Que no, que no es caro

David Fuentes
Divagaciones viajeras
12 min readJan 26, 2015

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Viajazos interesantes, para 2015, de unos quince días y con bajo presupuesto.

Una de las cosas que más nervioso me pone cuando la gente se entera de que viajo bastante más que la media es que demasiada gente tiene alguna expresión en tono de desaprobación con el que quiere expresar que viajo mucho porque tengo mucho dinero (mentira) o que viajar es carísimo, o qué se yo, pero que ellos no viajan porque no se lo pueden permitir. La misma gente que llega el verano y se va tres semanas de tirón, a algún piso de alquiler o hotel de media pensión en algún lugar del levante español. O que se gastan qué se yo las sumas de dinero en cosas mucho más banales (para mi), pero ahí si que no me meto…

Que no seré yo quienes les diga que no lo hagan si es lo que prefieren, pero que por lo menos lo reconozcan, porque por mucho que insisto e insisto, y seguro que no soy el único que lo hace. La época en la que viajar era un privilegio de ricos, pasó hace muchísimo. Y aunque ahora, con un trabajo mejor y más posibilidades que en mis primeros años de viajero, yo ya no busque el ahorro incondicional en los viajes; sé a ciencia cierta que se puede viajar bien y barato. Obviamente para ello, uno no se puede alojar en el Marriott’s de turno, ni darse caprichazos en el mejor restaurante japonés del lugar; pero tampoco hace falta dormir en la calle, hacer autoestop ni barbaridades que alguna que otra vez todos los viajeros convencidos hemos hecho.

Así que dispuesto a demostrar que no es cosa mía, he contactado a varios viajeros y les he propuesto que me cuenten viajes de unos 15 días que ellos hayan hecho y que incluyendo TODOS los gastos, desde el visado, hasta el pago por usar los baños públicos, rondasen los MIL euros, que si bien, es una cantidad de la que mucha gente no dispondrá; no es menos de lo que costarían unas de esas vacaciones nacionales. Les he pedido que no consideraran las noches que durmieran en calle/estaciones o de couchsurfing, y que tampoco contasen autostop como medio de transporte, y a cambio que estimaran el coste que esto supondría para un viajero menos aventurero, y esto es lo que me han contado algunos de ellos.

Carlos, de Navarradas

me propuso un viaje por el norte de Italia. Ryanair tiene a Roma por unos 27€, reservándolo con un poquito de tiempo, a los que hay que sumar otros 4€ más para llegar al centro de la ciudad, donde dormiríamos cuatro noches a unos 20€ la noche, sin rebuscar mucho, en algún hostal del centro. La mayoría de las visitas principales en Roma son gratuitas, aunquees de recibo incluir los precios de las visitas al Coliseo (incluyendo el subterráneo), Palatino, Foro, Catacumbe di San Callisto y Museos Vaticanos, que juntos harían 44€. Con esto habríamos visitado Roma y el Vaticano como unos señores y podríamos tomar camino de Florencia, en un tren cuyo precio es de 19€ para este trayecto y en un par de horas llegaríamos a la cuna de Miguel Ángel, donde pasaríamos 3 noches a 15€ la noche, y seguimos sumando.

Firenze’s Skyline, by Pablo Fernández

Tristemente las visitas más representativas en Florencia sí que son de pago y entre la Catedral, Campanile, Battisterio, Accademia, Palazzo Vecchio, Basilica di Santa Croce y Galleria Degli Uffizi nos dejaríamos 38€ irremediablemente en dos días, puesto que el tercero lo emplearíamos en ir y volver a Siena en tren (por 17€) y visitar esta joya medieval. En el octavo día de nuestro viaje amaneceríamos en Florencia y llegaríamos hasta Génova, con una parada de visita obligada en Pisa con su torre inclinada y su gran baptisterio (7€ más en entradas). Los trenes habrían costado otros 17€ y dormir en Génova es bastante caro (3o€), pero a cambio, tiene poco que ver, y nada es caro. A la mañana siguiente haríamos una jugada similar con parada en Turín y llegando a Milán, con otros 18€ en trenes, pero con una noche a precio de ganga en Milán, donde por escasos 10€ se puede dormir y, donde además no hay que pagar entradas, y en un día se ve sin problemas.

