Cómo Construir Confianza Jugando

Otra historia de mi niñez

Wolox
4 min readJun 4, 2015

English version available here.

Nuestra infancia suele ser un conjunto de recuerdos alegres, momentos donde uno no tiene preocupaciones y está distendido. Más bien, es una etapa de la vida donde uno tiene mucha energía y curiosidad.

¿Qué mejor etapa para aprender que ésa?

Es un momento de nuestras vidas esencial para formarnos como personas y ciudadanos. Y, son nuestros padres, abuelos, maestros y muchos otros adultos que nos rodean, los que cumplen el rol de mentores.

Te muestran qué está bien o mal, más allá de las tentaciones que son muchas, pero uno no es muy consciente de eso hasta que tiene que elegir. Optar por lo que es correcto hacer u optar por lo que conviene sin tener en cuenta las consecuencias. Esto me remonta a un recuerdo de mi niñez…

Habíamos decidido repetir un juego del que había participado mi mamá en su trabajo. El ejercicio consistía de dos empresas petroleras, una representada por mi hermana y la otra representada por mí. Habían rondas, cada una representaba un día en el que nosotros teníamos que decidir individualmente qué precio le íbamos a poner al barril de petróleo ese día.

Post relacionado: Un Lápiz y una Lección

Las ventas de cada empresa eran calculadas en función del precio que cada participante ponía diariamente. Después de algunas rondas y de vez en cuando, mi mamá nos permitía negociar el precio entre las empresas antes de decidirlo.

Si ambos cumplíamos el acuerdo, lográbamos un buen rédito, aunque no iba a ser el mayor posible. La primera vez que negociamos, cumplimos los dos. La segunda vez, mi hermana rompió el pacto que habíamos apalabrado. Logró una ganancia mucho mayor, y yo una mucho menor que en anteriores rondas.

A partir de esa ronda, yo no volví a confiar en ella y no volvimos a lograr un acuerdo. Cuando terminamos el juego, mi hermana estaba contenta porque había ganado. Y yo estaba decepcionado por lo que había sucedido. Mi mamá hizo un resumen de lo que había pasado, haciendo énfasis en la pérdida de confianza. A pesar de eso, mi hermana seguía repitiendo “Yo gané” o “Sí, pero gané”.

Mi madre, muy sabia, nos mostró lo que hubiésemos ganado si nos hubiéramos puesto de acuerdo y hubiéramos cumplido con cada negociación. El monto era muchísimo mayor a lo que ambos habíamos ganado, 4 o 5 veces más de lo que habíamos conseguido.

Al final, si hubiéramos confiado el uno en el otro, siendo honestos y cumpliendo con nuestros acuerdos, hubiéramos salido beneficiados tanto mi hermana como yo.

“Jugar limpio” hubiera sido mucho mejor que dejarse llevar por la tentación, generando más ganancias pero incumpliendo con el otro.

Este aprendizaje, junto con aquel que les conté en Un lápiz y una lección, marcaron mi vida. Con dos simples juegos, mi vieja me estaba hablando de muchas cosas que me servirían muchos años después. Me hablaba de empatía, de escucha activa, de respeto hacia cualquier punto de vista opuesto al mío, de la construcción de confianza y del trabajo en equipo.

Todos estos conceptos son los que yo intento transmitir en mis charlas, a mis alumnos y a todos los que trabajan conmigo. Estos conceptos nutren la vida social y el trabajo colectivo.

Qué importante que puede ser nuestra educación inicial, ¿no? Las palabras de los adultos que retumban en lo más profundo de nuestro ser. Esas anécdotas que en su momento parecían ser pasajeras, dejaron un mensaje, un sedimento en nosotros.

Son momentos tan sencillos que podrían pasar desapercibidos. Sin embargo, hay personas que no quisieron que fuera así, nos enseñaron valores que perduran en nosotros, en personas a quienes nosotros se los inculquemos y así, sucesivamente.

¿Te animas a contarnos alguna anécdota de la infancia en la que tus papás, algún maestro o adulto, te haya dejado un aprendizaje?

Escrito por Santiago Bermúdez Baglietto (santiago.baglietto@wolox.com.ar)

www.wolox.com.ar

--

--