Lo que está bien en mi mundo
Después de una cita para el olvido, los siguientes días tampoco brillan por su espectacularidad.
Cuando vuelvo a Pilates, la profe me pregunta cómo me fue con su primo Chelo. No quiero que la clase se vuelva (otra vez) un espacio de debate grupal sobre mi vida amorosa así que resumo, escuetamente y en voz baja, el fracaso de su presentación:
— Estuvo bien, pero creo que no somos compatibles, -Y así doy por cerrado el capítulo sobre el amante de la carne picada.
Por suerte desde que llegó Bruno a las clases, Marta e Inés ponen mucha atención en él, pero levantan la oreja cuando escuchan que estamos hablando en secreto. Para cambiar de tema le pregunto a la profe si saltar a la soga es buen ejercicio para adelgazar y tonificar.
— Si, es muy bueno, pero quizás deberías bajar un poquito de peso para eso, porque podés lastimarte las rodillas.
— Ah….
Doy media vuelta y me sumerjo en una de las camillas como si fuera el fondo del mar. Se que tengo algunos kilos de más pero me sorprende la respuesta de la profe, tan simple como cruel.
No es que me muera de ganas de saltar a la soga pero ahora que parece que no es una actividad adecuada para mí, siento como que NECESITARA hacerlo (Parece-que-lo-que-estarías-necesitando-es-una-dieta,-Verita).
Llego al día siguiente a la oficina dispuesta a contarle a Elo mi impedimento para el salto pero cuando me acerco veo que está acompañada. Es César, un ex compañero de mi anterior trabajo, que apenas me ve grita mientras me abraza:
— Veritaaaaaa!!!! Le estaba diciendo a Elo que seguro te sorprendías al verme acá!
— La verdad que sí, cómo estás? Venís al curso de Marketing digital?
— Exacto. Cómo andás querida? Qué es de tu vida? Te casaste o no?
Me sorprende su repentina pregunta pero es demasiado temprano como para ser creativa con mi respuesta así que me limito a decir:
— No.
César la mira a Elo y afirma resignado:
— No la ubicamos más a Verita!
Yo esbozo media sonrisa pero que solo es un reflejo del nudo que se genera en mi estómago. Parece que mis kilos de más y mi soltería son trending topic por estos días.
Con una excusa cualquiera, dejo atrás a César y me encierro en mi oficina. Me da bronca empezar la mañana angustiada. Me reclamo darle tanta importancia al tema cuando en realidad así como estoy soy feliz. No se si una cosa anula la otra pero me concentro en pensar cuáles son las cosas que me hacen bien aun sin poder compartir la vida con una pareja.
Agarro el taco de papeles de colores del escritorio y escribo:
Lo pincho en el corcho y sigo pensando en todo eso que, a pesar de la soltería y los kilos de más, está bien en mi mundo:
Ver Cuando Harry conoció a Sally cada vez que la pasan en cable
Pintarme las uñas a la 1 de la mañana
Amar Nueva York como si fuera un familiar
Lograr sacarle las manchas a los manteles
Hablarle al gato y que me guiñe un ojo
Conservar la carpeta con los papeles de carta de mi infancia
Que quedemos con mis papás que no vamos a pedir postre y terminemos en la heladería con un cucurucho cada uno.
Angustiarme cada vez menos cuando no me entra el talle más grande de jean de un local
Entenderme con mis amigas con una mirada
Pensar en los besos que dí y los que vendrán
Que esté dando resultado la depilación definitiva
Hacer degustación de cremas humectantes hasta encontrar la que más cumpla su misión
Pensar que el salmón es un color hermoso pero saber que me hace muy pálida
Lavar los platos cantando a los gritos todos los temas de “Dónde están los ladrones?”
Pensar que algún día voy a conocer Grecia
Emocionarme cuando saco una buena foto
Poner lamparitas en el balcón para inaugurar la primavera
Tener milanesas de pollo en el freezer
Acordarme de cuando jugaba a las cartas con mi abuelo y me dejaba ganar
Saber cuándo se usa el “Ahre” pero entender que ya no tengo edad para usarlo
Que no me guste el mate y mis amigas me quieran convencer de tomarlo cuando merendamos
Que a mi hermano se le esté pegando el acento español
Haber aprendido a maquillarme los ojos esfumados
Chusmear con mis compañeros en la cocina del trabajo
Haber arreglado el control remoto que no andaba hace 6 meses
Aprender de a poco a juzgar menos y querer más a Yeye
Haber logrado no emborracharme más con la primera copa de vino
También me hace feliz poder sortear la sensación de fracaso y soledad sin sentir que es un abismo del cual tengo que trepar para salir.
Hoy no empiezo de cero ni hago borrón y cuenta nueva. Hoy continúo disfrutando de mi felicidad, buscando con quién compartirla.
¿Querés saber quién soy y por qué escribo? Leé Yo soy Vera