Piazza Duomo Milano, by Paul barker Hemings

El siguiente día nos llevaría a Verona, la ciudad de Romeo y Julieta, de camino hasta Venezia, donde, entre trenes y autobús para acceder a Venezia nos dejaríamos 24€. El alojamiento en Venezia sale a precio de oro, así que para no salirnos de presupuesto, dormiríamos en Mestre, que es donde llega el tren, por 25€ cada una de las dos noches que nos quedaríamos allí, donde, además, tendremos que desembolsar unos 29€ en visitas obligadas. Y casi rozando el final del viaje, tomariamos un par de trenes hasta Rimini, y de ahí un bus para visitar San marino, en total (contando ida y vuelta del autobús) por 27€ más, y durmiendo ya de vuelta en Rimini por unos 20€. Por suerte, sin visitas pagadas ni en San Marino ni en Rimini. Y ya con la tarjeta de facturación en la mano, en nuestro día número trece, tomaríamos un tren hasta Bolonia por 9€, visitaríamos Bolonia y volveríamos a casa con un vuelo de Ryanair que, con tiempo, no supera los 25€.

A todos estos gastos, faltaría sumar una estimación para comidas. Carlos estima (y yo lo corroboro, y opino que es un gastoso en cuanto a comida se refiere) que contando con 3 comidas al día, en Italia, uno se puede alimentar y cervecear (con mesura), por 36€ cada día, lo que en 13 días, haría 468€, casi la mitad de nuestro presupuesto, que incluyendo todos los gastos mencionados, llevaría el viaje a un total de 1008€.

Xipo, de En el mundo perdido

me contó los costos de su viaje de quince días por los Balcanes (y he de reconocer, que de las tres colaboraciones, es la que más envidia me despertó). Aunque en este caso no se detalla tanto el coste de cada día, podeís encontrar un gran resumen de su viaje día a día en su blog. Y según cuenta (y yo me lo creo a pies juntillas), se gastó “en total (incluidas cervezas, helados, entradas y demás, además de los alojamientos y comidas) unos 900 euros”

Empezó volando a Trieste (Italia) desde Barcelona y empleó allí un día, desde donde cruzó a Eslovenia (que está de moda)y la recorrió en autobús visitando Ljubljana de arriba a abajo, el lago Bled, donde cruzó el gran lago en barca para llegar a la iglesia del medio del lago, las cuevas de Postojna y Maribor (Capital europea de la cultura en 2012), uno de los lugares cada día.

Lake Bled, by Mark Gregory

Tomó un tren al día siguiente para llegar a Zagreb, capital de Croacia y, tras visitar la ciudad, de la que yo, personalmente guardo un grato recuerdo gastronómico, partió en autobús hacia los increíbles lagos de Plitvice (uno de mis sueños europeos, y por lo que más le envidio al bueno de Xipo), desde donde partió hacia Zadar y después hasta Split, con su imponente palacio de Diocleciano y buen lugar base en la costa Dálmata para hacer una excursión de día a Trogir, por ejemplo. Cuatro días después de salir de Eslovenia, acababa su primera etapa en Croacia, pues posteriormente volvería.

Diocletian’s Palace, by Marty Portier

Tras salir en el décimo día de viaje de Croacia llegaría, lo que yo he denominado, el baile de fronteras. Tomó un autobús que le llevó a Mostar, en el sur de Bosnia Hercegovina, donde destaca su puente sobre el río Neretva, patrimonio de la UNESCO, y símbolo de la paz entre católicos y musulmanes en este país tras la guerra de los balcanes.

Dubrovnik — Croatia, by Glen Scarborough

Volvió a Croacia para visitar Dubrovnik, la perla del Adriático, y una escapadita de día a la isla de Korcula, donde nació el gran Marco Polo, pionero de todo esto, para finalmente cruzar a Montenegro y visitar Budva y Kotor y volver en avión a Barcelona, sin duda, grandes promesas en el tursimo europeo para los próximos años.

Cuenta Xipo que las noches en Eslovenia y en Italia las durmió en hostales, mientras que en el resto de países optaron por sobes, unas casas particulares muy bien de precio; mientras que la mayoría de sus comidas fueron de puestos callejeros; con todo y con eso, su gasto se quedó en los 900 euros, así que aún queda algo de margen para lujos.

