Solo tenés que volver a mí

Vera Ricerca
El juego del paquete
5 min readMay 22, 2019
Imagen de autoría propia

Lo único que tengo que hacer es respirar.

Cuántos segundos faltarán para que Nico me diga lo que me quiere decir? Uno? Tres? Respirar, usar los dos pulmones en su máximo rendimiento posible para estar preparada para lo que venga, sea bueno, malo o insípido.

Lo estoy logrando, inhalo y exhalo como si lo hiciera todo el tiempo y como si todos los días alguien me dijera:

—Verita, tenía ganas de que nos veamos hoy porque quería decirte algo.

— Qué?

— Yo se que desde que nos conocimos yo estuve con mil cosas, entre lo de mi renuncia al laburo, los viajes a Rosario, los quilombos en mi familia… pero quería que nos veamos para decirte personalmente que me gusta mucho verte y estar con vos y que me encantaría que desde junio, cuando vuelvo, podamos vernos mucho más seguido y fluido.

Escuché sesenta palabras con apnea (Ok,-Verita,-ahora-reaccioná,-volvé-a-respirar-y-contestale-algo-coherente-que-va-a-pensar-que-sos-una-momia!).

Quizás para mucha gente sea la conversación más normal del mundo. Para mí no lo es. Es un momento que significa mucho para mí: el hombre que me gusta no solo siente lo mismo por mí sino que me lo dice y me habla de ganas de un futuro juntos.

Seguido y fluido

Que lindo suenan esas palabras fusionadas con su sonrisa. Que linda suena la ilusión de las ganas compartidas.

Percibo ahora que mi respiración está especialmente calma, como cuando las cosas suceden como uno quiera aunque las probabilidades de que así ocurriera fueran ínfimas.

También es la serenidad de sentir que, por fin, ya no soy la que nunca logra lo que quiere, que eso de ser correspondida también es para mí.

No es cuestión de hacerle notar que no me pasa algo así desde hace 368 años, tampoco quiero reaccionar como si fuera lo más cotidiano del mundo tener esta conversación, así que lo miro fijo, sonriente y calma y, mientras le acaricio la cara le contesto:

— A mí también me encantaría eso. Me gustas mucho.

Se le ilumina la mirada y nos quedamos así, mirándonos el uno al otro por varios instantes, eternizando el momento de sincronía total.

Los besos que llegan son más intensos que de costumbre. Nuestros cuerpos son cada día menos extraños y más miméticos. Parece que tuviéramos los sentidos más despiertos que nunca. Toda la escena es digna de un final de temporada de serie romántica que pasan en el horario de protección al menor.

Terminamos abrazados en la cama. Me acaricia la cabeza y confiesa:

— Te juro que no te pedí que vengas para esto, eh! Pero sos irresistible, Verita.

Me río y acoto:

— Nene! Te vas por dos semanas y no pensabas tener gran despedida gran?

Ahora nos reímos juntos, nos abrazamos más fuerte y hablamos de nosotros, de lo que nos gusta del otro.

— Ya se que es lo que mejor resume lo bien que la pasamos juntos: todavía no tuvimos la necesidad de hablar de series!

Se sorprende con mi observación y emite una carcajada que me hace tentar a mí. Entre risas seguimos filosofando sobre lo entretenidos y divertidos que estamos el uno con el otro.

Miro la hora y mi risa se interrumpe:

— En un ratito me tengo que ir.

— Entonces hacemos un tecito antes de que te vayas, -dice mientras sale disparado para la cocina con el jean en la mano para ponérselo en el camino.

Me visto y le sigo los pasos. Está cortando un muffin de arándanos para compartir juntos.

— Mirá lo que tengo para culminar la despedida!

Me muestra risueño una caja de te con sabor a gin tonic, que trajo de su último viaje a San Pablo.

— Cómo es que en pocas semanas pasamos de la degustación de gin tonic real a la merienda con te de gin tonic?, -pregunto mientras meto los saquitos en las tazas.

— Somos todo terreno, viste? Tomá, llevate unos saquitos para tu casa.

Brindamos con las tazas y hacemos un repaso por sus preparativos pre-viaje. Me cuenta que la hija, su amigo y su hija, llegan mañana de Rosario a la mañana y a la noche sale el vuelo.

Se lo ve feliz por tener la oportunidad de volver a pasar mucho tiempo con la hija, que está terminando el colegio secundario y él sabe que es un momento de grandes cambios para ella y quiere estar muy presente para acompañarla en todo.

— Qué va a hacer el año que viene?

— Quiere estudiar diseño gráfico.

— Acá en Buenos Aires?

— No, obvio que se lo propuse y yo me muero de ganas de que venga y vivamos juntos acá… pero prefiere quedarse en Rosario.

Como el último pedacito de muffin y pienso en las distancias. La de él con sus hijos y la sensación latente que tengo de que vuelva a vivir a Rosario para estar con ellos. La de nosotros los próximos quince días, con ganas de reencuentro.

Me tengo que ir y ofrece acompañarme al auto. Mientras bajamos en el ascensor me acaricia el brazo y me pregunta:

— Qué querés que te traiga de allá?

Otra vez el impacto de lo insólito. Parece que en serio me quiere ver cuando vuelve. No se por qué pero es como si no lo terminara de creer y necesitara reforzar el concepto en mi mente.

— Nada! Solo tenés que volver a mí.

Me mira con ternura y me besa. Caminamos algunos metros hasta el auto.

— Bueno, Verita, te escribo desde allá, cuidate mucho.

Ahora nos abrazamos y nos damos un beso corto pero intenso. Me mira mientras subo al auto y empieza a caminar mientras me saluda con la mano.

Manejo con una sonrisa imborrable. Pienso que “Si, se puede”, “Si lo deseás fuerte, sucede”, “El que da cosas buenas, recibe cosas buenas” y miles de frases hechas que odio pero que parecen estar rodeándome, como si salieran de las rendijas de la calefacción del auto.

Estoy donde quiero estar, sin dejar de ser quien quiero ser. Eso me llena de felicidad y casi que logro vivirla sin sospechas, o al menos con menos recaudos.

No pienso atravesar los próximos quince días como una Penélope que solo se dedica a esperar. Voy a vivir mi hermosa vida como tal: mía y hermosa. Con el agregado de sentir que, quizás, pronto voy a tener con quien compartirla.

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Soy Vera y publico esta y otras historias en mi blog El Juego del Paquete. Te invito a leerlo desde el comienzo, aquí.

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Vera Ricerca
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Soy feliz a pesar de saber que en el mundo hay reptiles, medias sucias y mermelada cítrica. Escribo en el blog El Juego del Paquete. elblogdevera@gmail.com