Bailando la danza de la lluvia

Guillermo Peris
El blog de Melquíades
7 min readJan 8, 2016

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El pasado 14 de diciembre se publicó una carta contra las pseudociencias y las artes mágicas firmada por un grupo de investigadores. En dicha carta se pedía a organismos públicos, colegios profesionales y medios de comunicación que persiguieran las mal denominadas «terapias alternativas» por su peligro para la salud, así como el cese de su promoción pública. Pero acciones como esta, aunque necesarias, no son suficientes si la sociedad no es capaz de detectar estas prácticas fraudulentas y dejar de creer en su eficacia.

En mi opinión la mejor herramienta en la lucha contra las pseudociencias es la educación. A veces los divulgadores nos centramos en desmontar de forma individual cada pseudoterapia, bulo o pensamiento mágico— es cierto que en ocasiones no hay otra forma — cuando quizás sería más efectivo dar las herramientas para dotar de análisis crítico a la sociedad.

En algunas entradas de este blog he intentado explicar algunas de estas herramientas aplicadas a casos concretos (enlazaré algunas de ellas a lo largo de este texto), pero ahora querría probar algo distinto: dar un ejemplo donde se pueden aplicar algunas de estas ideas sin criticar directamente ninguna pseudoterapia (algo que ya hice en esta entrada del blog) y que cada lector extrapole estas herramientas a aquello que considere oportuno. Propongo una especie de ejercicio, siendo consciente que la disonancia cognitiva hará lo posible por cegar a los creyentes de cualquiera de las numerosas terapias alternativas. Y para ello voy a utilizar como ejemplo la danza de la lluvia de los indios americanos.

La danza de la lluvia

Aún recuerdo las películas del oeste de mi infancia que veía en televisión las tardes de los fines de semana — me saturé tanto que no he querido volver a ver ninguna más. Una cosa que siempre me sorprendió fue que los indios nativos ejecutaran un baile para invocar la lluvia. Era tan sólo un niño pero ya entonces no le veía ningún sentido a que bailar pudiera conseguir que lloviera.

Indio navajo (fuente)

Las danzas de la lluvia no son exclusivas del lejano oeste, sino que ya existían en antiguas culturas como la egipcia o la china e incluso han pervivido hasta hoy en día en algunos puntos de Europa del Este. Estas danzas nacen ligadas a culturas que dependen de la agricultura para su supervivencia.

En el caso particular de la tradición de los indios americanos, el rito de la danza de la lluvia suele involucrar a todos los miembros de la tribu (en otros ritos sólo participan los hombres) debido a la importancia del acto. Los participantes suelen vestirse con prendas y plumas de colores vistosos y realizan movimientos en círculo cuyos pasos se transmiten de generación en generación. En el siguiente vídeo puedes ver una de estas danzas.

Quiero pensar, querido lector, que eres lo suficientemente inteligente para pensar que estas danzas de la lluvia no cambian el clima lo más mínimo — de hecho, muchas tribus utilizan estas danzas no para invocar la lluvia, sino para darle la bienvenida. Si eres tan místico que crees que con las danzas se invoca a dioses… bueno, no creo que pueda convencerte de nada. Si no es así, te voy a dar unas pistas sobre por qué podríamos llegar a creer en la efectividad de un baile para modificar la climatología local.

¡Cómo desconfiar de una danza milenaria!

Un (mal) argumento utilizado habitualmente para defender ciertas prácticas es hacer referencia al tiempo que llevan utilizándose por distintas culturas («¡Cómo no va a funcionar si se utiliza hace miles de años!»). Pero el hecho de confiar en una tradición, tratamiento o superstición por el hecho de haber estado presente en una determinada cultura durante cientos o miles de años no es ninguna garantía de su eficacia. Muy al contrario, puede indicar que un error derivado de la falta de conocimientos de la época ha persistido con el paso de los años.

Ilustración francesa del siglo XVIII sobre la trepanación.

Te pondré un ejemplo con el que (creo) estarás de acuerdo. Una de las prácticas médicas más antigua es la trepanación. Esta técnica, que consiste en agujerear el cráneo, ya se utilizaba en el neolítico para curar migrañas y existen evidencias de que se mantuvo hasta el siglo XVII con el mismo fin, probablemente con el argumento de que llevaba muchos años utilizándose. Dudo que hoy en día nadie deje que le perforen el cráneo cuando tenga un dolor de cabeza aunque se le dé el argumento de que se utilizó esta técnica durante miles de años y que era efectiva para tal fin (o eso se creía).

