún momento: todo lo contrario. Coritos femeninos, guitarras eléctrizantes y esa desgarradora voz tan de él y tan parecida a Janis Joplin. El tema que le da título al disco es una balada con piano que, si no fuese por las cuerdas, te diría que la escribió Thom Yorke. Está increíble. Over My Head y Ode To My Thalamus son dos hit singles en potencia. La primera es un temita de fogón guitarrero cincuentoso y la segunda tiene un ritmo latino infeccioso. De nuevo, para destacar, las vocales de las coristas hacen todo el tema. These Words You Want To Hear y A Part Of This remiten un poco a esa atmósfera circense que creó en el segundo disco conceptual de The Mojos, Poor Boy/Lucky Guy. El disco cierra con The Labyrinth Song y Fair Haired Traveller, dos números acústicos guitarra-voz. El primero, triste y oscuro, cantada desde la perspectiva de Teseo en su búsqueda por Ariadna y el segundo, en modo mayor y nostálgico, nos cuenta de un amor fugaz en un viaje en tren. Tal vez una metáfora de la vida.

Cuando le dije al muchacho que quería este disco me dijo que se había quedado sin, pero fue tan buena onda que me dijo que vaya a la disquería que estaba a 2 cuadras que seguro lo tenían. Así de copados son.
The Angelcy es otra banda más de tantas que traje con movidas folk indie, pero con un tono un poco más oriental y al mismo tiempo, europeo. Abre Exit Inside, su disco debut, un lindo vals instrumental para desembocar en el single que están usando para promocionarse, My Baby Boy. Una fuerte crítica antibélica en un país donde el servicio militar es obligatorio y la amenaza de la muerte está siempre presente. Con el mismo tono en sus letras, Freedom Fighters suena como si Bob Marley se hubiera fusionado con Mumford and Sons. Giant Heart y Dreamer podrían ser los exitos más hipsterosos con ukeleles y bigotes; mientras que People of The Heavens podría estar en la versión 2015 de El Violinista en el Tejado.

Country en hebreo. Sí, así como suena. Banjo, violín y contrabajo. Canta una chica que en mi cabeza es colorada y está peinada con dos trenzas, tiene muchas pecas, está descalza y usa un jardinero de jean. Después vi el video de youtube y vi que era rubia y nada que ver. También que a veces usan guitarra y ukelele. Señoras y señoros: Jane Bordeaux.

החצר האחורית (HaJatzer HaAjorit), o simplemente: “El patio”, es un proyecto nuevo de Jacob Rotblit. Acompañado por 4 músicos, dos de ellos son de Balkan Beat Box, desenvuelve un fino y ecléctico album de canciones de protestas sobre la realidad política y social israelí. No es que yo haya entendido muchísimo de las letras, pero eso me dijo Wikipedia. También me contó que con el objetivo de hacer una manifestación contra los sellos grandes, decidieron sacar el disco por crowdfunding y consiguieron superar los 70.000 shekalim (18.300 U$S) que necesitaban en tan solo un mes. Una auténtica bomba de tiempo; que, a propósito, así se llama el primer tema que les dejo abajo. Reggae, folk, un poquito de R&B y étnico. Todo vale.

Voy a poner dos videos solo para ilustrar un poco de este poligénero (y porque no decidí cual me gustaba más).

Por recomendación ajena o por descubrimiento propio, en viajes pasados a Israel ya había tenido contacto con algunas grabaciones de músicos de jazz israelíes grosos. Avishai Cohen, Avi Lebovich o Omer Klein son nombres que resuenan y recomiendo muchísimo. Hubo dos guitarristas israelies que fui a buscar especialmente esta vez. El primero es Yotam Silberstein a quien tuve la suerte de ver en el último Festival Internacional de Jazz de Buenos Aires en la Usina del Arte (¿acaso el festival y la inauguración de la usina serán las única cosas buenas que habrá hecho Macri en 8 años de gestión?). Dotado de una digitación clárisima y yeitera, es capaz de largar melodías muy bellas sin sobrepecar de virtuoso. También me sorprendió muchísimo su capacidad de meter armónicos entre las notas de un solo como si de meras notas de paso se tratase. Lamentablemente no había obras de él en stock (¡pero si hay en spotify!). Si pueden y tienen ganas recomiendo muchísimo The Next Page y Brasil.
El segundo es Gilad Hekselman, a quien vi con su trio en el legendario Smalls, en aquella ciudad hermosa y lejana llamada New York hace algunos años. Esa noche tocó un tema de Alan Parsons Project: no me olvido más. Uno de los nombres más grandes hoy en la escena neoyorkina, grabó con bestias como John Scofield y Esperanza Spalding. Usa una hermosa guitarra Victor Baker hecha especialmente para él.

Es probable que estas guitarras empiecen a ser muy caras en un futuro cercano. Más caras de lo que ya eran: la más básica arranca en 4000 U$S y suelen promediar los 6000U$S. El crack de Victor fue contratado por D’Angelico para reflotar la extinta línea de guitarras vintage y el mismo se ha embarcado en un hiatus de su propio taller para atender este trabajo.
Una D’angelico original puede salirte unas módicas 34 lucardas verdes.
Si les interesa la historia de D’angelico chequeen esto: http://fortune.com/2014/06/25/dangelico-guitars/

Volviendo al tema, Gilad hace sonar es VB hasta la médula. Con una técnica magistral, lo que realmente lo resalta es como puede controlarse para tocar solo lo esencial de ese torrente de ideas que le pasan por la cabeza. Y eso se ve reflejado en su cara, y obviamente también sus dedos. Dijo: “I am always looking for a balance between complexity and emotion, something that can connect me to an audience and also keep them interested. It’s not about being flashy.” Bravo.

En Words Unspoken conforman su trío Marcus Gilmore en batería y Joe Martin en bajo. Apariciones en algunos tracks de Joel Frahm en saxo tenor agregan un color interesante a la mezcla. Usando un tono limpio, ligero y con una pizca de reverb, su estilo mengua entre unos legatos glisantes y unos stacatos duros con la pua de lleno. Pequeños acordes de acompañamiento metidos elegantemente entre frases nos producen variadas inflecciones y sutiles contrastes. Tocando rapido y suelto, impacientemente mirando hacia adelante y luego pausando para reagruparse con el pulso, deja el justo espacio entre sus densas líneas para un rápido respiro. Como aspirante a músico de jazz, les puedo asegurar: esto no es nada fácil. Los temas están harmonizados con buen gusto y gentilmente arreglados: bien dispersos a lo largo del diapasón.
Según el inlay del disco, en esta época no usaba la VB y le daba a una Gibson Howard Roberts del 74. Una manteca.
La mitad del disco está compuesta por standards entre los que se incluyen Someone to Watch Over Me y How Long Has This Been Going On? de Gershwin, y Countdown de Coltrane.

¡Bueno! Hasta aquí ha llegado el extenso relato de mi epopeya. Espero hayan disfrutado leyendo; y sobre todo, espero que se hayan enamorado de alguna música nueva. Ante cualquier duda, pregunta, crítica, puteada o simplemente un “che, que bueno esto… me pasas más?” pueden mandarme un mensajinho por acá, o por twitter, o por fb o por lo que deseen.

Esto fue el VIAJÉ POR EUROPA Y LA ROMPÍ para Nintendo 64 y espero que les haya gustado. ¡Chau!

(Ojo el selfie stick)

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Alex Ingberg

Data scientist, computer engineer and music fanatic. Here I’m half music recommendator and half data adventurer. https://www.linkedin.com/in/alexingberg/