Flor, de Ruta del Mate

narra en su blog, su viaje en el Transmongoliano, desde Moscú hasta Beijing. En este viaje el desembolso principal es el transporte antes de embarcarse, los vuelos Madrid-Moscú, y la vuelta Beijing-Madrid, salen por unos 500 euros reservándolo con tiempo, y un billete como el que compró Flor, 270€, aunque se puede reducir haciendo menos paradas, tal y como propone para este artículo, por unos 250€

En su caso, propone un viaje de 15 días de los que sólo dormiríamos 5 días en el tren. Se llegaría a Moscú directo desde Madrid con tiempo para visitar lo más representativo de la ciudad, darse una vuelta por sus increíbles paradas de metro y dormir en la capital rusa antes de tomar el tren el día siguiente.

Moscu, by Mariano Mantel

Tomaríamos el tren y tras pasar por Ekaterimburgo y Novorsibirsk como puntos más detacados del trayecto, llegaríamos a Irktusk, donde dormiríamos en la capital Baikal antes de tomar un desvío del tren, en minibus, para pasar un par de días en Khuzhir, un pequeño pueblo puramente siberiano a las orillas del gran Lago, donde sentir el auténtico estilo de vida rural ruso y conocer algo sobre el chamanismo en Siberia, pues en las cercanías se encuentra un punto de peregrinaje importante para los creyentes. Tras estos dos días, se retomaría el camino de hierro hasta Ulan Bator, capital de Mongolia, donde nos propone pasar los dos días siguientes. Ella tuvo la suerte de tomarse el viaje con más calma y desde aquí hizo una incursión al desierto del Gobi, una experiencia probablemente inolvidable, pero que habrá que dejar para una experiencia de más de 15 días. Finalmente, para terminar el viaje, y para completar la tripleta de países, se llegaría Beijing, donde se podría disfrutar un día completo antes de tomar camino de Madrid de nuevo.

The Temple of Heaven, by Trey Ratcliff

A los 750€ que nos habríamos dejado antes de empezar a viajar, le podemos sumar el coste de las 9 noches restantes por las que habría que pagar alojamiento al no dormir en el tren, que dice Flor que se pueden solventar por unos 10 € cada una, yéndose hasta 90 durante todo el viaje. Aparte, habrá que comer, y aunque ella propone ajustar hasta gastar 7€ al día, podemos contar con unos 10, para no ir demasiado apurados, así que otros 140 a sumar a la cuenta final, que se quedaría en 980€, a lo que habría que sumar los visados de Rusia y de China, que dependerán de la nacionalidad del viajero, y harán que para españoles, el viaje supere los 1000 euros prometidos, pero por muy poco ;)

Y finalmente, mi propuesta

es invertir 14 días en Marruecos. Dado que apuesto por un recorrido circular por todo el país, en coche de alquiler, lo inteligente es volar al lugar más barato desde el lugar de origen, pues el alquiler de coches no varía demaisado de un sitio a otro. En el caso de partir desde Madrid, este lugar es Tánger, adonde se puede volar sin ningún problema, por menos de 75€ ida y vuelta. Además, una búsqueda rápida en una conocida compañía de alquiler de coches, me ha devuelto un alquiler de 400€ por 2 semanas de alquiler (precio a compartir en caso de que se fuera acompañado, hay que contar con ello), sin mucho buscar, ni comparar compañías.

Viendo que los vuelos a Tánger llegan antes de la hora de comer, propongo emplear la tarde en visitar la ciudad y a última hora, cubrir los 60 kilómetros que la separan de Tetouan y su Medina Patrimonio de la UNESCO que ya visitaríamos por la mañana del segundo día de viaje; para tomar camino de Chefchaouen (60 km más) a la hora de comer y pasar la tarde y noche en la ciudad azul. A la mañana siguiente podríamos tomar camino directamente de los yacimientos de Volubilis y la colina monumental de Moulay Idriss, al lado de Meknés, para acabar el día durmiendo en Fés, aunque sin tiempo para ver prácticamente nada, tras este trayecto habría que sumar otros 265km a la cuenta. Y tras un comienzo de viaje un tanto agitado, el cuarto día nos lo tomaríamos entero en Fés, para reponer fuerzas para lo que vendría.