Así pues, decir que la danza de la lluvia es efectiva porque lleva cientos de años utilizándose no es ningún argumento válido, por muy antigua que sea esta tradición. Esto lo puedes aplicar a cualquier tratamiento que sea milenario (como la acupuntura), que lo pretenda ser (como el reiki, que no es tan antiguo como se podría pensar) o cualquier terapia inventada con tal excusa.

Después de la danza, llueve…

Sí, eso es verdad, para qué negarlo. Al final siempre acaba lloviendo tarde o temprano, aunque la danza se ejecute en mitad del desierto de Atacama. Pero que llueva después de la danza no implica que esta sea la causa, tal y como ya expliqué aquí. Es un error muy común relacionar causas y efectos cuando sólo existe una correlación basada en la casualidad.

La extremaunción en un detalle de Mesa de los pecados capitales, de El Bosco (1485).

Por ejemplo, es bastante habitual que muera un cristiano después de recibir la extremaunción de un sacerdote, lo cual nos podría llevar a pensar que la extremaunción es la causa de la muerte de creyentes. Que una cosa ocurra después de otra, no implica que la primera sea la causa de la segunda, sino que puede ser mera casualidad (se conoce como falacia post hoc ergo propter hoc). En el caso de la danza de la lluvia esto se traduce en que ha llovido porque tenía que llover, vaya. Te dejo que pienses si esto puede ocurrir cuando te sientes mejor después de tomar una pastilla o recibir un tratamiento.

…y a veces llueve poco después

Como acabo de comentar, después de ejecutar con precisión estos bailes tradicionales al final acababa lloviendo. Era habitual realizar estas danzas en el mes de agosto, con precipitaciones escasas, y en las regiones secas del Sudoeste. En muchos casos este rito tenía lugar cuando ya llevaba bastante tiempo sin llover, por lo que era bastante probable que quedara menos para la próxima lluvia. Es lo que se conoce como regresión de la media. Dicho en palabras llanas, a veces no pasa mucho tiempo entre la danza y la lluvia porque después de tanta sequía ya tocaba.

Imagínate la siguiente situación: estás esperando un tren que llega con retraso. Después de media hora de impaciencia decides aplicar un remedio que te han contado unos amigos: dar 3 saltos mientras dices la palabra Renfe. A los pocos minutos de hacerlo, llega por fin el tren. Puede que pienses que esta llegada se deba a los saltitos, pero piensa que con el tiempo que llevabas esperando era más que probable que el tren no tardara mucho en llegar (aunque con Renfe nunca se sabe).

Puedes aplicar la regresión de la media a aquellas enfermedades que parecen curarse tras aplicar un tratamiento milagroso cuando la patología duraba más tiempo del esperado y ya se había recurrido a todos los medios. Ya tocaba.

Pero es que SIEMPRE llueve justo después de la danza

Nuestra cabeza tiende a retener los sucesos que apoyan nuestras creencias y a olvidar los que la refutan. Cuando llueve inmediatamente después de la danza o a los pocos días, nuestro cerebro registra el fenómeno como positivo. Si, por el contrario, tarda en llover, nos olvidamos.

Un ejemplo muy usado de este fenómeno, conocido como sesgo de confirmación, es el de los ingresos clínicos en luna llena. Algunos profesionales sanitarios tienen la creencia de que los días de luna llena hay más trabajo en los hospitales debido a ingresos por urgencias y partos, lo cual puede desmontarse fácilmente sin más que consultar los registros médicos. Entonces, ¿por qué sigue persistiendo esa creencia? Esto se debe a que los médicos, enfermeras y comadronas tienden a recordar las noches en que sí se ha confirmado su creencia y a olvidar las que no. Puedes entenderlo mejor en este vídeo de Quantum Fracture para Órbita Laika.

Ahora, lector, dejaré que tomes alguna de las pseudoterapias que creas que te ha funcionado y le apliques las sugerencias anteriores. Tienes muchas para elegir: reiki, homeopatía, medicina cuántica, bioneuroemoción, acupuntura, quiropráctica… Intenta ser lo más objetivo posible y… ¡que el escepticismo te acompañe!

“¿Sabes por qué las danzas de la lluvia de los indios americanos siempre funcionan? Porque bailan y bailan hasta que llueve”. Sherman Alexie, escritor indio nativo americano.

Si os ha gustado os animo a que lo compartáis con quien queráis. Y podéis hacer clic en el corazoncito que hay bajo estas líneas.

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Guillermo Peris
El blog de Melquíades

Aprendiendo a divulgar ciencia y desmontar pseudociencias. A veces escribo cuentos. Y a veces bailo. Cientifista (eso me dicen).