Fés, by Bernard G.

El quinto día sería un día de completa conducción hasta Erfoud (413 km), cubriendo las increíbles gargantas del Ziz y por una carretera que cruza el atlas de norte a sur, con vistas de postar a cada kilómetro. Sólo hay que tener en mente llegar a media tarde al destino, para tomar (por 30€, a sumar a la cuenta final) una excursión en camello hasta las dunas de Merzouga, ver el anochecer en lo alto de una duna y pasar la noche en una jaima bereber, para volver al amanecer del día siguiente.

Dades, by Lucio

A la vuelta, esperaría otro día de larga conducción, con paso por uno de los lugares más espectaculares del país, la garganta del Todra, cerca de Tinerhir, para desde ahí tomar la carretera del río Dadés y terminar el día (350km) en alguno de los alojamientos al pie de la garganta del Dadés, con su representativa carretera serpenteante.

A la mañana del séptimo día afrontaríamos el camino que lleva hasta Aït Ben Haddou y que se conoce como “la ruta de las Kasbahs” por la cantidad de fortificaciones bereberes a las orillas del río que recorre el camino, terminando en esta última, la más famosa e impresionante. Al terminarlo, retrocederíamos un poco el camino hasta Ouarzazate y allí (175 km después) pasaríamos la noche. Tomaríamos camino de las cascadas de Ouzoud, más propias de algún país tropical que de un país desértico, cruzando de vuelta el macizo del Atlas, para acabar el día llegando a Marrakesh y pasar allí los días 9 y 10 de nuestro viaje, otro poco de tranquilidad después de la carrera de fondo de coche.

Dus at Djema el Fnaa, by Stephen Lipton

Toda la mañana del día número 11 de nuestro viaje también la emplearía en Marrakesh para tomar camino de Casablanca a mediodía (242km), una ciudad con mucho nombre, pero lamentablemente con muy poco que ver, prácticamente sólo la gran mezquita de Hassan II, que exige una visita, pero nada más; aunque al ser grande ofrece un buen surtido de alojamientos, y haríamos noche aquí. El siguiente día cubriríamos a primera hora los escasos 80 kilómetros que separan Casablanca de Rabat, la capital del estado, para pasar todo el día, y la noche en esta ciudad con mucha historia reciente. El penúltimo día de viaje nos llevaría a conocer Asilah, y su gran fortaleza marítima antes de llegar a Tánger (260 km) para pasar nuestra última noche en el país, dado que el avión saldría a la mañana siguiente, y más vale no perder el avión de vuelta.

A los gastos ya mencionados habría que sumar las 12 noches (ya estaría cubierta la del desierto) de alojamiento; Marruecos es un país muy barato en el que, de media, por 15 euros se duerme en sitios de bastante calidad, lo que haría hasta 180€ en alojamiento. Con el recorrido propuesto se habrán recorrido prácticamente 2000 kilómetros, y con los precios del combustible en Marruecos (aproximadamente como en España), la cuenta nunca debería superar los 150€. Nos queda sólo comer, y mi experiencia en el país, es que por 15€ al día uno se puede dar festines dignos de un noble, otros 180€. Si hacemos recuento, con estos costes, un viajero SOLO (gastos de transporte y muchos de alojamiento a compartir si se viaja en pareja o en grupo), viviendo muy bien, se iría hasta los 1015€.

Evidentemente, estos viajes no son más que propuestas adaptadas a un estilo de vida de viajero medio, evidentemente se puede reducir en algunos casos (Mi viaje de nueve días por Marruecos me supuso menos de 300€ en total) y se puede gastar mucho más, todo acorde al estilo de cada viajero y a su situación bancaria. Eran sólo unos pequeños ejemplos de que viajar, no es caro, al menos no siempre.

¡Hasta la próxima!

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David Fuentes
Divagaciones viajeras

Pachorro, viajero, despistado, Molone, pensador, ingeniero, coherente, baterista, madrileño, cervecero, rayista, seriéfilo, comidista, chanante y submarinista.